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¿En serio hay personas que prefieren secuestros y asesinatos, pero rechazan el amor entre dos personas del mismo género?
El pasado 29 de junio tuve la oportunidad de manifestarme a favor de la diversidad y en contra de la represión, pero esta vez no fue en mi patria, sino en una ciudad mucho más grande y extraña: Ciudad de México. Participar en la marcha del orgullo LGBTQ+ fue hermoso, no sólo porque compartí este momento con otrxs nicaragüenses migrantes, si no porque recordé lo que se siente tener el privilegio de salir a las calles sin miedo a morir.
Llevamos una manta (espectacular, por cierto) que decía: “Nicaragua libre y cochona”. A pesar de la confusión de mexicanos y otras nacionalidades, que no conocían la palabra, logramos llamar la atención de miles, incluidos medios de comunicación. Sin embargo, aunque fuimos abrazados por los demás contingentes, quienes nos prestaron megáfonos y se unían a nuestras consignas de protesta contra una dictadura, que tal vez ni conocían. En Nicaragua fue otra historia.
Esta vez no recibimos odio y represión virtual por los llamados “sapos”, o personas afines a Ortega, sino que fueron los “Azul y blanco” quienes nos mandaron a callar (y a correr del país) con ofensas. Nos encontramos con la foto de la manta por todo Twitter y Facebook de usuarios nicas, donde decían frases como: “Mejor que nos gobierne Ortega” o “Tenemos que sacar a estos degenerados”.
Entonces me pregunto ¿qué clase de Nicaragua queremos después de una sangrienta dictadura? ¿En serio hay personas que prefieren secuestros y asesinatos, pero rechazan el amor entre dos personas del mismo género y la libertad de elegir cómo vivimos nuestras vidas de forma íntima?. ¿Es acaso para los cristianos mayor pecado amar que reprimir a un pueblo?
Siendo honesta, yo le temo a la llamada “nueva Nicaragua”, si ese país que deseamos construir será excluyente de minorías y promotor del odio, ¿para qué ser parte de algo tan horrible? No me fui de mi tierra por miedo, para temerle a los que se hacen llamar aliados de una lucha que es de todxs. Victoria Obando, mujer trans, fue presa política por toda Nicaragua, y el país prefiere cobijarse bajo banderas moralistas, que violan la constitución de Estado laico que tenemos; al igual que Ortega y sus cómplices, destruyeron nuestras leyes.
Sé que esas personas no representan el pensamiento de todo un país, porque habemos muchxs que desde hace años llevamos la bandera feminista y de la diversidad en alto, pero me preocupa lo que vendrá después y la represión que recibiremos, otra vez. Esta vez hasta la Unidad Nacional Azul y Blanco fue atacada por colocar colores en su logo. Ni una de las organizaciones opositoras más conocida entre nicas, se salvó del odio.
De todas formas… Volveremos
Aunque vi mi fotografía y la de mis amigxs, acompañada de mensajes horribles, no permitiremos que Nicaragua se convierta en un escenario como el retratado en Handamaid’s Tale. Seguiremos luchando, al igual que nos opusimos a la criminalización del aborto terapéutico, ley que utilizó Ortega para ganar el voto cristiano. También, como hemos acompañado la denuncia de Zoilamérica, la cual muchos de los que ahora odian a Ortega, todavía les cuesta creer…
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No dejaremos de estar del lado correcto de la historia, ni lucharemos contra la homofobia y el machismo con ofensas; al contrario, lo haremos con acciones positivas que muevan el país hacia adelante. Nos prepararemos en lo emocional, profesional y en valores para construir una Nicaragua, donde podamos ser libres sin discriminación alguna, donde la justicia y el respeto a los Derechos Humanos sean los pilares de nuestra sociedad.
Por comentarios de odio como los que recibimos, no podemos dejar de cuestionar los nuevos liderazgos, ni permitir que personas violentas tomen posiciones políticas. Ya nos sabemos de memoria el final de la historia, si dejamos que las personas incorrectas tomen el poder.
Porque la revolución será feminista e inclusiva, o esta revolución será igual de falsa que la última.