En pantalla
Las Vegas es el lugar donde todas las convenciones sobre los zombis van a morir. El director Zack Snyder vuelve a conjurar a los míticos monstruos en una aventura antojadiza y descuidada.
En un inquietante prólogo —el prematuro pináculo de la película—, un convoy militar viaja por el desierto de Nevada al amanecer. Un accidente deja a los soldados vulnerables ante su carga secreta: un zombi poderoso, rápido en sus movimientos. En la hermosa luz del amanecer, infecta a sus escoltas, uno por uno. Son los primeros reclutas de un ejército que se tomará la capital del juego.
“Army of the Dead” es dos películas en una. La primera tiene lugar en el lapso de tiempo que duran los créditos iniciales. En ‘flashes’ editados a toda velocidad, vemos cómo los zombis se toman Las Vegas con lujo de violencia. El ‘kitsch’ de la “ciudad del vicio” se tiñe de sangre. Entre los retazos de imágenes, nos presentan a algunos personajes que luchan por sobrevivir, con arcos narrativos reducidos a segundos —o más bien, cuadros—. Discernimos con facilidad a las estrellas: Scott Ward (Dave Bautista) salva a un alto jefe militar, pero su familia no corre la misma suerte. Scott mata a su esposa para que no devore a su hija, Kate (Ella Purnell). María Cruz (Ana de la Reguera) pierde su negocio en el caos, pero gana un amor no correspondido. Vanderhoe (Omari Hardwick), un graduado en filosofía, aprende a usar una sierra para matar —o más bien, rematar— a los monstruos.
Snyder ya usó esta manera de dispensar antecedentes. Véase su adaptación de “Watchmen” (2009). También ya incursionó en la mitología zombi, a la sombra de George Romero, con su ‘remake’ de “Dawn of the Dead” (2004). Esa sigue siendo su mejor película, y su buen recuerdo alimenta algunas expectativas sobre “Army of the Dead” —mejor no hablemos de su problemática labor como principal creativo del “universo” de DC Comics—.
Los héroes encuentran circunstancias reducidas fuera de la zona de emergencia. Después de recibir medallas y honores, Scott trabaja de cocinero en un restaurante de carretera. Hasta ahí llega Bly Tanaka (Hiroyuki Sanada), un magnate que quiere contratarlo para que invada la zona de exclusión de Las Vegas y recupere 200 millones de dólares, guardados en la caja fuerte de un casino. Y allá va Scott con sus viejos compañeros, y con algunos nuevos amigos que servirán de carne de zombi. Detrás de los contenedores que delimitan la ciudad, existe un nuevo orden social dominado por zombis “alpha”, liderado por una especie de rey, Zeus (Richard Cetrone), y una corista convertida en reina (Athena Perample).
Confesión de parte: amo las películas de zombis. También amo el subgénero del ‘heist film’ —historias sobre unas pandillas que se unen para dar un golpe final, que siempre termina siendo un desastre—. Y a pesar de mi agotamiento con los superhéroes, siempre estoy dispuesto a dar el beneficio. Sin embargo, “Army of Dead” es un fracaso redondo. Hasta la estética le falla a Snyder. Comprometido con la idea de usar lentes antiguos en cámaras modernas, el resultado se ve como un muladar digital. Los fondos fuera de foco parecen un remedio para disimular la artificialidad de los elementos generados por computadora. El guion es un desastre, plagado de escenas demasiado largas, motivaciones contradictorias, y subtramas que mueren en callejones sin salida.
Todas las películas nos piden suspender nuestra incredulidad en alguna medida. Pero “Army of Dead” se pasa del límite. Con la muerte en los talones, los personajes se detienen a filosofar como si estuvieran matando tiempo. Mágicamente recorren largas distancias, y superan obstáculos imposibles. Es como si a alguien se le olvidó repasar el guion para corregir contradicciones, cabos sueltos e inconsistencias. Cuando el aburrimiento cala, puede distraerse identificando las influencias que Snyder invoca de segunda o tercera mano.
Lo peor es la manera en que desperdicia a sus actores. Bautista es un gigante gentil, que merece un papel donde pueda reconciliar su físico imponente con su proyección emotiva. Este no ese papel. La comediante Tig Notaro ni siquiera tiene un personaje, solo una actitud. Ahora quiero ver otra vez “The Dead Don’t Die” (Jim Jarmusch, 2019), la profética comedia que anticipó el horror de la pandemia. O cualquiera de Romero. Esos zombis tienen vida. Los de Snyder, muertos están.
“Army of the Dead”
Dirección: Zack Snyder
Duración: 2 horas, 13 minutos
Clasificación: * (Mala)
* Disponible en Netflix