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JR: El scout que disfrazándose de pollo se descubrió como comediante

JR visto por PxMolinA

José Ramón Quintanilla descubrió su vocación de comediante en un restaurante de comida rápida. Después trabajar disfrazado de pollo para entretener a los niños, supo que divertir a la gente era lo suyo. “Eso me cambió la vida», asegura.

JR, como popularmente se le conoce, tiene en su vida historias más graciosas y dramáticas que las de los personajes que crea e interpreta. Desde que saltó a la televisión en noviembre de 2006, el éxito de este nicaragüense ha ido en ascenso. En 2017 se enfocó en producir contenido como youtuber, y en tan solo diez meses consiguió posicionarse como uno de los más populares y con mayor número de seguidores en Centroamérica, tanto así que en enero de 2018 dejó la pantalla chica. Sus parodias musicales están sonando en emisoras radiales en 15 ciudades de Estados Unidos y a sus videos han reaccionado cantantes famosos como Marc Anthony, Prince Royce, Becky G y Bad Bunny.

José Ramón Quintanilla nació el 20 de agosto de 1978 y creció en el Reparto Schick, uno de los barrios más peligrosos de la capital por sus altos índices de delincuencia y pandillas. Allí se prometió salir adelante, pero no le fue fácil. A inicios de la década del 2000 fue despedido de un programa radial de comedia por “ser malo”, y hoy a sus 39 años, aún sin llegar al punto más alto de su carrera artística, afirma “pienso hacer comedia hasta que me muera”.

Esta es su historia, la poco conocida

El Reparto Schick

Aunque JR creció en el Reparto Schick, asegura que nunca se sintió parte del barrio. Especialmente en los años 90, cuando era un adolescente y sus vecinos comenzaron a ofrecerle cigarrillos y alcohol, y él prefería encerrarse en la casa o irse a practicar deportes.

“Yo me dedicaba a hacer cosas positivas como estar en los Boy Scouts. Estudié en un colegio de monjas toda mi vida, y esa formación me ayudó a mí para alejarme del mundo de las drogas en una época muy difícil”, recuerda el comediante.

En el Reparto Schick. De izquierda a derecha: José Ramón Quintanilla «JR», Eduardo Abea (amigo y vecino) y Carlos Quintanilla (hermano de JR). Foto: Cortesía

Desde niño siempre fue necio, dinámico, hiperactivo y “demasiado intenso”. Participaba en todo lo que podía, pero también era distraído. En vez de poner atención escribía poemas y hacía dibujos, que más de una vez motivaron su expulsión temporal del colegio.

Su mamá, Martha Quintanilla, recuerda que JR entraba al inodoro y se ponía hablar simulando que estaba con otra persona e inventaba historias en una especie de monólogo. El comediante lo recuerda, sonríe y cuenta:

“Mi mamá me decía: ¿estás loco vos jodido? ¿aaah? ¿Estás loco que estás hablando con las paredes?”.

“Siempre fue creativo, inteligente, bueno en la escuela y le gustaba hacer mandados”, señala Martha, quien además recuerda que una vez lo envió a comprar un cilindro de gas al mercado y regresó con el «cuento» de que lo habían asaltado con cuchillo para robarle el cilindro.

26 años después, el comediante confesó en uno de sus sketches que le mintió a su mamá, que lo que en verdad sucedió fue que un hombre lo engañó diciéndole que él cuidaría el cilindro mientras el niño iba a consultar el precio del gas donde el distribuidor, y cuando JR, de 10 años, regresó ni el tipo ni el cilindro estaban.

En la fotografía de la izquierda JR tenía cuatro años y con ella ganó un concurso llamado «El niño Kodak». Foto: Cortesía.

La adolescencia de José Ramón Quintanilla fue marcada por dos eventos: el viaje de su mamá hacia Estados Unidos y la ausencia e indiferencia de su papá. JR es el mayor de cinco hermanos, a quienes Martha mantenía, por eso se marchó a Miami en 1990 cuando su hijo mayor tenía 12 años. “Mi madre tiene todo mi respeto y mi cariño pues no es que nos abandonó, sino que se fue en búsqueda de una mejor vida, pagó mi universidad, me pagó todo”, expresa.

Fue criado por su bisabuela, a quien considera como su mamá, y asegura que a ella le debe la fe inquebrantable que tiene en Dios, su conducta y sus buenos valores.

Desde que su mamá emigró a Estados Unidos, JR era el “fachento” del barrio, el que “se las daba”. O al menos eso pensaban sus vecinos, porque él era «apartado».

A JR le gustaba vender caramelos y paletas en el colegio. Vendía sus zapatos en desuso, mochilas y ropa que le enviaba su mamá, “pero no era como para fumar o vagancia, era para andar dinerito”, comenta. Él admite sentir una gran pasión por los negocios: hoy vende camisetas, cuadernos, cajas de fósforos y aprovecha cualquier oportunidad para monetizar su imagen.

El Boy Scout implacable

En cada actividad en la que se ha involucrado, JR busca ser el mejor, hasta llevar su pasión a la delgada línea que divide la cordura y la locura.

Al cumplir los 14 años entró a los Boy Scouts, una de las mayores organizaciones juveniles en el mundo que fomenta la práctica de valores, el desarrollo del carácter, y la autosuficiencia a través de la participación en actividades educativas, deportivas y de voluntariado social.

Cuenta que fue el más “exagerado” en lo que hacía para destacarse. Su uniforme, con 16 medallas, testificaba la “intensidad” de su disciplina y el reconocimiento a las hazañas que realizaba en diferentes actividades.

José Ramón Quintanilla «JR» (al centro) en una competencia de natación en El Salvador en 1994. Foto: Cortesía

Pero en una tarde de campamento una broma le costó su sanción, la anulación de todas sus medallas y un viaje a Ámsterdam que había ganado por su compromiso incomparable.

«En una jodedera estábamos jugando con los bróderes y andaba un perro en el campamento, yo me quité la camisa y les dije a mis amigos, oe, oe, vamos a disfrazar a este perro de boy scout y me vieron los líderes de la tropa”, recuerda el comediante.

También, dice, fue un gran nadador. Su papá vivía en Rivas y viajaba a visitarlo de vez en cuando. Durante sus cortas estancias en esta ciudad aprendió a nadar en las costas de San Jorge. Luego se motivó para practicarlo como una disciplina deportiva y conquistó dos medallas, una de plata y otra de bronce durante una competencia en El Salvador en 1994.

Del disfraz de pollo a la radio

Tras su bachillerato decidió estudiar Comunicación, convencido de que tenía las cualidades, actitudes y habilidades necesarias para esa profesión. Paralelamente comenzó a trabajar como mesero en un restaurante de comida rápida.

Los primeros recuerdos de Jimmy Quintanilla, su hermano menor, son de JR regresando del trabajo y llevándolos a pasear. De esa manera el comediante cubrió la ausencia de sus padres.

Luego le llegó la oferta de usar un disfraz de pollo para entretener a los niños en el mismo restaurante. Así supo que era feliz cuando los demás se reían.

José Ramón Quintanilla «JR» junto a un compañero de trabajo cuando laboraba como mesero en un restaurante de comida rápida. Foto: Cortesía

“Cuando me ponía ese traje y los niños gozaban, es lo mismo que pasa hoy en día, yo siempre me pongo un disfraz como la Chelona, Agapito Díaz, Servando Samuel, y los niños me aman, me abrazan y eso me llena de mucha satisfacción”, manifiesta.

Al terminar la carrera buscó un trabajo en los medios de comunicación. Fue entonces cuando conoció a Reynaldo Ruíz, su compañero de comedia y con quien saltaría a la fama nacional con el programa televisivo NNN, Nicaragua News Network, en noviembre del 2006.

“Lo conocí en la radio Power 96 en 1996. Yo ya trabajaba ahí. Él llegó a buscar trabajo de locutor y teníamos un espacio disponible que se llamaba Score de Fin de semana”, recuerda Reynaldo Ruíz.

Un año más tarde JR se fue a Radio Universidad y en 2001 volvió a encontrarse con Reynaldo, esta vez como compañeros en las radios del grupo Coasa. Duró tres meses y fue despedido, pero le brindaron otra oportunidad al año siguiente.

JR confiesa que en su infancia y juventud consumió muchos programas de comedia. Eugenio Derbez, Cantinflas y Chespirito; Amado Felipe, interpretado por Valentín Castillo, y José Manuel Poveda conocido como “La Dorita”, fueron algunas figuras que lo inspiraron.

Su bisabuela era Modestana Isabel Cerda y murió a los 101 años. Ella lo crio. Foto: Cortesía

“Yo era súper fan de la Dorita, y era tan fan que inventé un programa de radio para trabajar con él, y se llamaba Las Tapas de la Dorita, en la radio La Buenísima”, detalla JR.

Este show realizado por Reynaldo, “La Dorita” y JR, duró cerca de un año, porque fue un fracaso. “Rey y JR” eran malos imitando voces y haciendo comedia. No hubo otra salida más que cerrarlo.

“Gracias a Dios que nos corrieron, gracias a Dios”, exclama JR y añade “fijate que no sabíamos imitar voces y después de eso me convertí en monstruo creando voces”.

De esa etapa «La Dorita» recuerda que les enseñó cuestiones técnicas del teatro, cómo construir personajes, sobre el maquillaje y cómo perder la pena en el escenario. “De pronto estaban con ganas de hacer su programa de televisión”, afirma.

Además, recuerda a JR como “un muchacho bastante despierto, dinámico y polifacético” a quien le gustaba la radio y hasta era poeta. “El defecto que tenía es que se me robaba el almuerzo y se lo comía. Siempre fuimos buenos amigos”, finaliza.

International News Network

Tras el cierre del programa radial, Reynaldo y JR se propusieron crear un proyecto de televisión y concretarlo les tomó cerca de cuatro años.

Eriberto Levín, era el dueño de la productora audiovisual Erimotion, donde ambos comediantes colaboraban para anuncios comerciales. Ellos le presentaron la propuesta de hacer un programa televisivo que, después de muchas reuniones y con las ideas de su amigo Germán Pomares, se convirtió en NNN, que más tarde sería INN, International News Network.

Era un formato tipo noticiero en el que parodiaban el periodismo, a la gente común y a los políticos nicaragüenses. Reynaldo recuerda que aprovecharon el contexto de la campaña y elecciones presidenciales de Nicaragua en 2006 para arrancar con el «pie derecho».

La popularidad del programa no tuvo discusión. Antes de la revolución de las redes sociales, se vivía la época del «pirataje» de contenidos de entretenimiento, que se vendían a través de DVDs. Así se convirtió el programa en un producto de exportación para los nicaragüenses en el exterior.

En cada una de sus etapas, INN se transmitió en diferentes canales nacionales y se mantuvo al aire hasta enero de 2018. Hace un año, oficialmente, la carrera de JR y la de Reynaldo tomaron rumbos distintos.

Reynaldo revela que desde 2013 ya no estaban juntos y la gente no se daba cuenta. Él se mudó a Estados Unidos durante tres años y producían sus sketches por separado. “Un día nos dimos cuenta que no debíamos continuar diciendo que estábamos juntos si no lo estábamos”, explica.

Al preguntarle a JR el motivo de la separación admite: “Sentí que cada quien tenía un estilo de humor y una necesidad de crecer diferente”.

Reynaldo, por su parte, afirma que los sueños y la carrera de JR eran muy diferentes a la suya. “JR es un hombre con un corazón muy grande, un poco avaro, pero con el corazón bien grande. Es el hermano que nunca tuve”, confiesa.

JR y Reynaldo Ruíz, comediantes de INN, International News Network. Foto: Cortesía

El Youtuber

JR pensó en YouTube como el medio para llevar sus parodias a los nicas en el extranjero, «pero un día llegaron los mexicanos a mi vida, y eso lo cambió todo», asegura.

El comediante confesó a Niú que el 21 por ciento de las personas que consumen su trabajo son mexicanos. Los nicaragüenses representan el 23 por ciento. El resto, en su mayoría, es gente proveniente de Estados Unidos, El Salvador y Costa Rica.

Las reproducciones de sus videos en YouTube ahora se cuentan por millones. Uno de ellos alcanza hasta casi los 30 y es el más viral que ha producido. Ese fue su impulso al éxito, de la mano de su personaje favorito: Agapito Díaz.

“Agapito soy yo, porque es una persona que le gusta salir adelante y le gusta trabajar”, confiesa.

Sin embargo, cuando todo parecía ir bien, la mañana del 17 de julio de 2017 despertó para vivir la experiencia más amarga de su carrera profesional.

A eso de las ocho de la mañana transmitió un video en vivo a través de Facebook desde la oficina de su casa. Se notaba preocupado, tenía los ojos llorosos e insistió en que era verdad lo que a continuación diría. Se tomó un tiempo y expresó: “tengo una mala noticia”. Hizo una pausa. Estaba nervioso. Bajó su rostro, mordió su suéter y lamentó: “no jodás tanto que me ha costado”. Respiró para sostener su voz quebrantada y contó: “Me hackearon el canal de YouTube”.

Según el comediante, se trataba de un hacker de Egipto que tomó posesión total de su canal y subió un video explicando que a partir de ese momento tenía nuevo dueño. Para esa fecha rozaba los 482 mil suscriptores.

Fueron casi tres días de angustia para poder rescatarlo. Recibió el apoyo incondicional del equipo de soporte técnico de YouTube

“Sentí que todo se había acabado y que tenía que empezar de cero. Me había costado demasiado llegar a eso. Pero afortunadamente el que se agarra de Dios todo le va bien”, afirma.

 Actualmente está cerca de conseguir un millón de suscriptores.

Enrique Santos, uno de los locutores radiales más populares de Estados Unidos contó a Niú que la aceptación de JR en Miami ha sido increíble, y no solamente en esta ciudad, sino en todas donde se escucha su programa de radio, más de 15 en todo el país.

El nicaragüense filmó con Enrique una parodia musical llamada “Trump me quiere deportar”.

El comediante sostiene que no vive de la monetización de su canal. Prefirió omitir la cifra del cheque más grande que ha recibido de YouTube y explicó que sus ganancias provienen de los patrocinios que recibe de las diferentes empresas y de cada una de las oportunidades que tiene para ofertar su imagen, tanto dentro como fuera del país.

“Lo más satisfactorio es darme cuenta que no solo soy un producto nacional, sino que ya soy un producto de exportación, que ya soy alguien internacional”, presume, y además añade que su proyecto a corto plazo es posicionarse en esa plataforma web como uno de los mejores comediantes en toda Latinoamérica.

En el hogar

Se convirtió en papá a los 31 años y más tarde su relación fracasó con la mamá de su primer hijo llamado Diego. Lamenta no poder verlo con la frecuencia que desearía, según él, debido a la separación.

Después conoció a su nueva esposa Ingrid Lazo, con quien tuvo a Ingram, su segundo hijo. Ella recuerda haberlo visto en el gimnasio mientras se ejercitaba y le dijo al comediante:

“¡Ve, vos sos el de la televisión!, mi hija es fan tuya”, y explica, “como soy abogada y en ese entonces yo era jueza en Managua, le di una tarjeta y le dije que esperaba que no se metiera a problemas, pero que le dejaba mi contacto por cualquier cosa”.

Junto a su esposa Ingrid Lazo durante un viaje a París. Foto: Cortesía

La semana siguiente JR la invitó a desayunar, entablaron una amistad y más tarde una relación de noviazgo. “Ella llegó en el momento justo y necesario para ayudarme a que mi carrera se disparara. Ha sido el motor que me ha impulsado”, afirma el comediante.

Todos sus personajes me gustan, todos tienen algo particular, algo divertido, pero casi no me gusta verlo disfrazado, me gusta verlo más cuando hace sus monólogos como JR”, confiesa su esposa.

Para JR, el tiempo con su familia es «sagrado». “Yo no puedo dejar de vivir mi vida con mi familia solo por la búsqueda del éxito”, concluye.

Su éxito, dice, no se mide solamente por el número de “views” en internet, sino por el cariño con que lo reciben en ciudades como Miami o en poblaciones rurales de Nicaragua.

Actualmente es el “star men” de la publicidad nicaragüense. Todos quieren trabajar con él. Las calles, los buses y las redes sociales están llenas de las imágenes de sus personajes.

JR ha sido criticado por presentar a las mujeres, en muchos de sus videos, como un “objeto sexual”, sin embargo el comediante niega denigrarlas y cuestiona: “¿Qué significa entonces, que una mujer sexy no puede trabajar?”. Según él, su papel es una actuación y depende del guion de cada parodia.

Para su hermano Jimmy, la clave del éxito de JR ha sido la perseverancia. Eriberto afirma que es “muy gente, es difícil que le caiga mal a alguien”, y agrega, “desde que lo conocí sabía que tenía la capacidad de llegar hasta donde lo ha hecho”.

Este popular comediante tiene el éxito de la Chelona en su fritanguería, la perseverancia de Agapito Díaz, las dramáticas historias de Servando Samuel y la idiosincrasia popular de Juan Pérez.