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Las mujeres en búsqueda de la igualdad financiera

Igualdad financiera y salarial

Foto: Agencias | Niú

Hace siete años en un discurso para Naciones Unidas, Emma Watson, actriz y activista, señaló que tomaría alrededor de 75 años (2089) para que las mujeres puedan recibir el mismo salario que los hombres por el mismo trabajo.

Actualmente los informes y organizaciones especializadas sitúan esa esperanza de igualdad salarial en el año 2086, es decir tres años antes de lo que anunció la actriz inglesa en 2014. Son avances pequeños pero significativos para las mujeres que cada día desempeñan sus labores de la misma manera que lo hacen los hombres, pero reciben menos salario.

Centrándonos en un contexto más cercano a nosotros, en América Latina, según el informe “La Brecha Salarial entre Hombres y Mujeres en América Latina”, las mujeres ganan en promedio hasta 17% menos que los hombres de la misma edad, educación, condición de ruralidad y tipo de trabajo.

Para revertir estos números totalmente negativos, algunos países como Costa Rica, México, Panamá, cuentan con leyes de contrato del trabajo, que obliga a las empresas a ofrecer un salario igualitario entre hombres y mujeres por trabajo de igual valor.

En Nicaragua tenemos la Ley de Igualdad de Derechos y Oportunidades, que básicamente obliga a los partidos políticos a dividir los empleos o candidaturas de cualquier tipo, en un 50-50 para hombres y mujeres.

En la práctica realmente se siente como algo más político que social y probablemente no soluciona la raíz del problema, relacionado más con la educación, el machismo y la falta de oportunidades para que las mujeres accedan a una justicia salarial.

Una de las tantas opciones que tenemos para empezar a cambiar estas realidades, es entender los beneficios que traerá la igualdad salarial no solo a las mujeres, sino también a la sociedad en general.

¿Por qué seguir en búsqueda de la igualdad salarial?

Cortar el círculo de la pobreza

Sabemos que la pobreza involucra una serie de realidades y circunstancias que no vale la pena tratar en este artículo, sin embargo es vital entender que en cualquier estatus social, y sobre todo en las mujeres más pobres, acceder a salarios inhumanos solo las mantiene en un círculo interminable de la pobreza.

A quienes algunas personas llaman “mamá luchona”, realmente son mujeres que quizás se esfuercen en sus trabajos en áreas que de por sí ya son poco remuneradas y que por ser mujeres son todavía menos valoradas salarialmente.

Así que acceder a salarios más justos, tan solo en comparación con los hombres, las puede ayudar a tener la capacidad de cambiar sus destinos de vida.

Las mujeres toman más decisiones

Acceder a salarios mejor remunerados, permite que las mujeres tengan independencia financiera y por ende controlan mejor sus propias vidas y toman las decisiones que las afectan a ellas y a sus entornos.

Cuestionan los roles impuestos

Al lograr salarios igualitarios, las mujeres no son encasilladas bajo la premisa que no pueden desempeñar algún trabajo en específico, sino que cuestionan las capacidades que la sociedad les ha impuesto y sobre todo, son libres de crear nuevos roles para ellas, y no necesariamente los mismos que se han dictado por años, como ser mamás, líderes del hogar, etc.

Si tenemos claras estas tres importantes ventajas, debemos también estar claras que la igualdad salarial es un objetivo a perseguir desde las empresas, emprendimientos, instituciones y sobre todo, individualmente desde las mujeres, que dentro de lo difícil que puede ser, deben seguir insistiendo para acceder a salarios equitativos.

*Este artículo fue publicado originalmente en el blog: Plata con Plática