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Nicaragua, un puntito en el mapa

"Muchas veces me toca explicarle a muchas personas donde queda mi país y por qué muchos han tenido que salir dejando atrás un país bajo una dictadura"

     

En el último mes me han preguntado el doble de veces que de donde vengo.

– Nací en Nicaragua y vengo de todos lados. – es mi respuesta y es que es la verdad. Venimos de muchos lados, pero nacimos en uno solo. Después de dar esa respuesta, viene la siguiente pregunta.

– ¿Dónde es Niracagua, Nicaragua, Ni – cómo?

Cuando hablamos de Europa o de países del “primer mundo” o, como luego se cambió, “países desarrollados” creemos que las personas están mejor informadas, tienen mayor conocimiento de geografía y de historia en general, pero no.  De hecho, son pocos los que me he topado que saben donde está mi pequeño país y son muchos menos los que saben que no es Sudamérica y que no hablamos mexicano, sino español.

Explicarle a una persona que esperas que tenga un poco más de conocimiento que vos, cómo es la vida en Nicaragua o por qué muchas otras personas han tenido que dejar el país, es una odisea. Pocos entienden que sea posible que en pleno Siglo XXI sigan habiendo dictaduras. Y algunas veces me es inevitable convertirme en el emoticón que tiene los ojos para arriba.

Explicar también que la gente se ha levantado y que ya no quiere a Daniel Ortega en el poder, pero que los han intentado callar y que algunos han perdido la vida, a familia o a algún conocido, también les parece sorprendente. ¿Y por qué los medios no dicen nada? Preguntan algunos y me gustaría darles otra respuesta que no sea: pues porque Nicaragua no es una potencia económica mundial y lo que pasa dentro, no tiene mayores efectos en la comunidad internacional.

Hemos sido la pelota de tenis de muchos otros países, que al menos que ellos tengan algo que perder, intentarán ganar la partida metiendo las manos al fuego por Nicaragua.

Estando a miles de kilómetros es difícil imaginar que, desde que muchos dejamos el país, las cosas no han cambiado. La Policía sigue patrullando las calles como si cada ciudadano fuera una amenaza para el que se esconde detrás de sus propias barricadas en El Carmen. Lo peor de todo es que al individuo este, le vale mucha madre si alguno de esos policías tiene o no las condiciones de ejercer como tal y menos le importa si le pasa algo o no. Cual dictador, así como los que estuvieron antes que él, no solo en Nicaragua sino en los países hermanos latinoamericanos. Y no falta la pobre gente ignorante que da su voz y su presencia por unos cuantos córdobas, láminas o algo de comer, porque el dictador se ha encargado que se queden ignorantes para luego usarlos. Típico de un Gobierno autoritario que usa la necesidad del pueblo, un pueblo que desconoce sus derechos como para poderlos demandar y que celebran con poco gritando a todo pulmón: «el comandante se queda»

Me he enterado de chavalas o chavalos que han regresado a Nicaragua porque estando en el exilio se dan cuenta lo difícil que es estar lejos siendo un extranjero en algún país, y al único lugar que han ido a parar es al lugar donde la policía se lleva a la gente para desaparecerlas por días, semanas o meses. Mientras que los que deciden quedarse y aprovechar las oportunidades que sus países huéspedes les han brindado, añoran con poder regresar algún día, deseando que las cosas en el futuro sean diferentes para no tener que volver a vivir lo mismo, para que futuras generaciones no tengan que volver a exiliarse de otro Gobierno corrupto y asesino.

Ya se acerca el otoño en este lado del planeta, el sol sale de vez en cuando y ya no calienta mucho. Me imagino cómo estará siendo el proceso de adaptación de cada uno y una que se encuentra como refugiado político en algún país. También me imagino cuántas veces al día o a la semana les toca explicarle a unos cuantos que Nicaragua está en Centroamérica y que América es todo un continente y no un país que se ha apropiado del nombre. Que Ortega es una sanguijuela que se está chupando lo que queda del país y lo que los otros dictadores no pudieron succionar, que hay gente desaparecida y muchas otras que esperan que alguien vuelva a casa.