Cuando mi mamá falleció, mi papá se convirtió en papá soltero y asumió el cuido y crianza de dos mujeres, muchas veces tuvo ayuda y no faltaba quien se ofrecía a echarle una mano a ese hombre admirable que cargaba con la responsabilidad que históricamente han asumido las mujeres y para la que no estaba “capacitado” por ser hombre.
Mi papá compraba toallas sanitarias, cocinaba más rico que mi abuelita, nos dejaba dormir en su cama cuando teníamos miedo, nos cuidaba cuando nos enfermábamos, y hacía todo lo demás que implica estar a cargo de dos niñas.
Muchas personas lo veían como el pobre papá viudo y lo veneraban por ser “padre y madre”. Nunca entendí porque mi familia lo enaltecía, para mi él era mi papá y ya, pero siempre supe que la gente que estaba a mi alrededor creía que lo que él hacía era digno de admirar. Me decían que tenía que quererlo el doble y el día de la madre me hacían felicitarlo aunque no entendía porque si no era mi mamá. Estoy segura que él también disfrutaba la admiración y creía que criarnos solo era un acto heroico.
Territorio de mamás
El cuido y crianza de los hijo e hijas históricamente ha sido territorio de mujeres. Los hombres están solo para proveer y para poner orden cuando los hijos no le hacen caso a las mamás. Aún hoy usamos el verbo “ayudar” cuando un hombre ejerce la paternidad. La responsabilidad sigue recayendo sobre las mujeres y ellos solo “ayudan” a cambiar los pañales, “ayudan” a dar la pacha ó “ayudan” a dormir al bebé, y en el peor de los casos “ayudan” sólo con los gastos económicos.
Nosotras mismas nos llenamos la boca engrandeciendo a esos hombres tan buenos que nos “ayudan” con nuestros hijos y sacamos pecho frente a nuestras amigas por tener un marido tan colaborador, que nos “ayuda”. Es realmente triste que la sociedad nos siga vendiendo la idea de que la responsabilidad de los hijos es territorio de mamás.
Cuando Joaquín nació por mis brazos habían pasado mis dos sobrinos con quienes aprendí a cambiar pañales, dar pacha y sacar gases, y juraba que eso me hacía experta en bebés, además del hecho de ser “La Mamá” por supuesto.
El papá de Joaquín nunca había chineado a un bebé y no tenía idea de cual era la parte de adelante y la de atrás de un pamper. Así que cuando nos entregaron a ese ratoncito en el hospital, no supimos hacer otra cosas que asumir los roles para los que ambos estábamos programados. Yo, el de la mamá psicópata y él, el del papá super moderno que le “ayuda” a su esposa a cuidar al bebé.
La ayuda la obtenía sólo cuando la pedía. Aunque estuviera con el culo a dos manos si de mi boca no salía “Me podés ayudar y darle la pacha a Joaquín mientras termino de cocinar y me baño”, tenía que jugármela sola. No lo culpo por no haber asumido la paternidad, tampoco me culpo a mi misma por haber querido igualdad. Ahora entiendo que es necesario un proceso de concientización y sobre todo de descontrucción de roles de género para alcanzar ese Nirvana en que los dos se involucran por igual en la crianza de un hijo.
El santo padre
Me atrevería a decir que el panorama de “Él me ayuda” (si es que ayuda) lo viven el 90% o más de las familias en que papá y mamá viven bajo el mismo techo. Pero cuando los papeles se invierten y un hombre decide asumir su paternidad y hacer lo que cualquier madre promedio hace por sus hijos al internet y a la gente a su alrededor solo les falta escribirle al Papa pidiéndole que lo canonice y le ponga una estatua en la basílica de San Pedro.
No estoy en contra de los papás solteros o de los que deciden ser amos de casa, al contrario me parece perfecto que un hombre asuma el rol primario de cuidar y criar a sus hijos, les aplaudo a los que rompen con el estereotipo de género y ejercen su paternidad de una manera activa y consciente y no se limitan a “ayudar”. Lo que me pone de un bate es que la gente piense que ese rol es anormal en un hombre, cuando en realidad deberíamos de promover que ambos, se involucren en la crianza.
Debería ser normal que un papá cuide a su hijo mientras la mamá trabaja, que cocine, cambie pañales, lave pachas, haga trenzas y conozca la marca de toallas sanitarias que usa su hija. ¿Porqué no vemos normal que un hombre haga todo esto? ¿Qué corona tenemos nosotras que ellos no tengan? ¿Porqué los memes se empeñan en representar a los padres como descuidados o negligentes? ¿Y porqué nosotras tenemos la carga de ser madres perfectas y no se nos permite equivocarnos?
Yo como mamá soy tan desastrosa como cualquier padre de meme de internet y conozco papás, solteros y casados, que son más duchos en la crianza que Marge Simpson. También he conocido hombres que se quedan en la casa cuidando de los hijos mientras la madre trabaja y provee para el hogar y hay otros que asumen la custodia tras el divorcio.
No somos tan diferentes.
Fisiológicamente hombres y mujeres estamos igualmente preparados para ejercer una maternidad y paternidad comprometida. Cuando una mujer se convierte en madre su cerebro se reestructura, la sinapsis neuronal cambia para aumentar la sensibilidad para que pueda reconocer el estado emocional de su bebé. El cerebro del hombre experimenta el mismo cambio neuronal cuando se convierte en padre, bajo una condición, que ejerza un papel primario en el cuidado del bebé. El nivel de oxitocina segredado por un padre que ejerce su paternidad es igual al de una madre. Esto quiere decir que aparte de la lactancia materna que solo la mujer puede ejercerla, el resto de los cuidados los puede proveer cualquiera de los dos.
Le agradezco a mi papá que nos haya criado a mi hermana a mi, que me haya dado todo el amor que tenía en su corazón y que haya sido un padre sensible y cariñoso, pero me niego a enaltecerlo por asumir la responsabilidad que hubiera aceptado cualquier madre en su posición, porque la crianza de un ser humano no puede ni debe estar regido por el género.
Tenemos que normalizar el ejercicio de la paternidad y dejar de pensar que la responsabilidad de criar es solo de las mujeres ó que los hombres son menos hombres por encargarse de la casa y cuidar de los hijos.
Texto de Mariana Rivas. Madre Pscicópata.