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Jonathan Loáisiga por brillar en NY
Ilustración: Juan García | Niú

Con solamente 23 años rompió el embrujo de ver a un nica vestir el icónico uniforme a rayas de los Yankees

Jonathan Loáisiga se bate en duelo buscando la forma que comulgue con su estilo, emulando el verso primigenio que escribió Rubén un montón de años atrás. “Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo”, dijo el poeta en “Prosas Profanas.” Y Loasiga después de ser eclipsado por una lesión luego de una distensión en el manguito rotador, está consiente que la voluntad perpetua sumada a la oportunidad es clave para coexistir dentro de la rotación neoyorquina.

El primer nica-yankee

Con solamente 23 años rompió el embrujo de ver a un nica vestir el icónico uniforme a rayas de los “Mulos de Manhathan”. El derecho y novel montículista sumó temple, serenidad y arrojo en su debut hace un año. Esos atributos exhibidos le añaden un valor inhabitual. Sus lanzamientos oscilan las 93 y 98 millas por hora junto a una curva desconcertante, una recta eriza vellos y un cambio que mejora día tras día. Junto a Dennis, el chico punteó la más alta calificación en un arranque para nicas.

Un trío como telón

Mientras el país se mancha macabramente con sangre inocente y el drama humano que viven seis millones de nicaragüenses se multiplica drásticamente, Jonathan junto a Cheslor Cuthbert y JC Ramírez ponen el genuino telón de fondo que merece un país con tradición beisbolera azotado por una barbarie sin precedentes en su historia.

Una historia de aciertos poéticos desde la aparición de Darío. A pesar de su pobreza y rezago social sigue siendo una nación inmensamente rica culturalmente. Sobresale por ejemplo, la espléndida estirpe musical de los Mejía Godoy.

El punto de inflexión a la crisis actual en Nicaragua parece no llegar. Sin embargo ese trío de pinoleros logran de cierta manera conseguir una pausa para un país aquejado por el estallido social que ha volcado a multitudes en protesta desde la reforma al INSS.

Un salto a la cumbre

Jonathan, oriundo de “Las Sierritas” es el pelotero número dieciséis que produce Nicaragua y a pesar de sus repetidos descensos a ligas menores es una especie de símbolo dentro del contexto actual porque con su salto al mejor béisbol del mundo cobra vida la frase: “hay personas capaces de inspirar y asociar a otras con su sueño.”

El llamado de Aaron Boone manager de los Yankees parece inminente. Nada más estimulante en medio del caos y el dolor; que ver a uno de los nuestros emerger dentro de los escombros sentimentales que vive Nicaragua tras días de luto.

Con 24 años su proceso de depuración continua… Debe trascender por sus vastas habilidades y la “nota poder” que alcanzan sus disparos. Este nuevo chance disfrazado de crisis debería empujarlo de nuevo a las Grandes Ligas, con enfoque, siempre autoexigido, y listo para ensanchar su dominio sobre los rivales.

¿Volverá?

Esta plenamente demostrado que tropezar es irreversible, pero el muchacho deberá encarar su retorno como un punto de partida hacia la consolidación, creciendo a partir de sus errores. Posee todas las herramientas para mostrar su capacidad a medida que el escenario y las exigencias se hacen cada vez mayores. Es evidente su evolución ante el rigor que impone la élite.

Su progreso lo tiene ahí, dentro de una organización como la de los Yankees. Y aunque naufragó en su más reciente aparición lanzando en Triple A -si la recuperación es óptima- reaparecerá dando claras lecciones de que hay madera preciosa para hacer con él una embarcación insumergible como el arca de Noé.

Leyendo la obra de Andrew Roberts: “Una vida”, sobre Napoleón, me quedó rebotando una frase que dice: “Pertenezco a una raza que funda imperios.» Jonathan está dentro de uno; espero que su historia se agigante y sea tan majestuosa como “El Arco del Triunfo” en París.