Música

Mariano Torrez, el músico nica que se abre paso en Estados Unidos
Mariano Torrez
Mariano Torrez, músico nicaragüense | Cortesía.

El cantante debuta con dos nuevas canciones —Anxiety y Fake Friends— que formarán parte de un disco que sigue en producción.

Mariano Torrez prueba suerte en la música en Estados Unidos. Es un multiinstrumentista, nacido en Masaya y radicado en Pittsburgh, Pensilvania, que ha decidido iniciar su propio proyecto como solista, en un mercado voraz y competitivo. Su talento lo ha llevado a estar codo a codo con Ignacio “Nacho” Molino, nada más ni nada menos que el “mixer” del salsero panameño Rubén Blades.

Torrez debuta con dos nuevas canciones —Anxiety y Fake Friends— que formarán parte de un disco que sigue en producción. Las canciones que ha publicado hasta entonces han sido grabadas por él y todos los elementos —desde la batería, la guitarra y las voces— son ejecutados por Mariano. 

Anxiety y Fake Friends son dos producciones que pasaron por el oído de Nacho Molino, mezclador de Rubén Blades durante diez años y cuya trayectoria le ha hecho merecedor de cinco Premios Grammy. 

—Mi amistad con él es muy cercana, así que un día le dije que empezaría a hacer mi música y si me podría ayudar —cuenta Mariano vía llamada telefónica desde Pensilvania, ciudad donde radica actualmente con su esposa y sus dos hijos—. Alguien con ese nivel en la industria te dirá sin reparos si es una porquería o no —agrega.

Pasaron dos días hasta que el productor le dijo que el sonido de sus primeros demos estaba muy bien, que le siguiera dando. 

—Desde entonces, él mezcla las canciones y tengo la suerte de tenerlo de amigo, porque le da el sonido final a las melodías.

 

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Enfrentar sus miedos

Pero no siempre la vida de Mariano estuvo rodeada de músicos ganadores de Grammy. Mariano nació y creció en Masaya, ciudad donde dio sus primeros pasos como músico en la iglesia Hossana, donde formó una banda cristiana. Luego estuvo en bandas locales de su ciudad, hasta que en 2006 viajó a Estados Unidos para realizar estudios bíblicos. Mariano ha realizado estudios sobre la Biblia, pero nunca estudios académicos sobre música. Todo lo que sabe lo ha aprendido arriba de los escenarios de Masaya, Managua y Pensilvania.

—Lo que más recuerdo y lo que más me hace falta de Masaya es la tranquilidad, sentarse afuera de la casa, ese ambiente de familia no es algo que ves aquí —rememora Mariano. 

Después de los cursos bíblicos en Estados Unidos, Mariano volvió a Nicaragua y en 2009 decidió irse nuevamente para casarse con su esposa, que la había conocido en 2005. Desde entonces combinó su pasión por la música con la vida familiar. Tocó junto a varias bandas de Pensilvania hasta que decidió lanzarse como solista. No ha sido fácil, en un país tan competitivo musicalmente como los Estados Unidos, pero las plataformas digitales le han ayudado a posicionar su música y sus ganas.

Pero, según  Mariano, sus principales obstáculos para dar este gran paso en su carrera musical fueron él mismo y el miedo al qué dirán. “He afrontado mis miedos a la brava”, relata.

Un proceso largo, pero satisfactorio

Estas producciones surgieron después de una etapa difícil en la vida del artista, donde sentía depresión y ansiedad. Al final terminó volcando estas emociones en su producción musical haciendo música primero para él mismo, luego para un público.

—Estar con otro tipo de artistas me ayudó a agarrar ideas de cómo se hacían las canciones, de cómo se escribe y cómo se trabaja, pero al mismo tiempo esa fue la escuela que me causo un montón de ansiedad —explica.

Estas dos canciones de Mariano hablan, precisamente, sobre eso: las relaciones interpersonales y los “falsos amigos”. 

Cuando Mariano decidió dejar la banda con la que llevaba varios años y un disco grabado, sintió frustración, hasta que un día tomó su guitarra y empezó a hacer música tal como le gustaba. 

—Por lo general estaba tocando canciones de otra gente y los que otros me decían no me sentía conforme. 

Cuando salió de su zona, empezó a darse cuenta que era mejor hacer las cosas a su manera y con sus procesos, aunque estos fueran más lentos, debido a que le toca hacer todo a él. 

—Te toma tantos meses hacer una canción para que dure solo cuatro minutos. Es un proceso largo, pero de bastante satisfacción personal –reflexiona el artista mientras se prepara para el lanzamiento de su primer material.