En pantalla
La obra de Burns ha estado vedada al público nicaragüense, pero Netflix acaba de corregir ese problema incluyendo en su librería su más reciente producción “The Vietnam War”
El documentalista Ken Burns se ha convertido en una legítima institución cultural norteamericana. Desde el inusitado éxito de su serie documental “The Civil War” (1990), ha refinado un estilo particular, minucioso y enciclopédico. Observa personajes, fenómenos culturales o episodios históricos, sea en formatos de corta o larga duración, películas o series que proyectan una gran narrativa en varios capítulos. Ha dedicado su atención al género musical norteamericano por antonomasia, “Jazz” (2001); al más americano de los deportes, “Baseball” (1994-2010); y la dinastía de “The Roosevelt: An Intimate History” (2014). Su influencia es tal, que algunos softwares de edición de video incluyen una herramienta llamada “el efecto Ken Burns”, que simula un grácil movimiento de cámara corriendo a través del detalle de una fotografía.
La obra de Burns ha estado vedada al público nicaragüense, pero Netflix acaba de corregir ese problema incluyendo en su librería su más reciente producción. “The Vietnam War”, producido y dirigido a cuatro manos con Lynn Novick, reconstruye la fraguada historia de Vietnam y Estados Unidos, desde la agonía del colonialismo francés hasta el final de la guerra que significó la derrota de la potencia mundial. Lejos de proponer una visión partisana que glorifique el intervencionismo, los cineastas operan con el rigor de un historiador. Es difícil discernir un sesgo en su reconstrucción de los hechos, basada en fotografías, material de archivo, y entrevistas con los protagonistas del conflicto. Sus personajes no son grandes políticos o estrategas, sino gente común, cuyas vidas se vieron marcadas por los eventos. El protagonismo está repartido entre norteamericanos y vietnamitas, en ambos lados del conflicto. La narrativa opera en dos niveles: el drama inmediato de nuestros interlocutores, y las grandes fuerzas políticas que operan los controles del conflicto. La sobria narración del actor Peter Coyote funciona como bálsamo y tejido conjuntivo.
La cultura popular anglosajona se ha encargado de exorcizar el fantasma de esta guerra de muchas maneras. Francis Ford Coppola la hizo pesadilla febril en “Apocalipse Now” (1979); Oliver Stone no solo la denunció en la biográfica “Platoon” (1986), también adoptó el punto de vista femenino en “Heaven & Earth” (1993); Stanley Kubrick la reconstruyó como parábola del salvajismo de la naturaleza humana en “Full Metal Jacket” (1987). La poderosa imaginería asociada al conflicto llegó incluso al teatro musical. La ópera pop “Miss Saigon” reimagina “Madame Butterfly” de Puccini en la caída de Saigon. En el punto culminante, un helicóptero desciende en el escenario, recreando la evacuación de la embajada de Estados Unidos. La versión vietnamita del conflicto nos ha sido vedada por las barreras culturales. La mística del conflicto apenas fue moneda de cambio durante nuestro propio triste capítulo del final de la guerra fría, otra prueba de la maldad del imperio.
Burns y Novick no están en el negocio de servir a una ideología, o restaurar la autoestima de sus conciudadanos. Su reconstrucción de “La Guerra de Vietnam” toma distancia clínica de los apasionamientos, relatando los hechos con celo periodístico. Las trágicas ironías de la historia sorprenden: Ho Chi Minh trató de acercarse a Woodrow Wilson en la conferencia de París en 1919, pero su avance fue desestimado. Quizás si lo hubiera logrado, no se hubiera alineado eventualmente con China y la Unión Soviética. Las demandas de la política electoral de EE.UU. mantienen en marcha la maquinaria de la guerra. Kennedy, Johnson, Ford… ninguno quiere ser el presidente que perdió la guerra, así que dejan que más jóvenes tomen las armas en un conflicto que no pueden ganar. Entre las fronteras de Vietnam, el país dividido entre americanistas y comunistas vive su propia tragedia.
Aún si estos giros no son ajenos para usted, la narrativa de la película es tan minuciosa y envolvente, tan personal, que se sentirá atrapado en el inexorable paso de la historia. Por una vez, uno entiende qué pasó y por qué, cómo funciona la máquina y qué le pasa a cada uno de los engranajes. Quisiera que Burns y Novick, o alguien con el mismo nivel de talento, acometiera la tarea de observar con el mismo celo nuestra propia historia. Quizás así podremos entenderla, y no repetirla.
“The Vietnam War»
(La Guerra de Vietnam)
Dirección: Ken Burns y Lynn Novick
Duración: 16 horas, 30 minutos aproximadamente.
10 Episodios. Disponible en Netflix