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Los otros diálogos emblemáticos de Nicaragua

diálogos en la historia de Nicaragua

Ilustración: Juan García

Aunque este 16 de mayo inició un histórico Diálogo Nacional, donde estudiantes y sociedad civil reclamaron al Gobierno de Nicaragua la masacre de más de 50 personas, este no es el único diálogo que ha sucedido en el país. Consultamos al historiador nicaragüense Bayardo Cuadra para reconstruir la historia y esto nos contó:

Cacique Nicarao y Gil González Dávila

Según Bayardo Cuadra, el primer diálogo registrado en la historia del país fue el del Cacique Nicarao y el conquistador Gil González Dávila, en 1523. El cacique, considerado el más importante de los indígenas, accedió sentarse con el español para tratar de comprender sus orígenes. El objetivo de González Dávila era extraer las riquezas de las tierras y convertir a las tribus al cristianismo.

Ambos conversaron sobre los misterios del mundo, la religión y las tradiciones milenarias de los aborígenes. Luego, el conquistador acordó la «paz» con el Cacique, sin embargo, incumplió su palabra y sometió al catolicismo a los indígenas.

Tiempo después, explica un reportaje especial de El Nuevo Diario, Nicarao enfrentó a los españoles en guerra, protegiendo así las tierras que todavía podía conservar. «Él (Nicarao) sabía que tendría que ir a la guerra. Pero antes, prudentemente, aceptó escuchar al ´otro´ e intentó comprenderlo, dando un ejemplo y una lección», afirma el autor del texto.

Convenio legitimistas vs democráticos

Entre 1854 y 1855, se desencadenó una guerra civil entre las dos fuerzas políticas de Nicaragua. Los democráticos convocaron las fuerzas del filibustero William Walker, pero la intención de Walker era conquistar Nicaragua y toda Centroamérica. Al final la guerra fue de piratas contra nicaragüenses.

Según Bayardo Cuadra, los guerrilleros nacionales solicitaron la ayuda inmediata de los gobiernos de Costa Rica, el Salvador y Guatemala, para que estos enviaran sus ejércitos. Los gobiernos, a excepción de Costa Rica, accedieron con la condición que legitimistas y demócratas  reconciliaran sus diferencias.

Por eso, en 1856, los dos mayores dirigentes del partido Legitimista y el partido Democrático, Máximo Jérez y Tomás Martínez, se sentaron en una mesa de diálogo para pactar paz y juntar fuerzas ante los filibusteros. El 14 de septiembre del mismo año, días después del pacto, se proclamaron victoriosos.

Sandino, Sacasa y Somoza

Sandino días antes de su asesinato, junto a Anastasio Somoza García. | Archivo de la biblioteca de Enrique Bolaños

Es común ver en las redes sociales la fotografía del libertador Augusto C. Sandino, abrazado a Anastasio Somoza García, con la descripción «la última vez que dialogaron, esto pasó». La foto fue tomada días antes que Sandino fuera asesinado por órdenes de Somoza García, después de una cena organizada por el presidente Juan Bautista Sacasa, donde el guerrillero trataba de negociar una forma de constitucionalizar la Guardia Nacional como fuerza armada que garantizara la vida de sus hombres en Las Segovias.

Sandino después de la cena, sentía confianza en que había logrado un cambio. A la media hora fue fusilado. Según un reportaje de la revista Domingo, una de sus últimas frases fue: «Todos somos hermanos nicaragüenses y yo no he luchado contra la Guardia, sino contra los yankis; y no creo que vayan a aprovecharse de la ocasión para hacer ahora con nosotros lo que no pudieron hacer en la montaña. Dígale que yo quiero que me explique lo que quiere hacer con nosotros».

En 2014, Daniel Ortega se refirió a este evento de la historia como “diálogo de la muerte”. «Y después de abrazarlo Somoza, después de cenar el presidente Sacasa con Sandino, cuando bajaba Sandino de la Casa Presidencial, allí mismo lo capturaron y luego cobardemente, como suelen ser los traidores, los vende patria, lo asesinaron», afirmó Ortega.

Somoza Debayle y opositores

En los últimos meses de Anastasio Somoza Debayle en la presidencia, existió una fuerte presión por parte de la empresa privada para la existencia de un diálogo donde se exigiera la democratización y salida inmediata del país del dictador. Él, de acuerdo a un artículo de opinión de Enrique Sáenz en publicado en Confidencial, aceptó el diálogo como táctica para ganar tiempo y redefinir su estrategia.

En 1977 Somoza Debayle aseguró a los medios de comunicación: «Estamos en una sociedad donde está de por medio el diálogo y mi gobierno es partidario del diálogo. Si para la paz es necesario dialogar, lo vamos a hacer». Sin embargo seguía reprimiendo, censurando y asesinando en las calles.

Según un reportaje de La Prensa, en 1978, la Organización de Estados Americanos (OEA) envió una comisión a Nicaragua para elaborar un estudio de la represión que Somoza Debayle ejercía en los ciudadanos. Aunque el reporte condenaba la situación del país y brindaba como solución la renuncia del dictador, él ignoró los resultados. Su objetivo era gobernar hasta 1981.

La iglesia, los jóvenes, la sociedad civil y la empresa privada, expresaban que no podía haber diálogo si seguía la violencia. Somoza Debayle no los escuchó, hasta su renuncia y huida el 17 de julio de 1979.

El fin de la guerra

Daniel Ortega ya ha sido parte de diálogos nacionales. Con el objetivo del cese de la guerra, la oposición de entonces -liderada por Violeta Barrios de Chamorro- y el gobierno de Ortega, se reunieron el 3 y 4 de agosto de 1989 para mediar condiciones democráticas, en busca de la paz. Fue exitoso.


Se adelantaron las elecciones, se incorporaron miembros legítimos de la oposición y se otorgaron otras garantías legales y políticas para la participación opositora en las votaciones. Asimismo, se contó con la participación de Naciones Unidas, la OEA y el Centro para la Democracia.

En estos comicios Ortega perdió el poder ante Violeta Barrios de Chamorro.

¿Y ahora?

El Diálogo Nacional de 2018, empieza oficialmente el 18 de mayo, a un mes de que se dio la primera protesta por el paquete de reformas a la Seguridad Social.

Este 16 de mayo, en una especie de acto inaugural, estudiantes exigieron al presidente Daniel Ortega su renuncia y la sociedad civil y la Conferencia Episcopal demandaron el cese inmediato de la violencia contra los ciudadanos que protestan.