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Llevando un diario todo el año

"Hoy en día sabemos cómo vivían, sentían y pensaban algunos de los hombres y mujeres más ilustres de la historia gracias a sus diarios"

     

Cuando era niña, escribir en un diario era un cliché adolescente. Siempre quise tener uno pero por más que lo intenté nunca logré ser constante por más de unos días. Supongo que entonces no tenía nada qué decir. O al menos eso pensaba. Porque creía que se trataba de escribir solo las partes interesantes o emocionantes de la vida y en aquellos tiempos sentía que no tenía muchos.

Una práctica común entre los grandes de la historia

La verdad es que los diarios personales han sido algo muy común durante siglos. Hoy en día sabemos cómo vivían, sentían y pensaban algunos de los hombres y mujeres más ilustres de la historia gracias a sus diarios. Así que no es para nada algo infantil ni mucho menos cursi, sino más bien una práctica muy legítima para documentar la vida misma.

Una especie de terapia

A inicios de este año me decidí a intentarlo una vez más. Intenté con muchos formatos diferentes, pero al final me quedé con la forma más simple. Para mí, mi diario es donde vacío absolutamente todos mis pensamientos. Algo así como el “pensadero” de Dumbledore (si no viste Harry Potter te estás perdiendo de esta excelente analogía). No escribo con ningún tema en mente, sino que empiezo con lo que más me preocupa en el momento y luego las palabras fluyen por sí solas.

El efecto que ha tenido escribir en un diario todo este año ha sido increíblemente revelador. No solo es una forma de desahogarme, sino que me permite abstraerme de mis propios pensamientos y analizarlos de manera más calmada y objetiva. Muchas veces, a medida que escribo y leo lo que sale, me topo también con posibles respuestas y soluciones.

Para mí, mi diario ahora no es solo una forma de documentar, sino una herramienta muy poderosa para combatir la ansiedad y la incertidumbre. Ahora estoy por cumplir mi primer año de escribir casi todos los días. Me sorprende lo mucho que me ha ayudado a conocerme y a administrar mis propios pensamientos y emociones.

Así que cuando sintás que tenés demasiados pensamientos rondando en la cabeza, probá ponerlos por escrito. Se sentirá algo extraño al inicio, pero te prometo que con la práctica se volverá algo muy natural y quizás te ayude tanto como a mí.

Espero que este post te haya gustado y que me dejes un comentario al final si te animes a llevar tu propio diario. Como siempre, muchas gracias por estar aquí y que la fuerza te acompañe.

¡Hasta la próxima!


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