Una mañana de finales de noviembre Felipe Talavera entró en el local de Taco Stop, en Villa Fontana y vio con satisfacción el crecimiento que ha logrado con su restaurante, que nació como una opción de comida mexicana en la veraniega San Juan del Sur –el balneario preferido de la clase media nicaragüense– y se ha convertido, gracias a la gestión de Talavera, en una franquicia administrada por otros empresarios.
“Mi onda es innovar y ser consistente”, afirma Talavera sentado en una de las mesas del restaurante, un amplio local de decoración industrial, con ventanales que permiten entrar la luz mañanera y sillas de metal y en colores vivos, que le dan un toque moderno. “Para mí es importante tener actitud, porque si no, no llegás a ninguna parte”, explica. “Hay que arriesgar” –dice–, “pero inteligentemente”.
Talavera es un emprendedor joven y multifacético. Comenzó su aventura empresarial en 2009 con Barrio Café, un restaurante y hotel localizado en San Juan del Sur, con diez personas. Más tarde creció con Taco Stop, marca que ahora ha convertido en franquicia y de la que se abrirán el próximo año dos nuevos locales. Ahora cuenta con doscientos trabajadores, que él llama “colaboradores”, personas que, dice, son parte del secreto del éxito de sus empresas.
“Para mí es importante tener a la gente correcta en los puntos correctos. También incentivar a la gente, porque creo en la importancia de compartir con los colaboradores la riqueza que genera un negocio”, explica. “Mis gerentes ganan bien y por eso se ponen la camiseta del negocio. Una persona bien remunerada trabaja mejor”, proclama, como una máxima.
Este joven empresario de 34 años asegura que ha podido aprender de sus errores a la hora de emprender en Nicaragua, un país donde es difícil impulsar la iniciativa privada, principalmente por la pesada burocracia y la corrupción del sistema. “La corrupción es un problema que frena el desarrollo”, explica. “Creo en la importancia absoluta de que la base del desarrollo de cualquier economía es el Estado de Derecho”, aclara Talavera, ejemplificando la situación con una comparación brutal: “en otros países de Centroamérica las extorsiones las hacen las maras (pandillas), aquí los funcionarios públicos”.
Con todo, Talavera cree que Nicaragua es un país con gran potencial y ve en el turismo el motor del desarrollo. “El turismo ha mantenido un crecimiento sostenido, mientras que el sector construcción viene a la baja, no lo veo creciendo más. En cambio el turismo mantendrá su auge, porque Nicaragua ya es tendencia internacional”, afirma. Por eso él mantiene su proceso de inversión y crecimiento.
Sus planes son expandir sus marcas fuera de las fronteras nacionales, convirtiéndose en un empresario regional. Planes ambiciosos de un joven que habla con entusiasmo, como si estuviera dando una charla motivacional y para quien el futuro es un lienzo en blanco. “El trabajo, hacer negocios, es mi hobby”, dice Talavera, quien asegura que a veces dedica hasta 16 horas diarias a sus empresas. ¿Qué hace en su tiempo libre? El empresario lo dedica a su familia y cuando puede a viajar, porque “no es un gasto, es una buena inversión”, ya que puede enriquecer sus proyectos con ideas que descubre en otras regiones.
–¿Hay alguna recomendación que le darías a jóvenes interesados en emprender, en convertirse en empresarios?– le preguntamos. Y Talavera menciona lo que podrían ser los cinco elementos del éxito empresarial: buscar lo que te apasione, escuchar a gente que sepa del negocio (porque “entre más opiniones recibo veo mejor el panorama”), ponerse en los zapatos del cliente, ser autocrítico (“siempre hay espacio para mejorar”) y “nunca” ser “pinche” en algo que te va a generar plata. Luego de unos segundos de reflexión, el joven empresario agrega que ha sido importante para él “tomar las oportunidades que me da la vida”. Y menciona a su familia, que lo apoyó desde el principio con sus empresas. “Ese ha sido mi éxito rotundo”, dijo, con una sonrisa el joven que ha conformado una de las primeras franquicias de restaurantes en Nicaragua.