En pantalla

“Un Monstruo Viene a Verme” con una lección de vida y muerte
Monstruo

La película no oculta su intención didáctica, asumiendo una tarea de la cual la mayoría huye como de la peste.

“Un Monstruo viene a Verme”
(A Monster Calls)
Dirección: J.A. Bayona
Duración: 1 hora, 43 minutos
Clasificación: * * * (Buena)
* Disponible en Netflix

El director español Juan Antonio Bayona irrumpió en la escena internacional con “El Orfanato” (2007), un brillante ejercicio de horror con inesperado impacto emocional. Hollywood le echó una mano con “Lo Imposible” (2012), basada en la historia de una familia sobreviviente al tsunami que azotó Tailandia en el 2004. Naomi Watts y Ewan McGregor aportaron actuaciones sustanciales, y la recreación del desastre era apropiadamente espeluznante, pero uno no podía dejar de sentir que su ineludible conexión contenía el talento del director para dejar libre su imaginación. “Un Monstruo Viene a verme” oscila entre la fantasía y la realidad, con la facilidad de alguien que regresa a casa.

Conor (Lewis McDougall) es un niño de 12 años viviendo en un pintoresco pueblo inglés. O bien puede ser un suburbio de Londres, a medio camino entre Roal Dahl y la familia Adams. Es un escenario siniestro y precioso en partes iguales, ideal para una tragedia verdadera. Su madre (Felicity Jones) lucha contra el cáncer. Su abuela (Sigourney Weaver), en línea para cuidar de él, solo le inspira hostilidad. Su padre (Toby Kebbell) vive al otro lado del océano, con una nueva familia. De remate, un trío de patanes en la escuela detectan instintivamente su vulnerabilidad y lo acosan. El panorama es desolador, hasta que un monstruo, como gigantesco árbol antropomorfo (con la voz de Liam Neeson), irrumpe en sus sueños. Quiere contarle una historia.

La película no oculta su intención didáctica, asumiendo una tarea de la cual la mayoría huye como de la peste. Es una película para introducir el concepto de la mortalidad en la mente preadolescente. Los impulsos inspiracionales familiares están presentes –véase la resolución de la subtrama de los acosadores– pero por lo general, no dora la píldora. El único bálsamo que encuentra está en el escapismo – el monstruo quiere contarle a Conor tres historias. Son parábolas aleccionadoras con finales inesperados, visualizadas en acuarelas animadas de hermosa plasticidad. La voz resonante de Neeson les infunde la sustancia de una fábula milenaria.

Bayona invoca el espíritu de dos gigantes contemporáneos. En forma y espíritu, el monstruo recuerda la afinidad del director japonés Hayao Miyazaki con el mundo natural. El coloso formado por el tronco y las ramas de un árbol podría ser uno de los espíritus del bosque que gobiernan la trascendental “Princesa Mononoke” (2000). Me apena un poco que los cines locales no hayan programado la película. Solo la pantalla grande puede hacerle justicia a este monstruo. Del mexicano Guillermo del Toro toma la atmósfera siniestra y seductora a la vez, y cierta fascinación morbosa con el lado oscuro. Sin embargo, la vocación didáctica de la película deja vedados los giros macabros e inesperados que suelen darle una carga de sorpresa a los filmes de Del Toro, elevándolos de golpe a un plano superior. En lugar de volar, “Un Monstruo…” mantiene los pies en la tierra.

El guión de Patrick Ness, basado en su propia novela, hace un hermoso trabajo a la hora de definir el paso del tiempo y la historia familiar como elementos cruciales para ponderar el paso de la vida a la muerte. En una buena noche, la madre sorprende a Conor sacando de una bodega un viejo proyector de películas propiedad de su abuelo, con el que ven “King Kong” (Merian C. Cooper, 1933) en la sala de la casa. Si parpadea, puede perderse la foto que delata a Liam Neeson como el abuelo. Que su voz resuene por boca del monstruo sugiere una cualidad fantasmagórica en el personaje. Un reloj de sala, heredado de una bisabuela desaparecida años atrás, se convierte en catalizador de un conflicto revelador. Talismanes de un pasado más reciente proveen un desenlace emotivo pero mesurado.

Las actuaciones son uniformemente sólidas. Tome nota de la legendaria Geraldine Chaplin en un pequeño papel de una sola escena, presencia recurrente en los filmes de Bayona. Felicity Jones vuelve al mundo real después de los despliegues fantásticos de “Rogue One: A Star Wars Story” (Gareth Edwards, 2016). Pero creo que Sigourney Weaver se roba la película como la abuela recoger los pedazos de su familia despedazada. “Un Monstruo…” no ofrece respuestas fáciles, pero puede ayudarle a tener esas conversaciones difíciles, cuando el final y el principio de la vida coinciden en el seno de un hogar.

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