Blogs
Me pareció importante confirmar si los billetes tienen alto riesgo de contagio, las medidas de sanitización que podemos tomar e, inclusive, si con las medidas se pueden o no dañar los billetes
¿Será que la manipulación de los billetes representa un riesgo de contagio del Covid-19? ¿Lavo o no lavo los billetes que recibo en la calle? Esas fueron las primeras preguntas que me rondaron la cabeza hace un par de semanas luego de leer el artículo de Confidencial “¿Cuál es la alternativa para no tocar dinero? Monederos digitales”, en el que se menciona que los billetes son “fuente potencial de contagio”.
Aunque me pareció interesante y completo el abordaje sobre las soluciones tecnológicas y de servicios de pagos digitales que están brindando los bancos en el país, sentí que hizo falta más información que me permitiera confirmar si los billetes tienen alto riesgo de contagio, las medidas de sanitización que podemos tomar e, inclusive, si con las medidas se pueden o no dañar los billetes, y con ello perder el dinero.
Después de leído dicho artículo, empecé a buscar más información y me encontré con este tuit.
¿Qué les parece esto de lavar los billetes?
¿Alguien acá lo ha hecho? https://t.co/S0YGa4nNaz— Elaine Miranda (@ElaMVela) June 26, 2020
En éste se muestra un video de unas personas en Canadá que están lavando -literalmente- con agua y jabón los billetes. Me llamó mucho la atención, entonces procedí a compartirlo y a preguntar si alguien hacía algo así aquí en Nicaragua. ¡Sorpresa! La mayoría de los tuits de respuestas (más de 50) decían que por supuesto que sí, que era una de las medidas de seguridad que tomaban.
Con el embarazo me he vuelto un poco más temerosa y por consecuencia, más cuidadosa, al punto que mis únicas salidas de la casa son solo a las citas con la doctora. Las compras (que eran MI salida), ahora le pertenecen al 100% al princeso. Entonces decidí echarme un clavado para indagar un poco más sobre el riesgo del uso de los billetes y escribir este artículo para compartir lo que encontré y quizá bajar un poco los niveles de ansiedad que nos está generando todo el tema del COVID-19.
Primero los quiero poner en contexto. Nicaragua es un país con una baja bancarización en la población. Al respecto existen diferentes datos: en 2017 un informe de BBVA situaba la bancarización en Nicaragua en un 17%. En ese mismo año un artículo de El Nuevo Diario lo ponía en 31%, mientras que la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera del Banco Central de Nicaragua en 2017, lo estableció en 12.4%. En general, cualquiera que sea la cifra real, el porcentaje es relativamente bajo en comparación con otros países de la región.
¿Por qué usamos más billetes que dinero digital?
Cuando leí estos datos me pregunté por qué existen diferentes situaciones por las cuales las personas siguen usando billetes en físico. No voy a profundizar tanto en este post sobre ese tema, pero sí quería dar contexto a esa duda. Para dar algunas respuestas a esta interrogante decidí escribirles a algunos expertos (y amigos) en finanzas personales de otros países para que me ayudaran y, de paso, con otras que me parecía podrían ayudarme a complementar este post.
Sonia Sánchez, una mexicana experta en finanzas y autora del blog Blog y Lana, considera que usar el efectivo todavía duele más que el digital, es decir que “psicológicamente nos duele más desprendernos de nuestros billetes, esos que podemos tocar y oler, que de nuestro dinero digital”. Por su parte Daniel Urías, director-fundador de Cooltura Financiera de México, me dijo algo interesante: “las personas creen que usando medios digitales se exponen a ser vigilados y obligados a cumplir con las políticas fiscales y pagos de impuestos; otros siguen consumiendo de forma local y presencial, en cuyo caso el dinero en efectivo sigue siendo muy necesario”.
Algo similar he notado para la realidad nicaragüense, porque la mayoría que usa dinero en efectivo lo hace porque les parece más fácil de administrar. Julio César Pineda, autor del blog Desde Cero en Honduras, cree que esto sucede porque el dinero digital, “hasta cierto punto no lo sentimos o no nos damos cuenta que es de nosotros, por lo que se gasta más y comenzamos con problemas en la dinámica financiera, perdemos el control”.
Cabe destacar que no siempre sucede de esta forma, hay quienes más bien, se sienten más cómodos usando dinero digital, pues la parte emocional del cerebro siente que el dinero en efectivo se escapa de las manos en cada compra. De esta manera, hay más posibilidades de pensar dos veces antes de realizar un gasto y por ende, se administra mejor el dinero.
Menos miedo y más información en el uso de billetes
Como en el caso de la noticia de Canadá, hay muchos mitos sobre este tema. Me encontré, por ejemplo, casos de personas que en su intento de “librarse” del Coronavirus, quemaron o dañaron billetes que probablemente se ganaron con mucho esfuerzo en sus trabajos. ¿Era necesario hacerlo? Entiendo que todos estamos tomando medidas extremas pero hay que tener límites y estar siempre bien informados para evitar dañar los billetes y perder el dinero o, peor aún, perjudicar nuestra integridad física.
Ante esta situación, el miedo a los billetes por el Coronavirus sí puede causar un problema mayor en la población. Para tranquilidad de todas y todos, en marzo de este año en una entrevista para MarketWatch, un sitio web financiero de Estados Unidos, Fadela Chaib, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dejó claro que los billetes no representan un riesgo mayor de contagio. Chaib expresó que la principal fuente de contagio es de “persona a persona a través de pequeñas gotas de la nariz o la boca”.
Los expertos han reiterado que los billetes no representan un riesgo significativo a la hora de contraer el COVID-19. Sencillamente se recomienda acatar las medidas generales para prevenir esta enfermedad, destacando el lavado de manos con agua y jabón como una de las más importantes.
En una entrevista para el diario “La Vanguardia”, el presidente de la Sociedad Española de Virología, Albert Bosch, explicó que ”es mucho más probable que el contagio se produzca por proximidad con una persona infectada que por pagos en efectivo”. Agregó además que los billetes “son vehículos de transmisión del virus muy poco relevantes” en comparación con otras formas de transmisión. Es decir que deben ocurrir una serie de eventos desafortunados para que se pueda transmitir el virus:
1-Que alguien infectado de Coronavirus estornude sobre el dinero.
2-Que ese dinero llegue a manos de otra persona en un periodo muy breve de tiempo.
3-Que quien reciba el dinero no se lave las manos y se toque la cara.
En este mismo sentido la Dra. Christine Tait-Burkard, experta en infección e inmunidad del Instituto Roslin de la Universidad de Edimburgo, aseguró a la revista Currency News que “el dinero es una fuente potencial de contagio solo si alguien está usando billetes para estornudar».
¿Los billetes nicaragüenses son más seguros?
Además de todo lo mencionado, es importante destacar que los billetes nicaragüenses están hechos a base de sustrato de polímero, de acuerdo a información publicada por el Banco Central de Nicaragua.
Este material, el polímero, según la revista científica norteamericana “Scientific American”, es más limpio, es decir “son más resistentes a la suciedad y las bacterias”, que otros derivados del algodón. De hecho, las bacterias sobreviven menos tiempo en los billetes de polímero comparado con los billetes de algodón.
De acuerdo al estudio “Dirty Money: A Matter of Bacterial Survival, Adherence, and Toxicity”, realizado por la institución académica MDPI de Suiza, “la carga bacteriana en los billetes de algodón se mantiene relativamente estable durante los primeros 15 días”, mientras en los billetes de polímero “disminuye constantemente en casi cinco órdenes de magnitud en la primera semana y diez veces más en la segunda semana”.
Agregado a esto, los expertos explican que los billetes son más propensos a ser contaminados por bacterias, no por virus, y estas bacterias “no tienen efectos adversos en la población, están presentes en nuestro entorno y convivimos normalmente con ellas, pues tenemos resistencia inmunitaria natural”, explica en una entrevista Mariano Esteban, jefe del Centro Nacional de Biotecnología en Madrid.
El experto añade que el Coronavirus necesita un huésped para sobrevivir, si no es así se va degradando y sólo puede permanecer estable si se almacena en condiciones con bastante frío, lo más probable entonces, es que no permanezca mucho tiempo en los billetes.
Además, en los climas tropicales, la limpieza y la durabilidad de los billetes de polímero se acentúa mucho más, según comentó el investigador de polímeros Stane Straus en una entrevista a la BBC.
Por lo tanto, si te parece más cómodo usar efectivo, lo podés seguir usando, incluso el polímero se puede limpiar en caso de necesitar más seguridad y protección.
¿Cómo limpiar tus billetes de polímero?
De acuerdo a sugerencias brindadas por el Banco de Canadá, se debe tener cuidado en no usar productos que contengan cloro o etanol al momento de desinfectar los billetes, porque estos pueden dañarlos y si se dañan podrían perder su valor de cambio.
La manera correcta de hacerlo, según recomienda el Banco de Canadá, es simplemente aplicar agua y jabón, y luego dejarlos secando. Otra forma más fácil de limpiar los billetes que sugiere Albert Bosch, presidente de la Sociedad Española de Virología, es usar la luz ultravioleta, es decir poner los billetes al sol para eliminar posibles virus o bacterias, esto no causa daños a los mismos.
En conclusión
Bueno, después de haber leído tantos artículos (pido disculpas por el testamento en que esto resultó), he llegado a la conclusión que con los billetes que manipulamos debemos tomar las mismas medidas de sanitización que hacemos con las compras del súper y el mercado, los productos que pedimos delivery, etc. (importante: pero sin usar cloro, para no dañar los billetes ni perjudicarnos): manteniendo una higiene básica, como lavarse las manos con agua y jabón después de pagar con efectivo o tarjeta.
Sé que el COVID-19 nos ha puesto mucho presión y ansiedad, así que espero ésta no sea una fuente adicional sino, al contrario, que te traiga más tranquilidad.
*Este artículo fue publicado originalmente en el blog de la autora: Plata con Plática