Nintendo sacó su primer juego fuera consolas en diciembre pasado y lo hizo utilizando la plataforma de iOS para iPhones y iPads. Como muchos de ustedes, me emocioné y me enlisté para descargar Super Mario Run en cuanto estuviera disponible y lo he jugado por más de un mes. Ahora que la empresa anunció que en marzo también estará para Android, vale la pena hacer una recapitulación de lo bueno y malo de este juego, que en sus primeras dos semanas llegó a tener más de 90 millones de descargas, solo superado por Pokémon Go. Sin embargo, la versión completa que cuesta 9.99 dólares solo ha sido descargada por un poco más de 3 millones de usuarios.
Aquí les cuento mi experiencia como usuaria, sin pretender hacer un análisis técnico al respecto:
Me ha gustado Mario desde que lo conocí por primera vez en Super Mario World, es mi juego favorito de todos los tiempos. Lo descubrí en Super Nintendo y lo he seguido a lo largo de los años pasando por Nintendo 64, Game Cube, etc…
Dejé de tener una consola hace mucho y a menudo descargaba juegos en mi celular o iPad para distraerme, aunque debo decir que siempre extrañaba al fontanero bigotón y a su inseparable compañero Yoshi.
En diciembre de 2016 cuando apareció Super Mario Run lo vi como la oportunidad perfecta. Lo descargué el mismo día del lanzamiento y ahí me topé con la primera piedra: la versión de prueba solo tiene tres mundos y muchas de las funciones bloqueadas. ¡Buuuu!
Empeñada en disfrutar del juego me decidí a comprarlo. 9.99 me pareció un precio standard y asumí que si estuviera actualmente jugando con una consola, más o menos eso gastaría comprando juegos. Hice caso a lo que los gurús de finanzas aconsejan y deje ir mis casi 10 dólares, según yo como autoregalo de navidad, porque lo necesitaba, claro…
Bueno, la verdad es que no me arrepiento. En principio, el juego trae mucho del icónico diseño del Mario de Super Nintendo, así que si están buscando explotar su nostalgia aquí lo tienen. Los enemigos son básicamente los mismos y los mundos también. La trama no varía mucho tampoco: como en todas las versiones tenés que liberar a la Princesa Peach del malvado Bowser.
Super Mario Run tiene en realidad tres modalidades de juego, que se complementan entre sí: los mundos, las carreras y la construcción del reino hongo. La primera es muy parecida a la narrativa tradicional de los juegos de las consolas de Nintendo y Super Nintendo, vas pasando los distintos mundos, venciendo los obstáculos en los castillos secundarios y de paso agarrando las monedas especiales hasta llegar al temible monstruo acorazado. Después que lo vencés se libera el personaje de la princesa Peach.
La segunda modalidad es básicamente un bonus que te permite construirle casa a tus toads (hongos) y posteriormente armar el hogar de Yoshi, Luigi y Toaddete para liberar a sus personajes y poder utilizarlos en el juego. Mientras vas avanzando en las otras dos modalidades podés comprar casas más elaboradas, estatuas de los personajes y decoración, al gusto. No aporta mucho, más que el placer de ver a tu reino creciendo y feliz.
La tercera modalidad, y creo yo que la parte más adictiva, son las carreras. Competís con gente de todo el mundo, y si ganás, además de tener más monedas, traés más toads a tu reino. Las carreras se dan en los mundos que vas desbloqueando y consisten en ver qué usuario logra acaparar mas monedas en 60 segundos. Debo admitir que cuando ya tuve la versión completa me enganché con las carreras como loca, en principio porque necesitaba más toads para desbloquear a todos los personajes y porque se te va el tiempo en la competencia.
Quería jugar con Yoshi, que es mi personaje favorito por toda la eternidad y trabajé arduamente para conseguirlo (jajaja). Luego me pasó lo mismo con Luigi, porque quería probar qué tan bueno era, y así, hasta que logré tener a todos los personajes. Lo bueno de las carreras es que son prácticamente infinitas, podés pasar horas perdiendo y ganando toads en distintos mundos, con distintos contrincantes. Nada nuevo para los que nos hemos enganchando con videojuegos anteriormente.
En resumen, las cosas positivas de Mario Run son, además de que apela a la nostalgia y tiene los elementos de sus juegos tradicionales, la versatilidad que permite que el juego sea en una pantalla táctil y que podás jugarlo en distintas modalidades. Tiene todo para ser divertido, excitante y alarmantemente adictivo.
Su único problema: que necesitás tener una conexión a internet en todo momento para poder jugarlo. Vale la pena entristecerse por eso, porque implica que si estás jugando en una tableta o desde tu celular y no tenés plan de datos, «tas listo». Olvidate que las largas esperas en filas de bancos-burocracia-gubernamental-tiendas signifiquen más toads en tu vida.
Sin embargo, en términos generales el juego es lo máximo y estoy segura que no se van a decepcionar si lo descargan e invierten en la versión completa. Se los digo de una #MarioLover a otro/as.