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La ilusión de un final llega en «Avengers: Endgame»

“Avengers: Endgame” es un éxito de taquilla que no puede negarse. Se vende como el fin de una era. En realidad, es la última de una serie de cuatro películas con este reparto particular, conectadas temáticamente con un grupo mayor, de 22 filmes. Al menos dos de sus actores, Chris Evans y Robert Downey Jr., terminan sus contratos, sin vistos de renovación. A pesar del título, la verdad es que la máquina de Marvel no se detiene, y hay más producto en camino. Todos estos hechos, ajenos a cualquier valor artístico, se han convertido en parte de la atracción. Ahora, la minucia corporativa es tan importante para el público como los personajes ficticios. El negocio mismo se funde con el entretenimiento, y la lealtad a la marca se vuelve la insignia del verdadero fanático. La película está hecha para satisfacer a esos fanáticos.

Años después del genocidio perpetrado por Thanos (Josh Brolin) en “Avengers: Infinity War” (Joe y Anthony Russo, 2018), los Vengadores sobrevivientes luchan por encontrar sentido a sus vidas después de la tragedia. Nadie es inmune a la culpa del sobreviviente. Esta inesperada preocupación por los efectos del trauma le da un sorpresivo peso emocional al filme, al menos, en su primera hora de metraje. Pronto, los engranajes de la trama entran en movimiento. Scott Lang (Paul Rudd) el Hombre Hormiga, tiene una idea de cómo revertir el magnicidio. Pero antes, tendrá que sanar las heridas de los superhéroes disminuidos, y persuadirlos de volver a unirse.

El público va dos pasos adelante. El Hombre Araña (Tom Holland) tiene un estreno programado para el dos de julio. Sabemos que Pantera Negra (Chadwick Boseman) volverá a la vida, porque ya se anunció una secuela para el año 2021. Asumimos que el Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) vivirá para ver otro filme, también anunciado para el 2021. Y si un personaje muere, siempre puede reaparecer en un ‘flashback’ tamaño largometraje. El fin de un contrato es lo más parecido a la muerte física, véase el duelo que se ejecuta en redes sociales, en homenaje a los actores salientes. Este conocimiento, y la falta de consecuencia real de la muerte, reducen el impacto emocional. Estas películas demandan mucha complicidad del espectador para poder funcionar. Para suerte de los ejecutivos, cuentan con ella.

Inevitablemente, el guion abre la caja de Pandora del viaje en el tiempo. Para vacunarse de las inconsistencias, los personajes se burlan de otras películas —“¿Me estás diciendo, en serio, que tu plan para salvar el universo se basa en ‘Volver al Futuro’?”, increpa Tony Stark a Scott Lang—. En realidad, “Avengers: Endgame” tiene sus propios problemas con las paradojas del viaje en el tiempo, adoptando la física antojadiza que encaja en las demandas de su trama.

Hay mucha trama de dramatizar. Aquí, el principal desafío implica administrar la atención del espectador entre casi treinta personajes de consecuencia. En general, la película hace un buen papel a la hora de mantenernos ubicados. Sin embargo, cuando el grupo se divide para viajar a diferentes puntos del pasado y recuperar las piedras del infinito ‘antes’ que Thanos las tome, es fácil olvidarse de la existencia de algunos. Es aquí cuando la mecánica del relato vence su idiosincrasia, y poco a poco sofoca el humor que oxigenaba la experiencia. A pesar de los despliegues de heroicidad, en el fondo, estas películas funcionan mejor como comedias. En esa tendencia latente, Thor (Chris Hemsworth) se revela como el jugador más valioso.

La última hora se dedica a una gran batalla. Mi interés menguaba, a medida que el énfasis recaía en la acción. El ‘death match’ de proporciones épicas es ahora una convención ineludible en productos culturales de cierto calibre —en la pantalla casera, acabamos de sobrevivir a el asedio a Winterfell en “Juego de Tronos”—. En “Avengers: Endgame”, el desenlace es inevitable, pero eso no lo hace interesante. Quizás ya estoy saturado de escenas de guerra donde las consecuencias de la violencia se maquillan para poder venderles boletos a los niños. Quizás no creo lo suficiente en el evangelio según Marvel. Si la saga hubiera terminado con la mitad de los héroes disolviéndose en cenizas, me quitaría el sombrero ante el valor de los cineastas. A cómo queda, es más un triunfo de logística que de inspiración.

“Avengers: Endgame»
Dirección: Joe y Anthony Russo
Duración: 3 horas, 2 minutos aprox.
Clasificación:  (Buena)


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