Sentarse y escribir. No hay fórmulas mágicas. Quien quiera convertirse en un escritor debe tener la disposición de hacer eso: sentarse y escribir. Es la recomendación del laureado escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien prepara la segunda parte de su exitosa novela “El cielo llora por mí” y que, además, ha desarrollado una serie de talleres de creación literaria para incentivar el amor por la escritura entre los jóvenes. En esos talleres, organizados por la Fundación Luisa Mercado, de Masatepe, Ramírez da sus recomendaciones, que también comparte en esta entrevista con Niú.
Ha dicho que sin el hábito de una lectura viciosa es muy difícil lanzarse a la aventura de escribir.
Un taller es importante para desarrollar facilidades de un aspirante a escritor, pero es importante leer, porque no hay lectura sin escritura. Son dos caras de la misma moneda. Y también es importante aprender técnicas, aprender procedimientos, trucos, pero para esto hay que tener la necesidad o disposición de sentarse y escribir.
¿Qué recomendaría que leyeran quienes aspiran a convertirse en escritores?
Siempre recomiendo libros que van de lo simple a lo complejo. No se trata de que alguien que quiera ser escritor va empezar leyendo “Ulises”, de James Joyce. Hay que empezar con los relatos de misterios, policiacos, que sean atractivos. Los relatos de “Sherlock Holmes”, los cuentos de “Llano en llamas” de Juan Rulfo. A García Márquez, Rubén Darío, para irse metiendo en el mundo de la literatura, e ir aprendiendo ciertas reglas de expresión, porque es muy importante escribir con claridad y después ir a los más complejo.
¿Sobre qué temas escribir?
Es interesante que ahora, viendo los temas de los trabajos que recibí de los 25 participantes del taller de creación literaria, dominan muchos temas de la violencia familiar, de la guerra. Las nuevas generaciones van a ocuparse cada vez más de lo que fueron los conflictos pasados. Me parece que las generaciones que no vivieron la guerra, van a contar el conflicto de una manera más crítica, que será para ellos una referencia histórica contada por los abuelos. También están los libros, para tratar de conocer a fondo las distintas opiniones y que un escritor pueda reconstruir la historia a través de la literatura.
Se requiere de un trabajo de investigación, de documentarse…
No hay que olvidarse de grandes libros como “Guerra y paz”. León Tolstói narra la invasión de Napoleón a Rusia, que ocurrió 70 años antes que él escribiera esta novela. Fue importante la investigación, eso es parte del atractivo que tiene la literatura, la reconstrucción de situaciones pasadas.
¿Qué importancia tiene el humor en la literatura?
No me explico la literatura sin humor. Una literatura de llanto, dramática, de tensiones, termina por descomponer al propio lector. Tenemos que entrar en el terreno cervantino, porque Cervantes hablaba siempre del humor y la melancolía, estas dos partes de la balanza deben equilibrase en la literatura. Se puede aprender a manejar el humor con el mismo Cervantes, no solo con “El Quijote”, sino con “El licenciado Vidriera”, por ejemplo, o la novela picaresca del siglo de oro, “El buscón”, de Quevedo, “La Celestina”. Todos estos libros enseñan a reír y ver la vida desde la perspectiva de que hay que reírse.
Si tuviera que contar en una novela o un cuento la situación actual de Nicaragua, ¿qué historia escogería?
¡Hay muchos! Con nombres y apellidos es muy difícil decirlos. Estoy terminando de escribir una novela que es la segunda parte de la novela “El Cielo Llora por mí”, donde el inspector Dolores Morales, ya retirado de la Policía abre en Managua una oficina humilde de investigador privado, y muchos de los personajes esta novela van a recordar a algunos de los que estamos viendo actualmente en el país, aunque tengan otros nombres.
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El escritor Sergio Ramírez se ha reunido con cien aspirantes a escritores con quienes comparte sus recomendaciones para crear literatura, en cuatro talleres que organiza la Fundación Luisa Mercado, e Masatepe. “He recibo textos muy interesantes, muy buenos. Leo los trabajos, los corrijo, y luego al finalizar el taller se los devuelvo corregidos, de manera en que le pueda ayudar a mejorar los textos”, explica el escritor.
Ramírez dice que si bien los talleres son dirigidos principalmente a jóvenes, en estos han participado personas de todas las edades. “Hay gente que vino de todas partes, de todas las edades. Yo siempre digo que se puede comenzar a escribir a cualquier edad. José Saramago publicó su primer libro a los 60 años, de manera que para la escritura no hay edad”, asegura el autor de “Margarita, está linda la mar”.
A quienes quieren participar en los talles la organización les pide que escriban un texto no mayor a mil palabras, que sea narrativo, de ficción, que sirve de base para seleccionar a los participantes de estos encuentros literarios. “Escogemos a los que miramos que tienen más facilidades con la escritura y con ellos es que trabajamos”, dice Ramírez.
Las bases para participar en los talleres, agrega, se publican a través de las redes sociales del autor, que cuenta con perfiles en Facebook y Twitter.