Crecí en una familia en la que nunca se habla de sexo. No es que sean anticuados, pero supongo que prefieren eludir el tema, por eso desde hace tiempo la información que manejo sobre ese tópico proviene de Internet o de mis amigos.
Un jueves de octubre entré por primera vez a una tienda erótica. Para llegar a Erotic’X tuve que preguntar dónde quedaba y fue súper incómodo. A quien le consulté me regaló esa mirada de ¡Sos pecadora!
Cuando entré al lugar no podía dejar de pensar en que la gente me vería entrar, y que seguramente pensarían mal de mí. Luego empecé a divertirme con esa sensación. Era graciosa la forma en que me miraban porque seguro pensaban que iba a comprar algún juguete.
Cuando llegué a Erotic’X, en Managua, lo primero que miré fueron objetos sexuales sencillos: lencería, cartas para jugar en pareja, cremas y lubricantes. La tienda está ordenada para que así sea.
No me incomodé al ver estos artículos. Supongo que sucedió porque son los más comunes y los que están todo el tiempo en medios de comunicación o Internet. Seguí caminando y entré a la segunda parte de la tienda. En ese punto sí me impresioné por la creatividad con la que se hicieron todos los objetos que observé. Hasta el día de hoy, sigo sin comprender algunos.
Cuando el vendedor de esta sex shop empezó a explicarme cómo usar ciertos juguetes, me sorprendí y me sentí cohibida de hablar tan abiertamente de sexo y sobre la manera en que estos inventos pueden complementar una relación. Con el tiempo estuve más cómoda y poco a poco empezamos a platicar con libertad.
Que sean desconocidos para mí, así como para otras miles de mujeres no es extraño en Nicaragua, asegura María Escobar, cofundadora de la iniciativa feminista “EnRedadas”. Según ella, las nicaragüenses siguen viviendo una sexualidad que gira en torno a los valores religiosos y costumbres conservadoras que prohíben la expresión libre de la sexualidad.
El mercado de los juguetes sexuales recién se explora en el ombligo de América, pese a que según el portal de estadísticas statisticbrain.com, estos artículos generan alrededor de quince millones de dólares cada año a nivel mundial.
En Erotic’X hay clientas que podrían gastar desde dos dólares hasta 500. La oferta es variada: vibradores, arneses, manos de hule, bombas que ayudan a los hombres con problemas de erección, y objetos de sadomasoquismo como un dildo (objeto de forma fálica que se usa para la penetración) de aproximadamente 40 centímetros. Cuando le pregunté al vendedor si alguien lo compraba, me dijo que seis meses atrás había vendido uno.
¿Qué compran las mujeres?
Los juguetes eróticos no son algo nuevo. En la Antigua Grecia ya se usaban dildos de madera y se dice que el aceite de oliva servía como lubricante. En el siglo XIX el antepasado del moderno vibrador se creó como una solución para combatir una “histeria femenina». Ya en el Siglo XX estos se vendían en catálogos como “instrumento(s) para la tensión y la ansiedad femenina”. Las muñecas sexuales, por ejemplo, surgieron como damas de trapo que acompañaban a los marineros en sus largas travesías. Y así sigue la historia en China, Francia, Alemania…
En Nicaragua, las mujeres suelen adquirir trajes eróticos, dildos y sets de sadomasoquismo: un látigo, una pluma, una máscara y un par de esposas, explica Enyel Flores, dueño de la tienda “Rirume”. Este negocio se dedica a importar productos de todo tipo. Entre los más solicitados están los juguetes sexuales. Las personas pueden revisar cualquier tienda en Internet para escoger los artículos que quieren conseguir y luego trasladar el pedido a la tienda. Los precios del viaje varían según el peso del objeto. La mayoría de veces son las mujeres quienes realizan estas compras, admite su propietario.
Según la psicóloga y terapeuta sexual, Ana Salgado, las mujeres compran dildos porque quieren salir de la rutina y conseguir una estimulación diferente. Ella relaciona la creciente popularidad del sadomasoquismo con las fantasías sexuales que despertó entre millones de lectores el libro “50 Sombras de Grey”.
Aunque pareciera que la mente se ha “erotizado”, Salgado confiesa que a su consulta llegan muchas jóvenes que han tenido un sinnúmero de parejas sexuales y que no han experimentado un orgasmo. La especialista nota entre sus pacientes una marcada diferencia entre hombres y mujeres.
Cuando la mujer ha perdido el deseo sexual, el hombre le dice a la terapeuta: “mire, compóngamela. Las mujeres vienen llorando y diciendo: es que no me quiere tocar. Es como si todo fuera culpa de las mujeres”, cuenta la terapeuta en la entrevista «El nica es demasiado infiel«.
“A los hombres la sexualidad les importa mucho. Las mujeres, por otra parte, pueden pasar diez años sin relaciones sexuales” ¿Por qué? “Hay mujeres que no tienen deseo sexual, otras anulan su sexualidad. Es difícil porque en Nicaragua no hay muchos mensajes positivos con respecto a una mujer que goza de su sexualidad. “Ni quiera Dios, (le dicen) puta”, sentencia.
¿Qué buscan los hombres?
La lencería, los consoladores, las cremas para retardar la eyaculación y los anillos que hacen que la sangre se acumule en el pene y esté más tiempo erecto, son los productos que los hombres nicaragüenses más buscan en Erotic’X, explica Carlos Guillén, dueño de la tienda.
Este tipo de productos llaman la atención si tienen problemas de erección y buscan una solución, o si creen que su pareja espera que él dure mucho más tiempo, concluye Ana Salgado.
María Escobar, de “EnRedadas”, considera que poco a poco la sociedad está avanzando y que hoy hay muchas jóvenes que deciden con quién y cómo quieren tener relaciones sexuales, o que saben que sus búsquedas sexuales pueden basarse también en disfrutar y no solo en la reproducción.
Sin embargo, reconoce que aún en Nicaragua es considerado normal que los hombres experimenten su placer y deseos sexuales, pero no es bien visto que las mujeres hagan lo mismo. Esto se debe, explica, a que vivimos en un sistema socio político en el que la heterosexualidad y masculinidad es más importante que otros géneros y orientaciones sexuales.
Artículos eróticos en apogeo
Según el sitio statisticbrain.com, los juguetes sexuales más vendidos en línea alrededor del mundo son el vibrador, el dildo y los lubricantes.
En un estudio realizado por Debra Herbenick, directora del Centro de la Salud Sexual de la Universidad de Indiana en Estados Unidos, de 3,800 mujeres encuestadas, un 52 porciento entre 18 y 68 años, confesó haber usado al menos un vibrador.
Según la activista feminista María Escobar, que las mujeres compren juguetes eróticos es el reflejo de una población femenina que se está liberando de los estereotipos religiosos y tradicionalistas. Es hora que se acepte la idea de que las mujeres son autónomas en sus experiencias sexuales, dice.
“¿Pero por qué pasa esto? Por una parte creo que porque la sexualidad femenina se ha silenciado, culpabilizado y mantenido en el oscurantismo por demasiado tiempo y parece que nos hemos propuesto, como género, ponernos al día”, asevera la sexóloga Ana Salgado.
“Dione” es una nicaragüense de 28 años que desde hace dos años colecciona productos eróticos. Entre su repertorio están las mordazas, fustas, esposas, pinzas y cuerdas para atar a una persona de pies y manos. Estos son fetiches y fantasías sexuales que se salen de lo convencional.
Ella gasta cada fin de semana alrededor de 40 dólares en productos sadomasoquistas. El artículo más caro que ha comprado es un Kit de Bondage, es decir un juego de cuerdas a 45 dólares.
Esta joven inició con el sadomasoquismo gracias a una amiga que le enseñó un grupo de Facebook en Nicaragua, donde las personas tanto nacionales como extranjeros exponen sus prácticas sexuales de BDSM. Cada sigla tiene un significado: la letra B es Bondage que se refiere a las ataduras, ya sea una parte o todo el cuerpo. La D significa disciplina, es decir las prácticas sexuales de castigos, reglas y adiestramientos. La S es la sumisión, una persona queda a la voluntad de la pareja. La M está vinculada al masoquismo, se refiere a personas que aceptan obtener placer a través del dolor.
Según lo que dicta la página de Facebook del grupo, este fue creado para descubrir y aprender del BDSM y todo lo que este conlleva, “donde somos libres de expresarnos, publicar y debatir sobre aquello que nos apasiona en nuestro maravilloso mundo BDSM”.
«Dione» dice que estas prácticas y productos eróticos sirven para complementar una relación y es bueno que la pareja siempre esté buscando experimentar cosas diferentes, además que las mujeres deberían aprender a sentir placer con su cuerpo.
¿Un asunto de salud?
María Esther Carbuccia, máster en Sexualidad Humana y Terapia de Pareja, explica en su blog que los artículos eróticos ayudan a una persona a intensificar el placer, elevar los orgasmos y fomentar el autoconocimiento del cuerpo. Sin embargo, advierte, también puede producir dependencia y esto afectaría la dinámica de pareja.
De acuerdo a la ginecóloga Ligia Altamirano, en la sexualidad debería bastar la presencia y el gusto por la otra persona. «Si la pareja necesita apoyo de juguetes sexuales es porque algo está fallando en la relación», observa.
La doctora no está de acuerdo en introducir objetos extraños en el cuerpo de una mujer por asuntos de salud.
Carlos Guillén, dueño de Erotic’X, explica que las Bolas Chinas, por ejemplo, son un producto que se recomienda a personas con Incontinencia Urinaria o a mujeres que recién salen de un embarazo, porque fortalecen el suelo pélvico de la mujer, es decir la parte de la vejiga, el útero y el recto, y además le da mayor fuerza a los flujos vaginales para provocar placer en la penetración.
Una investigación realizada por la ginecóloga Shanna Swan en la Universidad de Rochester, Estados Unidos, asegura que durante el embarazo las mujeres no deben utilizar juguetes sexuales, ya que la mayoría están hechos a base de una sustancia llamada ftalatos, que les permite tener elasticidad y flexibilidad. Este componente puede causar esterilidad al feto cuando es varón, revela.
El boom por 50 Sombras de Grey
Luego que se publicara en 2011 el bestseller “50 sombras de Grey”, The New York Times ahondaba en el fenómeno incentivado por el libro: en 2013 la industria de productos eróticos en Estados Unidos incrementó en 7,5 porciento.
En Nicaragua aumentó el número de visitas a Erotic’X, cuenta su propietario, Carlos Guillén. Aunque explica que la mayoría llegaba a preguntar por los artículos que se mencionan en la obra. Querían verlos y que se les explicara de qué manera usarlos, pero no todos se animaban a comprarlos.
Cuando un cliente visita por primera vez Erotic’X, lo que hace para ayudar a que se sienta cómodo es dejar que primero mire los artículos, después cuando al comprador le llama la atención un producto en específico, entonces se acerca para ver si tiene preguntas y le explica lo que necesite saber.
Los precios de un artículo erótico varían. Hay trajes y lencería que pueden costar desde los 12 dólares hasta 60, dice Enyel Flores, dueño de “Rirume”.
Él cuenta que a su tienda nunca ha llegado una pareja a comprar juntos este tipo de artículos, sin embargo, asegura que algunas mujeres llegan acompañadas de amigas, pero que los hombres suelen hacer las compras siempre solos. En Erotic’X también.