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¡Secuestrados libres!

Hay que celebrar que fueron excarcelados, pero recordar que no están libres, que están bajo amenaza.

     

Veo los videos y fotos de los presos políticos que fueron excarcelados, y pienso:

1) Nunca debieron estar presos, los verdaderos criminales son sus secuestradores.

2) No sé cómo piensa cada uno de ellos, y seguramente en muchas cosas no estaré de acuerdo, pero eso no importa. Son seres humanos, y son ciudadanos; sus derechos son sagrados. La democracia no es uniformidad, sino lo contrario, es la total y hermosa diversidad humana, una cacofonía ruidosa y a veces incómoda, como los ruidos de la naturaleza cuando se libra de la tala. Cada cabeza es un mundo, y nadie tiene derecho a cercenarla.

Edwin Carcache junto a su hija tras ser excarcelado. Carlos Herrera | Niú

3) Han demostrado valor, convicción, y fortaleza moral, y eso contrasta con la veleidad de los políticos de la Alianza Cívica y todos los que andan “negociando”, en secreto, pactos peligrosos para la gente, como el de “elecciones” con Ortega.

4) Con todo el respeto y simpatía que podamos tener hacia ellos por su comportamiento ejemplar, por respeto y amor hacia ellos, debemos ayudarles, no solo a triunfar en su justa causa, sino a no caer en la tentación que nos acecha a todos: no los enfermemos, no los adulemos, estemos preparados para criticarlos si nos parece que van mal; no los endiosemos; apoyémoslos solo en la medida racional, en la medida en que convenga a la causa de la justicia, la libertad y la democracia, en la medida en que actúen como hasta hoy lo han hecho, y con la misma integridad; nunca olvidemos que en democracia un líder político no es un jefe, sino un servidor. No nos olvidemos NUNCA que el poder es un veneno, y que ellos ya tienen algún poder y pueden (deben) llegar a tener más. Que no nos vuelva a ocurrir que una cara dulce, un gesto de heroísmo, el carisma de un líder o una narrativa heroica se convierta en una pesadilla nacional. No nos olvidemos que “los muchachos” del FSLN se volvieron opresores, y algunos de ellos asesinos.

5) Hay que celebrar que fueron excarcelados, pero recordar que no están libres, que están bajo amenaza.

Carlos Herrera | Niú

6) No hay que permitir que los pactistas aprovechen maquiavélicamente las maniobras maquiavélicas de la dictadura. Maquiavélico es precisamente el proceder de Ortega-Murillo, aunque parezca producto de la locura: Maquiavelo recomendaba al Príncipe (al dictador) asestar el dolor de manera concentrada y brutal, de una vez, contra sus enemigos (el pueblo), pero repartir sus concesiones con cuentagotas, porque en ambos casos–parafraseo al autor italiano– “la gente olvida”. Exactamente el patrón de conducta de los de El Carmen. Y “la gente olvida” parece ser el eslogan de los políticos nicaragüenses, incluyendo los que–como empleados del gran capital–controlan la Alianza. ¡Que no crean que pueden aprovecharse, sin que notemos, del momento de euforia que produce la excarcelación de nuestros presos!

7) Exijamos que la Alianza deje de buscar la moderación, suspensión o posposición de las sanciones contra la dictadura, bajo cualquier excusa; porque es excusa, y no razón, cuando no hay derechos democráticos, ni mucho menos justicia.

8) Exijamos que la Alianza y la UNAB abran, o mejor dicho, cedan, o mejor dicho DEVUELVAN sus espacios a los excarcelados. Seamos claros y honestos: Chano Aguerri, Mario Arana y José Pallais no representan la insurrección cívica de Abril. Aguerri negociando “contra” Ortega es casi ‘Aguerri negociando contra Aguerri’. Atol con el dedo, no.

9) Los excarcelados han salido de las prisiones altivos y desafiantes. Su coraje es ejemplar, motiva. Nos llena de orgullo. Nos da esperanza. Por algo el régimen les teme. Nadie puede mejor que ellos encabezar el retorno de la gente a la lucha no violenta. ¿No creen, gente de la Unidad Nacional Azul y Blanco?