Perfiles
Apuesta por compartir y no “competir”. Por eso convoca a los emprendedores a trabajar juntos hacia una misma dirección
Cuando a Sara Lila Cordero le preguntan qué ha hecho en su carrera profesional ella responde: “prefiero contarles lo que más he disfrutado hacer, al final de eso se trata”.
Así es Sara Lila, una entusiasta y soñadora nicaragüense que cree en la cultura emprendedora como el futuro de las economías del mundo. Tiene 29 años y ya ha dejado su huella en la promoción de la innovación y la creatividad para las nuevas formas de negocio en Nicaragua.
Graduada de la carrera de Mercadeo y Publicidad en la Universidad Centroamericana (UCA), estudió una maestría de Emprendimiento e Innovación en la Universidad de Barcelona. Sara Lila recuerda que antes veía la cultura del emprendedor “como algo muy tradicional. No tenía la mente tan abierta de todas las ideas y todo lo que uno puede crear y lo mucho que se disfruta cuando existe pasión”.
Durante un viaje a Estados Unidos visitó un espacio “coworking”, un sitio físico donde convergen emprendedores para trabajar en la continuación de sus proyectos e ideas de negocios. Sara Lila salió tan “inspirada” de ese lugar que la tesis de su maestría consistió en diseñar un modelo de coworking que nombró “La Fábrica”, y que un par de años más tarde abriría sus puertas en Managua. El primero en el país.
Hoy terminó mi 2do día como residente de la @lafabricacowork gracias por el espacio, la pasé bien y espero volver ? cc @SaraLilaaa pic.twitter.com/GBT0016s5E
— Luis KΛrlos (@lukasnica) 14 de enero de 2017
Desde entonces su rol ha sido “crear comunidades y conectar a los emprendedores”. Conoce a muchos y le interesa saber qué necesitan y a qué aspiran para ponerlos en contacto con gente que puede ayudarles; ya sea un mentor o un proveedor para que ellos “crezcan”. El trabajo colaborativo es para esta joven una parte esencial en el éxito empresarial, sin embargo lamenta que aún muchas personas no entiendan el concepto de compartir y “siempre piensan en competir”. Es una barrera cultural que impide hacer las cosas diferentes, asegura.
Los coworking son oficinas a bajo costo que prestan las condiciones para crear un ambiente colaborativo y de apoyo entre el grupo de emprendedores miembros del espacio, apoyando el crecimiento de cada uno de sus negocios
“La Fabrica Coworking” tiene capacidad de recibir a 30 emprendedores. Actualmente asisten 25 que han rentado un espacio por tiempo completo y medio tiempo, además llegan otras personas de manera esporádica en busca de un sitio adecuado para trabajar sus proyectos. Sara Lila destaca que se están cultivando diferentes tipos de negocios sociales y tecnológicos. Algunos no tienen un negocio formal y laboran como “freelance” en diseño gráfico y programación informática. Alrededor del 20 por ciento están generando sus ideas de negocio y los planes para desarrollarlos.
“La gente piensa que el primer paso para emprender es la idea de negocio, yo creo que el primer paso es hacer un autoanálisis, pensar en qué es lo que se quiere, qué tanta disposición de compromiso existe; qué habilidades es necesario aprender y tener para sobrellevar todos los obstáculos”, afirma.
En 2015 asumió el reto de diseñar una clase llamada “Desarrollo de Habilidades Emprendedoras” que en 2016 fue parte del pensum académico de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Centroamericana, UCA. Una de las cosas que disfruta es compartir lo que sabe en las aulas de clases y su pasión la ha impulsado a crear un segmento televisivo que llamó “La Fábrica de Emprendedores”, para brindar consejos a personas entusiastas con el deseo de innovar y comenzar en Nicaragua “un efecto multiplicador de la actitud emprendedora”
En 2016 organizó 50 talleres en los que participaron más de 600 emprendedores y comenzó a coordinar las “noches de fracaso” o “Fuck Up Nights” donde líderes de negocios se reúnen para compartir sus experiencias de fracaso. Es un evento bimensual y se realiza en 180 ciudades del mundo. Managua no es la excepción.
“Desde el colegio enseñan las historias de éxito pero no las de fracaso. A veces los casos de éxito nos intimidan y nos sentimos ajenos pero con el fracaso no, porque todos hemos tenido algún fracaso de diferente niveles en la vida”, concluye.