La primera vez que Karina Blandón cantó en público no hubo ni “likes”, ni retuits, solo abucheos. “Buuuuuu”, le gritaban en el abarrotado auditorio del Colegio San Luis Gonzaga, en Matagalpa. Karina era un manojo de nervios y quería llorar. Tenía 10 años, miró a su hermano Alí y empezó a cantar. Cuando soltó las primeras notas, los abucheos cesaron y llegaron los chiflidos y aplausos. Era un concurso intercolegial y ella se llevó el segundo lugar.
12 años después el talento de Karina ha sido reconocido por artistas como Juanes, Chino y Nacho, JBalvin, Nicky Jam y la banda Maná. Ellos la han mencionado en sus cuentas oficiales, han compartido y comentado sus videos –improvisados y grabados con su teléfono en su cuarto– en los que interpreta canciones que disfruta.
Un vídeo publicado por Kri Blandon (@kriblandon) el
“Me encanta”, escribía en agosto el reggaetonero Nicky Jam en Instagram. Antes lo había hecho el colombiano Juanes: “Gracias por el regalo, cantas increíble”. Victorias que ella celebraba, pero que para los demás pasaban desapercibidas. Hasta la tarde del 23 de agosto.
Ese día Maná colgó en su muro de Facebook el cover que ella hizo de uno de sus éxitos recientes. “#TalentoManático #DePiesACabeza” fue todo lo que los mexicanos pusieron. El post tiene 659 mil reproducciones, miles de comentarios y compartidos.
En ese momento los medios, y los nicaragüenses que no la seguían, la descubrieron.
Aunque Karina subió su primer video en Instagram el 14 de diciembre de 2014. Recostada en un sofá cantaba un tema de Camila. Cuatro comentarios y menos de 80 “me gusta” es lo que acumula la publicación. En YouTube inauguró su canal con los Beatles, después trataría de volar a la luna con el legendario Sinatra y no soñar que terminó con Crowded House.
En la calle central
Karina Blandón, nació en Matagalpa y es la menor de tres hermanos. Hasta hace un año vivía cerca del Parque Darío y de lunes a viernes trabajaba en una tienda de celulares.
De niña era como una rocola a la que su familia le pedía canciones: “Reloj” para su abuelito, “Contigo a la distancia”, para su tía…
Tuvo público sin parentesco el día en que su hermano se enfermó de la garganta y no pudo ensayar con su banda. Los amigos de Alí le pidieron a Karina que cantara una canción de Maná (el mismo grupo que la empujaría a la fama) y quedaron sorprendidos con su voz.
“Para ese entonces cantaba raro, me adelantaba, me atrasaba en los tiempos, me daba pena”, recuerda Karina.
Una foto publicada por Kri Blandon (@kriblandon) el
Los amigos de su hermano la motivaron a participar en un concurso intercolegial de talentos, en el que casi la hacen llorar solo por ser de una escuela rival, luego se inscribió en otra competencia en Estelí, pero no ganó.
Después vendrían las clases de guitarra y la universidad. Mientras estudiaba Ingeniería Industrial hizo una pausa. Se enfocó en su carrera y cantaba en su cuarto. Se graduó hace dos años.
Alí se mudó para Estados Unidos y la convenció de irse a estudiar una maestría en ese país. “Me costó un poquito de trabajo persuadirla porque la vida acá es completamente diferente”, cuenta él.
Ella no quería irse. Tuvo que dejarlo todo en Nicaragua: su familia, su casa, su novio, su país. Tiene un año de vivir en Ohio. “Ha sido muy difícil”, confiesa Karina.
Allí vio por primera vez el otoño y la nieve, también fue la primera vez en la que lidió por completo con el inglés. Tomó clases para manejar el idioma y entender las materias de su Máster en Bussines Administration. Por las mañanas trabaja en la universidad en un área de investigación. Luego va a clases y una vez en casa, graba sus videos.
Así empezó
Nicky Jam era el cantante favorito del novio de Karina. Un día él le pidió que hiciera un cover de la canción “Hasta el amanecer”. Ella improvisó y lo grabó en su cuarto. El 24 de abril lo subió a su cuenta de Instagram y al día siguiente el reggaetonero comentó: “Nice. I love it”.
“¿Cómo me iba a imaginar yo que Nicky Jam iba a poner que le gustaba? Casi me da algo. En un abrir y cerrar de ojos tenía de 50 seguidores a 2,000 y así seguían subiendo. Después de eso vino el incremento en YouTube y después fue que yo decidí a subir videos siempre y creé la página de Facebook”, recuerda Karina. Ahora tiene más de 11 mil.
Luego versionó el hit “Andas en mi cabeza” de los venezolanos Chino y Nacho. Nacho (cuyo nombre verdadero es Miguel Ignacio Mendoza) publicó el video en su cuenta de Twitter. Y así fueron llegando las menciones y las decenas, centenas y miles de reproducciones a sus videos. La interpretación de su tema tiene más de 290 mil vistas.
— NACHO (@nacholacriatura) 1 de mayo de 2016
Aún se emociona al contarlo. No podía creerlo.
Los primeros videos los grababa ella sola con su teléfono. Luego con su hermano, sujetaban sus celulares a las lámparas que tenían en la sala. Después consiguieron un micrófono y así han ido invirtiendo para mejorar la calidad de las grabaciones.
Él insiste en que en los videos de Karina lo que prima es la naturalidad. “Lo único que necesitan es su teléfono celular, su talento y su guitarra”, resalta Alí.
La guitarra con la que su hermana empezó a grabar era una que le regalaron a él y que Karina desempolvó cuando llegó a Estados Unidos. Es una guitarra sin marca, que a lo sumo cuesta 50 dólares. Cuando sucedió lo de Nicky Jam, Alí se emocionó tanto que le regaló a su hermana una guitarra Takamine. “Esa guitarra la compré para ella porque cuando yo estaba en Nicaragua yo siempre soñé y siempre quise tener una guitarra de esas”, explica.
Cuando a Karina le llegó la fama, aparecieron las críticas. Sobre todo porque los artistas que la mencionaban eran del género urbano. Que Juanes y Maná también reconocieran su voz fue alentador para ella.
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Porque nada valgo, porque nada… https://t.co/3r7iBGbtfc— JUANES (@juanes) 18 de julio de 2016
Karina es sencilla, de voz suave y risa fácil. Dios es quien les ha permitido alcanzar el éxito, dice. Ve lo que le ha pasado como una plataforma para alcanzar una meta mayor. Tiene más de 15 canciones de su autoría que nunca ha cantado en público, pero ya escogió una que planea compartir.
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