Sí, es verdad. He deseado ser hombre y no una, sino varias veces. Y no porque quiera tener un pene para cogerme a la que me de la gana, aunque confieso que debe ser liberador coger con quién desees (mutuo acuerdo) sin que te llamen PUTA, ZORRA, PLAYO o TREPADORA.
He deseado ser hombre porque…
Si hubiera sido hombre, entre los 8 y 20 años, no habría estado expuesta a tantos penes y toqueteo; probablemente solo habría visto los penes de mis amigos jugando a quien lanza el semen u orín más lejos.
Si hubiera sido hombre, a los 15 años después de bajarme la ‘regla’, me habrían dejado seguir jugando con varones. Tanto que me gustaba jugar la muralla china.
Si hubiera sido hombre, a los 18 años, el dentista no me habría encerrado en la clínica y toqueteado mis pechos.
Si hubiera sido hombre, a los 22 años, esos dos motorizados no me habrían levantado por el culo porque según ellos «me miraba bien rica como para darme».
Si hubiera sido hombre, siendo esposa, el fracaso de la relación no sería culpa mía por “histérica, loca y hasta celosa».
Si hubiera sido hombre, siendo divorciada, sería creíble que lo dejé porque no lo aguantaba y no cargaría con el cliché de «esposa abandonada».
Si hubiera sido hombre, desde que tengo conciencia hasta mis 36 años, no tendría que aguantar palabras como “que ricas tetas”, “clase bicho”, “mámamela” de sujetos asquerosos que pululan en la calle y el mundo.
Si hubiera sido hombre, siendo padre soltero, sobrarían las manos para ayudarme porque sería macho y no sabría cómo cambiar pañales; sería un ejemplo entre miles de hombres; y hasta sería más atractivo al sexo opuesto.
Si hubiera sido hombre, siendo un padre irresponsable, nadie me lo reprocharía; no me juzgarían y en cambio podría seguir poniendo y dejando hijos regados sin asumir mis consecuencias.
Si hubiera sido hombre, siendo padre profesional, no tendría miedo que me corrieran cada vez que el niño se enferma; tampoco lidiaría con el clavo de que la niñera no llegue o que no abran el CDI; ni me estresaría pensar con quién dejo al niño cada vez que salgo del país.
Si hubiera sido hombre, un viernes por la noche en un bar, nadie me preguntarían con quién dejé al niño, porque sabrían que está con su madre y es su deber cuidarlo, mientras yo me relajo.
Si hubiera sido hombre, siendo soltero, no sería una “solterona fracasada”, sería más interesante, atractivo y hasta «el pobre hombre» no comprendido.
Si hubiera sido hombre, siendo violento, siempre me disculparían porque seguramente «mi mujer» me provocaría con alguna actitud reprochable o porque andaba de ‘turra’; o simplemente ella se lo buscó.
Si hubiera sido hombre, siendo infiel, mis amigos me encubrirían, no me juzgarían, ni me harían sentir culpable, en todo caso, quisieran ver ‘el culito’ que me andaría echando.
Si hubiera sido hombre, siendo persona, no cargaría con la culpa social de ser mujer.
Pero no soy hombre, soy mujer, tengo un par de tetas y una vagina, que supongo son las razones por las que el mundo me (nos) trata diferente. Por eso quisiera que en estos #16days de activismo contra la violencia hacia las mujeres, invitarlos a reflexionar como mujeres y hombres parte de esta sociedad.
En especial quiero invitar a mis amigos varones a reflexionar sobre las actitudes machistas. Pienso debe ser difícil, porque si hubiera sido hombre, seguro no quisiera perder mis privilegios sociales, pero háganlo por sus madres, hijas, hermanas, primas, sobrinas, porque la violencia no distingue.
Y a ustedes mujeres, que seguro más de una de estas experiencias han vivido, las invito también a dejarnos de volar verga entre nosotras, denigrarnos, violentarnos, reproducir prejuicios y estereotipos, sino que las invito a volar en libertad o como dicen que cada quién haga de ‘su culo un barrilete’.
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