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Ciclovías, apartamentos modernos, más espacios verdes y un mejor sistema de transporte son algunos de los deseos de los pobladores de la capital
*Contenido patrocinado por UAM*
Todos los días Charlie Castro, de 26 años, debe organizar su vida en función del transporte urbano de Managua. Ante la falta de un sistema estructurado y cómodo, cada mañana este comunicador social toma decisiones rápidas que repercutirán en si llega o no a tiempo a su trabajo. Charlie viaja desde Monseñor Lezcano, hasta su oficina, ubicada en Los Robles.
Tiene dos opciones: agarrar la ruta 119 que lo deja muy cerca de su trabajo –pero usualmente va llena, es incómoda y peligrosa– o tomar un interlocal con destino a Granada, pero ese viaje es muy caro y le cuesta 50 córdobas semanales aproximadamente.
“Debo calcular rápido en la mañana, porque hay una gran diferencia en que me deje la ruta 119 o irme en el otro por el tráfico. Aunque la 119 me deja bien cerca de mi trabajo, nunca logro agarrarla porque va llenísima, entonces lo que hago es tomar otro bus y luego un interlocal hacia la carretera a Masaya, pero al final gasto mucho solo en transporte”, relata.
Su caso es el de miles de habitantes de Managua que deben hacer uso del ajetreado y caótico transporte público, y que añoran más orden y opciones de movilización en esta ciudad.
“Para mí, el transporte público es el problema más grande. A mí me gusta caminar, pero también es inseguro”, relata el comunicador.
Además del transporte, Castro sueña con una Managua donde existan aceras para poder desplazarse sin miedo a ser asaltado o arrollado por un vehículo, y una ciudad que tenga opciones de recreación accesibles y verdes dentro de la capital.
“A mí me gustan las grandes ciudades, me gustarían más edificios, más rascacielos, sería como lugares que conjuguen eso con los espacios verdes para complementar. Y que los espacios para caminar sean cómodos. Ahora hay más centros comerciales, hay más bares, eso es positivo, pero no pasa de lo mismo, no hay muchas opciones los fines de semana, no hay lugares que visitar para distraerme, caminar o llevar un libro”, explica el joven.
Managua, el centro urbano
Las ciudades son los centros económicos, sociales y culturales, por ello, la mayoría opta por vivir ahí. En 2010, más de la mitad de la población mundial vivía en ciudades, según datos de las Naciones Unidas. Esta misma organización proyecta que para 2050, dos tercios de las personas en el mundo vivirán en ellas. No solo los residentes rurales se trasladarán a las zonas urbanas, sino que gran parte del aumento de la población se espera sea absorbido por las grandes urbes.
Es por ello que cientos de gobiernos alrededor del mundo desarrollan estrategias para que estas sean atractivas y cómodas para sus pobladores. Mejoras en el transporte, vivienda digna y asequible, entre otras características, están en la mira de los planes de las grandes ciudades como Bogotá, Ciudad de México o Buenos Aires.
Actualmente, Managua tiene aproximadamente 1,49 millones de habitantes, siendo la zona más densamente poblada del país. Llamada por muchos como la ciudad sin centro, el caos es evidente. Se han desarrollado algunos proyectos para palear los embotellamientos de vehículos, pero pronto son sobrepasados por la avalancha de carros.
Según datos de la Policía Nacional, unos 772,112 carros y 300 mil motos transitan en Managua. Es decir, más de un millón 72 mil vehículos que circulan en apenas 24,171 kilómetros de carreteras en la ciudad.
En Managua el transporte también es una limitante de la vida social porque no podés moverte con libertad, asegura Ana Sabina Thomas, arquitecta, docente de la Universidad Americana (UAM) y propietaria del estudio SACH. “El transporte público para nosotros es una cosa súper complicada, es una deficiencia, en las ciudades que son gigantes vos tenés un buen transporte público de soporte”, subraya.
El Plan Maestro de Managua, presentado esta semana por el gobierno y la cooperación japonesa, planea, entre otros puntos, cambiar esa realidad. El uso de transportes BRT (Bus Rapid Transportation) ordenará que los buses vayan en un solo carril y con paradas establecidas, lo que permitirá que la otra parte de la calle sea solo para vehículos particulares o motos.
“Managua no está diseñada infraestructuralmente para tener tantos vehículos, se supondría que eso debería descongestionar. Aquí vos te montás en un bus y es una masa de gente sobre cuatro ruedas”, indica la arquitecta Nordia Viales.
La ausencia de aceras y ciclovías también complica el panorama. “Diseñamos la ciudad para los carros pero ahora hay que revertir todo esto y revertir no significa sacar todos los carros, sino dar espacio para diversificar nuestras maneras de circular por la calle”, insiste Thomas.
De acuerdo a ella lo que se necesita es educación para que el peatón, el conductor y el ciclista tengan un espacio en la ciudad y que ese se respete.
Mientras en países como Estados Unidos en los carriles se advierte que allí también circulan bicicletas, en Nicaragua quienes las manejan están vulnerables e indefensos.
Carlos Romero, es un psicólogo de 34 años que recorre ocho kilómetros diarios en su bicicleta. Él conduce desde su casa ubicada en la Colonia Centroamérica, hasta su centro de trabajo en el kilómetro diez carretera a Masaya.
Aunque transita por el arcén, único espacio de la carretera definido para las bicicletas o carros descompuestos, se siente desprotegido por la falta de respeto hacia los ciclistas y peatones. Para él, una ciudad en la que se fomente el uso de la bicicleta y se respete a sus usuarios sería el camino hacia la Managua ideal.
“Aquí no te fomentan el andar en bici en Managua, no hay carreteras, se cierran los espacios peatonales, se construyen más carreteras, y cuando hay espacios para bici los vehículos se estacionan ahí. Si se quiere reducir el tráfico, se debería fomentar el uso de la bici, yo creo que están más al alcance, y ese sería un cambio más beneficioso hasta para el ambiente”, asegura Romero.
Por su parte, la arquitecta Viales sostiene que las ciclovías remediarían considerablemente no solo el congestionamiento de tráfico, sino también la inseguridad en las calles.
“Mucha gente anda en bicicleta pero siente miedo porque vas en una rotonda y sentís que te va a pasar llevando el bus, da miedo que te asalten, que te pase llevando un carro. Pero si hay más espacio para andar en bici, o para andar caminando, pues va a haber más gente y por supuesto menos peligro”, considera.
Espacios públicos que crean identidad
Managua creció sin rumbo por más de 40 años, desde el terremoto de 1972 que destruyó el centro histórico. Aunque recientemente ha sido reactivado con los proyectos del puerto Salvador Allende, el paseo Xolotlán y el parque Luis Alfonso Velásquez entre otros, aún queda camino por recorrer para dotar de una identidad estructurada a la ciudad.
Para la arquitecta, Nordia Viales, estos esfuerzos han sido positivos, pero como capitalina su sueño es que la Managua del futuro permita al ciudadano sentirse conectado con su espacio.
“Yo imagino Managua que el flujo hacia el centro histórico sea más directo, que haya más conexiones, que haya más desarrollo, solo está el centro, pero alrededor son los mismos barrios y ahí hay un choque, a la gente igual le da miedo ir a caminar a los barrios de cerca. Me gustaría sentirme libre, en una ciudad que ponga al peatón en el centro, como lo más importante”, explicó Viales.
Por su parte Thomas, considera que Managua es una ciudad sin identidad, poco amigable para quienes viven en ella. “Cuando me preguntaste de la Managua soñada todos tenemos claro que esta no es. (Esta) es una Managua poco inclusiva con los diversos estilos de vida, siento que la ciudad te da una directriz de cómo debés llevar tu vida: que tenés que tener un carro, tener una casa, un perro…”, señala Thomas.
Ella considera que también es necesario soltar lo que se perdió. “Por qué estamos amarrándonos al ´aquí era´, sí es bueno reconstruir porque dignificás una parte de la historia, pero no podés construir tu vida alrededor de lo que era. Este es un país con nostalgia eterna y eso pasa porque no hemos podido rehacer la ciudad y hacerla nuestra para no seguir añorando la ciudad que se cayó con el terremoto”, asevera.
El problema con este modelo, de utilizar las antiguas referencias, coinciden Thomas y Viales, es que la mancha urbana va creciendo y la ciudad se vuelve cada vez menos accesible para quien no conoció la “vieja” Managua.
Por otro lado, mientras se trabaja en la ampliación de carreteras y no en la creación de espacios peatonales, la población se encierra y no interactúa con la ciudad. Para cambiar esa realidad, opina Viales, los planes deben incluir el tema de seguridad como algo clave.
“Seguridad no es que haya un policía, si no que estés rodeada de personas y te sintás tranquilo, que haya más iluminación, vos pasás por cualquier lugar a las nueve de noche y Managua está súperoscura, es increíble que nos dé tanto miedo estar en nuestra propia ciudad”, manifiesta la arquitecta.
Apartamentos, el cambio desde el hogar
Apartamentos que parecen más un cajón que un cuarto, son usualmente los espacios que habitan muchos jóvenes nicaragüenses. Son sitios diminutos, sin patio o lavandería, a los que se les invierte poco dinero y por los que se cobran entre 150 y 200 dólares aproximadamente.
Construcciones que integren áreas verdes, materiales sustentables o zonas de interacción social, son algunas de las demandas de la arquitectura y los consumidores modernos.
“Necesitamos generar espacios de encuentro donde vos te veás con tu vecino. Creamos arquitectura cerrada que te hace ajeno a tu entorno”, asegura Ana Sabina Thomas, arquitecta, docente y propietaria del estudio SACH.
Ella considera que “estamos haciendo estéril la vida de cada persona porque pensamos que tenés que relacionarte nada más con los tuyos. Tenemos muchas deficiencias: no hacés vida de ciudad, no hacés vida de comunidad, no hacés vida de apartamento, tus espacios de encuentro son los obligatorios, la universidad, el trabajo… (En Nicaragua) no lo hacemos porque no tenemos esa visión, como ciudad y como país nuestras prioridades están difuminadas y confusas”, explica Thomas.
Para Carlos Romero, las prácticas de convivencia comunal se dan en algunos espacios a pesar de que los edificios no están creados para eso. Él vive con dos personas más y ha aprendido a compartir espacios como sala, comedor y cocina. Considera que es algo que muchas otras personas podrían replicar.
“La práctica que yo ejerzo donde hay espacios compartidos… yo creo que en un edificio de apartamentos se podría lo mismo, se crea una comunidad. En algunos lugares donde viven estudiantes se practica pero muy escondido, comparten baño, sitio de lavado, pero no tiene mucha alternativa, la gente vive muy encerrada, porque no tiene otra opción», subraya.
En la capital sí es posible idear proyectos accesibles que retomen, al menos, ciertas demandas esenciales de los jóvenes que llevan una vida de pareja o una dinámica de independencia, afirma la arquitecta Thomas.
Viviendas –que puedan pagarse entre una o varias personas– con un área de lavandería compartida, un espacio de entretenimiento y áreas verdes, son algunas de las aspiraciones actuales. El asunto es, explica, que no se construye pensando en eso. “No entiendo por qué no dignificar a la juventud. No hay opciones sencillas para que un joven se vaya a vivir solo”, lamenta.
La responsabilidad de edificar de una forma más consciente con el medio ambiente y las dinámicas, recae en los propietarios de los departamentos, aunque hay acciones inmediatas que los inquilinos pueden llevar a cabo.
Por ejemplo si en el lugar en el que vivís no hay patio, los huertos funcionan: “si hay un espacio pequeño podemos hacer un huerto, un viverito, ponés de cajas con albahaca, culantro, a lo mejor no todos (los vecinos) se involucran pero necesitás pensar ´quiero que esto cambie, qué puedo hacer´ ”, asegura.
El 17 de agosto la Agencia de Cooperación Internacional Japonesa (JICA) y la Alcaldía de Managua presentaron oficialmente el Plan Maestro para el Desarrollo Urbano del Municipio de Managua, que se formuló de enero de 2017 a agosto de 2017, y que entre sus puntos más destacados señala que:
1. Por la Pista Juan Pablo II, pasará un bus con capacidad de 10 mil pasajeros que viajará a unos 60 kilómetros por hora.
2. Se destinarán alrededor de 142 hectáreas de terreno para construcciones habitacionales, que no estarán ubicadas hacia el sur de la ciudad para no continuar afectando el corredor ecológico de la capital.
3. Managua tendrá cinco centros urbanos. Uno Tradicional y Patrimonial y otros cuatro subcentros.
4. El desarrollo del proyecto podría costar alrededor de 1,150 millones de dólares y estará listo para 2040. Es decir en 23 años. Según la proyección de los japoneses para 2040 Managua tendrá aproximadamente un millón 940 mil 78 habitantes.
5. De acuerdo al secretario general de la comuna capitalina, Fidel Moreno, el Plan Maestro tiene proyectado arrancar en 2018 y para las obras relacionadas con él se creará la Dirección de Planificación Urbana.
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un plan más de los muchísimos que se han hecho.. uno más del taller Cajina.. un país que no tiene institucionalidad, que no les interesa ni participan sus ciudadanos en sus soluciones, que ni siquiera son informados, .. desde los años 70s, después del terremoto, los managuas, .. se nos han presentado planes maravillosos, aquí estuvo hasta Oscar Niemeyer, el que diseñó Brasilia, en tiempos del coordinador de la junta de managua, El tal Santos.. el arquitecto terán hace algunos años le presentó otro plan a ortega, hay fotos de ellos.. y nada, nada nada.. sólo mentiras.. se roban los reales, cuando han financiamiento.. eso es lo que buscan que aparezcan unos tontos cooperantes, para cotinuar la piñata de repartición descarada de préstamos, etc etc etc… con amor a managua, .. Arq. Mario Gutierrez Morales… email: [email protected] , cel. 84 34 09 38 claro.. por cualquier información, o colaboración… abrazos y éxitos, Carlos…