Cultura
La poeta nicaragüense Claribel Alegría (Estelí, Nicaragua; 1924) ha fallecido en su casa de Managua a los 93 años, informaron familiares consultados por Niú.
Alegría fue galardonada en noviembre pasado con el Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía, considerado el más importante de su género en español.
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Alegría ha sido relacionada con la denominada “generación comprometida” —de la que formaron parte escritores como el salvadoreño Roque Dalton—, lo que ella rechaza. “Dicen que mi poesía es comprometida, pero no es una poesía comprometida. Lo que pasa es que el sufrimiento de mis pueblos se refleja en mí, porque yo soy ser humano antes de ser poeta y me duele mucho lo que sufren mis pueblos”.
Después de que el Gobierno de Nicaragua guardara silencio sobre el reconocimiento internacional a Claribel Alegría, la vicepresidenta Rosario Murillo mencionó este 25 de enero, en su discurso diario a través de los medios oficiales, la muerte de la poeta, destacó su legado y envió «un abrazo fraternal y solidario» a su familia.
Escritores nicaragüense han lamentado el fallecimiento de «Su Majestad» y han expresado sus muestras de aprecio y admiración a través de las redes sociales.
Se ha ido mi poeta querida, mi amiga, la gran Claribel Alegría que parafraseando a Ruben, tenia “corazón de lis, alma de querube, lengua celestial” Se fue coronada por el Premio Reina Sofía, feliz de una vida plena, llena de poesía y amigos.
— Gioconda Belli (@GiocondaBelliP) January 25, 2018
Claribel Alegría tomó desde la adolescencia el oficio de la poesía como el asunto de su vida, de manera que puedo decir de ella que vivió en estado poético hasta el último día, sin dudar un instante de que aquel había sido siempre su destino. Fotos de Daniel Mordzinski. pic.twitter.com/Exeg5LWoiH
— Sergio Ramírez (@sergioramirezm) January 25, 2018
Alegría será velada este jueves en Sierras de Paz y sus funerales se realizarán el 27 de enero en Las Sierritas, donde desde hace 20 años descansa su esposo, el escritor y diplomático estadounidense Darwin J. Flakoll, a quien con cariño llamaba Bud.