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Los Juegos de Río 2016 analizados por una periodista brasileña
“Tal vez el legado de Brasil sea aumentar nuestra autoestima y la conciencia de nuestra capacidad para lograr grandes cosas”.
Las Olimpiadas en Río de Janeiro han afectado el trabajo de los periodistas brasileños de muchas formas. Desde principios de este año, hemos estado reporteando historias sobre cómo este gran evento internacional afectaría nuestro país, qué tan preparado estaría Río para recibir los Juegos y los riesgos que los atletas y turistas enfrentarían al llegar a Brasil, en un periodo tan turbulento, en medio de una crisis política y económica.
En mi caso, como reportera de ciencia y salud en el portal g1.globo.com, el tema recurrente en mis historias de los pasados meses ha sido el brote de zika y el temor de que las Olimpiadas ayudaran a propagar el virus en el mundo. Esta ha sido una gran preocupación para Brasil y para la comunidad internacional.
Afortunadamente, he sido capaz de dar buenas noticias acerca de esta pregunta: varios estudios que se publicaron en junio y julio tranquilizaron a la población, al aseverar que son muy bajos los riesgos de que el zika se disemine en el mundo durante las Olimpiadas. Debido a que es invierno en Brasil, la proliferación del mosquito decrece y sin el mosquito la propagación de la infección cesa.
How the fight against Zika is playing out across Brazil right now https://t.co/3jw5otzaeI pic.twitter.com/JuoThQSUwO
— Mother Jones (@MotherJones) May 31, 2016
Una a una, organizaciones internacionales empezaron a publicar reportes que revelan que es seguro venir a Brasil, a menos que seas una mujer embarazada. Nosotros, los brasileños, recibimos esas noticias con gran alivio al ver que nuestro país no impondrá una carga tan pesada al mundo.
Mi percepción sobre cómo los brasileños estaban enfrentándose a la idea de ser anfitriones de las Olimpíadas, es que el país entero estaba tenso, preguntándose si las cosas funcionarían, o molestos pensando en el dinero que se estaba gastando en el evento, en un momento tan difícil.
Pero el viernes 6 de agosto a las ocho de la noche, todos detuvieron lo que estaban haciendo para ver la ceremonia de apertura de las Olimpiadas, para ver la música, nuestra cultura, nuestros orígenes étnicos y tantas referencias a la gente brasileña que nos hace sentir orgullosos. Fue como una gran catarsis. En los primeros minutos de la ceremonia, todo nuestro mal humor desapareció y una emoción positiva se apoderó hasta de los brasileños más escépticos.
Celebramos intensamente que la judoca Rafaela Silva ganara nuestra primera medalla de oro este lunes 8 de agosto porque ella representa la habilidad que tienen los brasileños de sobreponerse a los retos más difíciles. Es una mujer negra que proviene de un pobre y violento vecindario, y quien trabajó duro y fue la mejor en su deporte.
El “legado olímpico” es un tema que hemos venido discutiendo en Brasil desde hace años. El legado de Brasil tal vez sea impulsar nuestra autoestima y la conciencia de nuestra capacidad para lograr cosas grandes.
Mariana Pereira Lenharo, es periodista de ciencia y salud en G1 Globo, Brasil