Perfiles

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Irreverencia a ritmo de rap
Majo y Mafe
Las jóvenes raperas nicaragüenses, Majo y Mafe. Carlos Herrera/ Niú

Dos nuevas raperas están irrumpiendo en la escena del hip-hop nicaragüense. Majo y Mafe critican con sus líricas al machismo y a la clase política nacional

La primera vez que Majo y Mafe rapearon en un escenario fue un 14 de febrero. Tenían apenas una canción feminista en su repertorio, un video amateur medianamente famoso y los nervios de quien jamás había cantado frente al público. De aquel día, recuerdan las ovaciones que escucharon cuando terminaron de recitar sus líricas, versos que apelaban a la libertad de las mujeres que pertenecen al hip-hop, una subcultura todavía marginada en Nicaragua y en la que predominan los hombres.

Todos esos comentarios machistas se me deslizan,
Y no me va a engañar nunca una falsa sonrisa,
¿No te gusta lo que ves?
Entonces cambia de programa,
Esto es rap femenino,
No basura pa’ tu brama.

María Fernanda Carrero, de 19 años, y María José Urbina, de 22 años, tenían sus metas claras. Denunciarían las injusticias del sistema, especialmente las perpetradas por la clase política, el gobierno de turno o la policía. Dirían en canciones lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir. Se rebelarían contra el machismo y la hipocresía. Serían, a su corta edad, la voz crítica de la comunidad universitaria.

Después de aquel debut, han venido ganando notoriedad. No sólo aparecen en artículos de medios nacionales, sino que portales extranjeros –como Polifonia Periférica (Brasil)– promueven su trabajo, colocando al país en la escena del arte urbano internacional. Las jóvenes ya cuentan con casi 3 mil  seguidores en su página de Facebook y sus videos han sido reproducidos hasta en seis mil ocasiones. Aunque no tienen recursos económicos para sacar un disco al mercado todavía, sueñan con lograrlo.

El barrio, punto de encuentro

Majo y Mafe se hicieron amigas porque se interesaron en el hip-hop. Se habían conocido en el Hogar Zacarías Guerra, ubicado en la Colonia Centroamérica de Managua, pero fue hasta que coincidieron en una “pinta” de grafitis en el Barrio Monseñor Lezcano que platicaron por primera vez. Esa conversación marcó el inicio María José y María Fernanda como dúo.

https://youtu.be/2HL_bKhphCg

“Estábamos entre bróderes. Hablamos de lo bueno que era que nos dedicáramos a pintar, porque en Nicaragua hay muy pocas grafiteras. También hablamos de que tampoco había tantas raperas. Nos dimos cuenta que a las dos nos gustaba el rap y sobre todo escribir algunas estrofas”, explica María José, una joven delgada y tímida que antes de ser rapera le gustaba el rock de líricas agresivas.

Después de ese encuentro, Facebook contribuyó a cultivar su relación artística.

– Yo me di cuenta que a Mafe le gustaba el rap porque posteaba rimas en su muro – confiesa María José
– ¡Toda mierda fue por Facebook! – ríe Mafe, moviendo su cuerpo y sus manos de un lado a otro con la confianza que emanan las raperas que vemos en televisión.

La primera “rola”

De ese intercambio en redes sociales surgió la idea de grabar una canción juntas. Así nació “Soy mujer y soy capaz”, la misma “rola” que cantaron por primera vez ante un público joven, en un evento del Centro Nicaragüense Norteamericano (CCNN), institución que ha abierto sus puertas a la comunidad del hip-hop nacional.

“La escribimos y la grabamos toda chapiolla. Subimos el video a YouTube, así, todo borroso. Como a los cuatro días el video tenía un turcazal de reproducciones, con gente preguntándonos si en realidad rapeábamos y compartiéndolo en Facebook. Los bróderes de la escena, los b-boys, los raperos, diciéndonos que qué bueno que nos lanzáramos a esto”, recuerda María Fernanda.

“La escribimos y la grabamos toda chapiolla. Subimos el video a YouTube, así, todo borroso. Como a los cuatro días el video tenía un turcazal de reproducciones, con gente preguntándonos si en realidad rapeábamos y compartiéndolo en Facebook. Los bróderes de la escena, los b-boys, los raperos, diciéndonos que qué bueno que nos lanzáramos a esto”, recuerda María Fernanda.

Lo siento sociedad
Soy yo, este es mi estilo,
Denim, ropa ancha,
en mi pasarela desfilo.
No me gustan los piropos,
Pues no visto pa’ tu brama
Yo exijo respeto,
Como lo exige cualquier dama.

Pasión vs. Rebeldía

Convertirse en raperas y grafiteras no fue fácil para Majo y Mafe. Primero, porque aunque sus colegas les brindaron el apoyo para desarrollar su arte, sus compañeros de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) –recinto donde ambas estudian– no las comprendían. “Me decían: ¡Ves! Ya andás pintando, rapeando, en las calles (…) A mí no me gustaba porque lo menospreciaban. Lo miraban como algo menos importante para la sociedad”, lamenta María José.

Los padres de ambas también se mostraron escépticos. La madre de Majo, por ejemplo, pensaba que el amor de su hija por el hip-hop sería pasajero. Pero luego se dio cuenta que formaba parte de un estilo de vida que ella quería desarrollar junto con su carrera. Egresada de la licenciatura en Diseño Gráfico, la joven trabaja como diseñadora para una cadena de comida rápida. Dedicará este año para realizar su proyecto de grado. Conseguir su título es una prioridad, así como probar a la sociedad que ser rapera y grafitera no es el equivalente de ser un vándalo.

Carlos Herrera | Niú

De este dúo, Mafe es quien confronta a la clase política de Nicaragua. La joven asegura que en su país están sucediendo cosas que les indignan y sienten el llamado a denunciarlo a través de su arte. “Lo que la gente no ve en las noticias lo tiene que escuchar por medio de nosotras (…) Son cosas que vemos como jóvenes”, resalta. En la canción “Necesitamos”, critica a los políticos desde la óptica de una universitaria.

Políticos que nos pintan un mundo rosa,
Yo no miro, ¿o será que tengo la vista borrosa?
Estoy aquí para decir (aunque se enojen)
Que el que siembra injusticias no es maíz lo que recoge.

María José también critica el populismo del gobierno de Daniel Ortega.

Presidente, ya es mucha la hipocresía,
Ahora están llorando los que antes se reían.
¿Un bono solidario? Eso no es suficiente,
Eso no compra al pueblo, no sean inconscientes.

María Fernanda admite que su padre no está de acuerdo con la pasión que siente por el rap y teme por el contenido de sus líricas. “Mi papá me dice: ¡allí te van a verguear esos sandinistas por lo que andás escribiendo!”, relata. Pero las ganas de hacer rap protesta son más fuertes que la intimidación que el gobierno podría implantar en las voces críticas como la suya.

Un arte transgresor

A pesar del duro inicio, Majo y Mafe conquistaron a sus amigos y profesores con su talento. María Fernanda Rizo, compañera de Mafe y editora de la revista universitaria Graph, explica que lo que más le gusta de estas raperas es que hablan sin tapujos. “No tienen pelos en la lengua. Dicen lo que sienten, se expresan sin ningún problema, sin importar quién las vaya a escuchar o criticar”, afirma.

Si bien es cierto que para muchos el grafiti es sinónimo de vandalismo, desde la academia algunos resaltan el valor de este tipo de arte. Miguel Ángel Bonilla, docente de Historia del Diseño de la UPOLI, explica que el grafiti surgió en Nicaragua en los años sesenta, cuando los jóvenes de la época sintieron la necesidad de expresarse contra la dictadura de la familia Somoza plasmando mensajes en las paredes.

https://youtu.be/WEKMSkYAagk

El profesor aclara que aunque aquellas no eran el tipo de “pintas” que vemos en la actualidad, esos mensajes constituyen un antecedente del grafiti contemporáneo que Majo y Mafe desarrollan. Bonilla también hace hincapié en que la gente que se siente atraída por este arte es sensible a lo que sucede en la calle. “Es una forma de expresarse, lo único es que ellas están un más cultivadas que la mayoría porque tienen preparación académica”.

Para ellas, dedicarse al rap se dio de forma natural. María Fernanda manifiesta que cuando un joven pinta grafitis o baila breakdance sabe de rap porque “anda en la jugada”. Así, las expresiones artísticas de esta comunidad influyen en la creatividad de cada uno de sus miembros y crea un ambiente de camaradería. Entre ellos, el apoyo parece ser mucho mayor que el que podrían brindar empresas privadas o entidades gubernamentales.

“A nosotros nadie nos apoya en los eventos. Los creamos nosotros mismos y nuestros pasajes (de transporte colectivo) salen de las actividades que organizamos. En ese sentido creo que tampoco lo necesitamos, pero no sería mala idea que vinieran y nos ayudaran a tener una tarima, sin tener que estar promocionando su partido político. Sería más que todo una ayuda para jóvenes”, sugiere Mafe.

Hasta la fecha, el único apoyo artístico que han tenido proviene de unos jóvenes de Boaco propietarios de un sello discográfico llamado “Platinum Records”. Majo y Mafe escriben sus canciones por separado en sus casas, en el bus o donde surja la inspiración. Luego se juntan en algún punto de Managua para crear los coros, graban sus canciones en el estudio y las cuelgan en SoundCloud o Youtube. Ambas confiesan que les gustaría sacar un álbum al mercado en el futuro cercano. Y no sólo uno, sino “un cachimbo”.

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