Diana Saballos se quedó dormida al volante. Sus párpados se cerraron y cuando despertó estaba en un hospital de Managua, cegada por luces blancas y “aplastada” por dolores indescriptibles.
El 23 de febrero de 2013, Diana, quien tenía 29 años en ese entonces, había dormido solo dos horas. Ese día llegó desde Estados Unidos a Managua por la madrugada. No pudo descansar lo suficiente, pues a lo largo de la mañana, y parte de la tarde, recibió visitas de amigos y familiares.
Por la noche, salió de su casa con rumbo a una boda. Tomó su carro y ocho kilómetros después el vehículo dio vueltas. No fue producto del alcohol, ni de drogas. Su cuerpo solo se apagó, relata. Las únicas dos horas que logró dormir no fueron suficientes.
“Me dormí en el volante y la verdad no sentí el cansancio. No lo vi venir, no iba pestañeando”, comenta Diana cuatro años después del accidente.
Al despertarse, lo primero que le dijo al doctor fue que donaran sus órganos internos. Se lo repitió “instintivamente” y todavía con poca conciencia. Sentía en el tórax que algo la aplastaba, pero en verdad tenía el pulmón fisurado. También sus ovarios, parte del tronco y la cadera.
El doctor le comentó que lo primero que debían hacer era parar su hemorragia. Diana preguntó “¿cuál hemorragia?”. En ese momento le dijeron que tenía una abertura en la frente. Lo que había pasado es que el retrovisor de su vehículo voló y le impactó en el rostro. Pero eso fue lo menos grave.
Otro pensamiento que envolvió a la joven es si había matado a alguien. Pero no fue así. “No sé cómo hubiera podido vivir con eso. Hay que pensar en los otros. No solo es el daño que se causa a uno”, comenta.
Internamente, Diana tenía muchas fisuras que la hicieron pasar días en recuperación con un cóctel de analgésicos. Hoy la cicatriz de su frente es visible. De hecho, es la única secuela física que le quedó del accidente. “Fueron unos meses críticos y terribles. No podía con tanto dolor. No podía ni reirme”. Y es que la risa para ella es primordial. Diana sonríe incluso al contar su relato junto a una expresión de haber superado los acontecimientos de esa tarde.
Pero las heridas no se curaron así de fácil. El primer shock lo recibió su familia, en especial sus padres, quienes llegaron ese día a despedirse de ella. Todos pensaban que no tenía mucho tiempo de vida.
Después de ese accidente, la vida de Diana cambió, y la de sus padres también. Todos los planes que tenían se pospusieron. Y llegaron las cuentas médicas. Y las terapias. Y las pérdidas hasta de relaciones.
“Ahora, siempre trato de aprovechar más los momentos, hacer las cosas que a mí me gustan, vivir más mi vida y ser más cautelosa”, afirma.
Prevención de los accidentes de tránsito
Diana Saballos se salvó por poco, pero al año cientos de nicaragüenses mueren en las carreteras.
Personas Unidas por el Dolor y la Esperanza (PUDE) es una organización en la que el 75 por ciento de sus integrantes han perdido a un familiar por accidentes de tránsito.
Ante la tasa de mortalidad que cada año enluta a familias enteras, PUDE, la Universidad Centroamericana y la Revista Niú realizarán el martes 24 de octubre el foro-debate “Metamos el cambio”, que será moderado por jóvenes.
“Es una satisfacción para los padres de familia de nuestra asociación ver que son jóvenes los que van a estar ahí”, comenta Azucena Saballos, presidenta de PUDE.
Esta actividad es abierta y se realizará en el Aula Magna de la Universidad Centroamericana de 04:00 a 06:00 p.m. Para Leslie Ruiz, directora de Comunicación Institucional de la UCA, los accidentes de tránsito son un problema de salud pública en el que cada vez más jóvenes y adolescentes resultan afectados.
El foro tiene la particularidad de ser moderado por jóvenes de entre 15 a 19 años, quienes hablarán desde sus perspectivas sobre la causa que atañen a los accidentes de tránsito.
“Muchas veces se dice que las causas de fondo son el exceso de alcohol o el exceso de velocidad. Eso es la data oficial, pero con ellos (los jóvenes) hemos analizado que las causales de fondo tienen que ver con la falta de responsabilidad y la actitud personal hacia tu propia vida y la de los demás”, asevera Ruiz.
La importancia de involucrar a los jóvenes
Azucena Saballos asegura que los principales afectados en los accidentes de tránsito son jóvenes económicamente activos y potencialmente productivos.
“Estamos hablando con jóvenes porque no es solo el consumo de alcohol, no es solamente la velocidad, también es la falta de valores. Tenemos que trabajar desde tempranamente sobre actitudes responsables. Vemos a diario en todos los medios que no hay respeto a la vida”, reafirma la presidenta de PUDE.
Parte de la dinámica será que los jóvenes participantes del foro, narren desde su visión sobre cómo frenar los accidentes de tránsito y qué compromisos se pueden fomentar desde sus círculos sociales.