En pantalla
“Black Widow” está tan enamorada de la idea de familia como la franquicia de “The Fast and the Furious”, pero es considerablemente menos cursi.
La “Viuda negra” estaba destinada a ser un éxito taquillero del verano de 2020, pero pasó un año guardada, mientras el coronavirus hacía lo suyo con el negocio de la exhibición teatral. Este mes se estrenó finalmente, mostrando cómo sus poderes de distracción son inmunes a la pandemia.
En 1995, las hermanas Natasha y Yelena viven una infancia idílica en Ohio, Estados Unidos. Pero todo es una charada, a punto de destruirse en mil pedazos. Sus padres son Alexei (David Harbour) y Melina (Rachel Weisz), dos agentes “durmientes” de la Unión Soviética, listos para huir de regreso a su verdadero hogar, con una misteriosa pieza de inteligencia en su haber. Despegan en una avioneta secreta hacia Cuba, bajo una lluvia de balas. Ahí, las niñas serán separadas para ingresar en un programa de entrenamiento marcial. Ni siquiera son hermanas de verdad. Solo comparten el mismo violento destino: convertirse en “viudas negras”.
Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) es el único personaje femenino de consecuencia en el equipo de “Los vengadores”. En un extraño episodio de ceguera comercial, Marvel arrastró los pies a la hora de concederle su propia franquicia. Ahora es demasiado tarde. La suerte de Romanoff se decidió por un chasquido de los dedos de Thanos (Josh Brolin) en “Avengers: Endgame” (2019), y la actriz quemó su contrato tras nueve apariciones. Mejor tarde que nunca, supongo.
La acción se desarrolla después de los eventos de “Captain America: Civil War” (2016), pero puede seguir la trama sin haberla visto, o recordarla. No necesita un conocimiento enciclopédico del “Marvel Cinematic Universe” para seguir el hilo de este Frankenstein, construido con partes de las películas de James Bond, la serie de TV “The Americans” y la misma mitología del cómic. No es casualidad que en un atípico momento de calma, Natasha mira “Moonraker” (Lewis Gilbert, 1979) y repite las líneas con la devoción de un espectador recurrente.
El encanto se rompe cuando Taskmaster, un implacable autómata, irrumpe en el tráiler donde la heroína se oculta. Busca unas ampollas que contienen un suero capaz de anular los efectos del control mental aplicado a las viudas negras. Es por eso que son capaces de morir para hacer cumplir la voluntad criminal del perverso general Dreykov (Ray Winstone). Natasha no sabe que tiene ese botín. Se lo envió por correo Yelena (Florence Pugh), la falsa hermana que perdió en el laberinto del servicio secreto.
“Black Widow” está tan enamorada de la idea de familia como la franquicia de “The Fast and the Furious”, pero es considerablemente menos cursi. El suero servirá de catalizador para reunir a las hermanas postizas, cuyo vínculo se ve matizado por el rencor personal, y la rivalidad entre el este y el oeste. No importa el año en que estemos, en el mundo según Marvel siempre estamos en el punto más álgido de la Guerra Fría. Yelena, encarnada con refrescante insolencia por la actriz británica nominada al Óscar por “Little Women” (Greta Gerwig, 2019) es reflejo y refutación de su hermana. Es un gracioso chiste recurrente, se burla de las poses seductoras que Natasha adopta al pelear. Claro, hasta que ella misma lo hace.
Y esa es la nueva pauta creativa de Marvel: establecer un equilibrio entre tomarse en serio sus poses, y burlarse de ellas. El ejercicio es tan calculado como las aparatosas secuencias de acción que irrumpen de vez en cuando. El acabado es profesional, pero suponen una distracción de los momentos más interesantes de la película. Véase la extensa secuencia en la que la familia nuclear vuelve a reunirse. Natasha y Yelena sacan de prisión a Alexei y juntos, irrumpen en la granja donde Melina sigue trabajando por la causa roja. Quieren detener a Dreykov, pero también, en algún nivel, reconstruir la familia. Puede haber sido falsa, pero fue la única que tuvieron.
El dilema de sacrificar la felicidad personal por rendirse a una causa se contempla por unos minutos, con una mezcla de pesar y aceptación. El ‘kitsch’ es patriótico satirizado sin piedad —Alexei añora sus años mozos, cuando era “El guardián rojo”, la respuesta soviética a Capitán América—. Como las hermanas, Estados Unidos y Rusia se presentan como reflejos uno del otro, pero al final, no hay realmente lugar para ambigüedades. La historia debe tener claridad ideológica, y terminar en un ejercicio demolición de magnitudes espaciales. ¿Qué divertido?
“Viuda negra”
(Black Widow)
Dirección: Cate Shortland
Duración: 2 horas, 14 minutos
Clasificación: * * * (Recomendada con ciertas reservas)
*Disponible en Disney+