En pantalla
Una muchacha se adentra en un huracán, mientras un divorciado hace reparaciones en medio de una emergencia ambiental.
La “creature feature” (película de criatura) vive en la confluencia del horror y el suspenso. Tiene una larga tradición en el cine popular, desde los clásicos filmes de monstruos de la era de oro de los estudios Universal, hasta los filmes “serie B”, con más entusiasmo que presupuesto. “Infierno en la Tormenta”, del director francés Alexandre Aja, es un digno exponente del subgénero.
Haley (Kaya Scodelario) es una nadadora universitaria, chocando contra los límites de su talento. Su padre y entrenador, Dave (Barry Pepper), ha tomado distancia, atribulado por un divorcio que no puede procesar. El resentimiento pasa a segundo plano cuando un huracán categoría cinco golpea su Florida natal, y Dave no contesta llamadas. En lugar de evacuar a un refugio seguro, Haley dirige su camioneta a la zona de peligro, en contra de las recomendaciones de las autoridades. Tiene que buscar a su padre en la casa que compartieron como hogar. No sabe que la combinación de la precipitación fluvial y la marea que inunda las cañerías permitirán que la fauna pantanosa invada las edificaciones, incluyendo a unos lagartos ávidos de carne humana.
Una muchacha se adentra en un huracán; un divorciado no termina de deshacerse de la casa que albergó un matrimonio extinto, y de remate, hace reparaciones en medio de una emergencia ambiental. Si la gente inteligente no hiciera cosas estúpidas, estas películas no existirían. Aja explota el potencial simbólico del escenario, lleno de recuerdos de una vida que se ha disipado: muebles, fotos, y las marcas que registran el crecimiento de Haley y su hermana Beth (Morfydd Clark) en el quicio de una puerta. Al aferrarse al inmueble —es decir, al recuerdo— Dave inadvertidamente se condena a la extinción en las fauces de una bestia incontrolable. Padre e hija tendrán que sobrevivir solos a esta combinación de terapia de shock y juego de supervivencia. Nunca vemos a la madre, por referencia sabemos que vive en París, con una nueva pareja. Beth solo aparece a través del celular, que pronto queda inutilizado. Algunos personajes secundarios navegan en las márgenes: dos desafortunados policías de carretera; tres ladronzuelos ineptos. Son pura carnada de lagarto, puesta en el anzuelo para medir el peligro que los protagonistas enfrentan.
El título hace alusión a un estilo particular de natación, y al movimiento del animal en tierra —o el humano huyendo torpemente—. La sutileza no es el fuerte de este género. El arte reside en la creatividad que emplean para crear situaciones inescapables, de las que los protagonistas igual escapan, con una mezcla de ingenio, resiliencia y suerte. El guion, acreditado a los hermanos Michael y Shawn Rasmussen, confina la acción al sótano de la casa, la calle que la rodea y una gasolinera cercana. Es poco probable que una casa en el Estado de Florida tenga un sótano, pero claro, no estamos en Florida, sino en una recreación manufacturada en un set de Serbia.
La artificialidad no se interpone en el funcionamiento de la película. El director es tremendamente efectivo a la hora de crear suspenso en espacios confinados, periódicamente aplicando algo de horror visceral, para sacudirnos de la complacencia. Aquí hay más sangre y fracturas compuestas que en una sala de emergencia en un fin de semana largo. Si no tiene tolerancia para este tipo de entretenimiento, será mejor que lo evite. Los fanáticos del género la pasarán bien. En estos días, el cine comercial se inflama de autoimportancia, poblando el reparto de multitudes, y extendiendo la duración más allá del aburrimiento. Con solo dos personajes principales y en menos de hora y media, Aja da una lección magistral de entretenimiento, verdaderamente rápido y furioso. Además, en la era donde reina el streaming, “Infierno en la Tormenta” nos recuerda una característica de la experiencia teatral que simplemente no podés duplicar en casa. Netflix y sus pares nunca podrán conjurar la complicidad histérica que reverbera en un cine lleno de extraños, gritando al mismo tiempo.
Scodelario y Pepper, veteranos de la trilogía “Maze Runner” (2014 – 2018), responden eficientemente ante las demandas físicas y emocionales de sus roles. La identificación de la audiencia con los personajes es muy necesaria en películas como esta, pues es precisamente eso lo que nos permite aceptar los giros más insólitos de la trama. Puntos extra por introducir a un perro y no conducirlo hacia el final esperado. ¡Espero eso no califique como spoiler!
Esta cinta se estrenará próximamente en cines de Nicaragua.
“Infierno en la Tormenta”
(Crawl)
Dirección: Alexandre Aja
Duración: 1 hora, 27 minutos
Clasificación:
(Buena, recomendada con ciertas reservas)
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