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Hoy no sé exactamente qué será de mi vida pero me siento optimista al respecto. Mis sueños de casa y familia tendrán que esperar indefinidamente, pero ya hice las paces con eso también
Hace dos meses, como el resto de Nicaragua, vivía en un mundo completamente diferente. Estaba más enfocada que nunca en sacar este blog adelante y a punto de cumplir mi sueño de comprar una casa para comenzar una familia.
Dos meses después, mis sueños y mi vida son completamente diferentes.
Ayer fue mi último día de trabajo en una institución estatal que hace casi seis años me abrió una puerta y me dio una oportunidad para servir a mi país. Por respeto a quienes confiaron en mí, y siendo fiel a mis valores, decidí que no quería retomar el blog ni mis redes sociales hasta no haber terminado esa relación de la forma correcta.
No fue una decisión fácil; de hecho, es una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer. No es fácil dejar ir un sueño que estás a punto de cumplir, pero tampoco es fácil cumplir un sueño en medio de todo el dolor que vivimos en Nicaragua desde el 19 de abril.
Mi partida fue agridulce. Me da tristeza dejar atrás a tantas personas buenas con las que he compartido tantos años. Tampoco puedo mentir y negar que me da miedo no tener un ingreso fijo justo en este contexto de crisis e incertidumbre. Pero también me siento muy contenta.
Me da mucha paz y satisfacción saber que trabajé y di lo mejor de mí hasta el último día. Estoy orgullosa de los proyectos que entregué, pues sé que un día no muy lejano serán un granito de arena en la labor de reconstrucción de Nicaragua.
Hoy no sé exactamente qué será de mi vida pero me siento optimista al respecto. Mis sueños de casa y familia tendrán que esperar indefinidamente, pero ya hice las paces con eso también.
Además pensé mucho acerca de qué hacer con el proyecto Dream Life Factory. Estarás de acuerdo conmigo que es imposible hablar de moda y maquillaje cuando hay hasta niños siendo asesinados en las calles por defendernos.
Pasé muchas noches en vela pensando si lo más honorable sería cerrarlo para siempre. Sin embargo, he llegado a entender que la mejor forma que tengo en este momento de servir a mí país es usando esta plataforma que tanto tiempo y esfuerzo me ha tomado construir.
Creo que la lucha por la paz y la justicia se hace desde muchos frentes, aportando lo que cada uno sabe hacer mejor. En mi caso, lo que mejor sé hacer es poner en palabras mi propia experiencia y aprendizaje para inspirar y ayudar a otros que quizás se sientan de la misma manera o estén pasando por algo similar. Así que eso haré. Trataré de adaptar el contenido del blog para hacerlo más sensible a nuestra realidad y crear un espacio donde podás encontrar un poco de sanidad mental en medio de tanta violencia e incertidumbre.
Si en algún momento logro sacarte una sonrisa, darte una idea o inspirarte por un segundo a aportar tu granito de arena también, me daré por satisfecha. Como siempre, muchas gracias por estar aquí. Y que la fuerza nos acompañe a todos.
Acerca de esta foto
La foto de este post es un regalo de mi amigo Luis Gutiérrez, a quien pude conocer gracias a este trabajo del que hoy me despido. Luis no solo es uno de las personas más profesionales con las que he trabajado sino también una de las más agradables.
Hicimos muchas fotos para el blog en su natal Masaya, justo una semana antes que todo comenzara. Espero algún día poderles compartir el resto. Pueden ver su trabajo en su sitio web luisgutierrezl.com. Muchísimas gracias Luis por tu talento y tu apoyo. Fuerza y ánimo para vos y tu familia.
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