Estilo
Las mujeres se preocupan por la higiene de sus genitales, en cambio los hombres sufren por el tamaño de sus penes. Casados o solteros, siempre van a Google por consejos.
– ¿Qué tan grande es mi pene? – ¿Consumir esteroides puede encoger mi pene? – ¿Qué tan doloroso es tener sexo con un pene grande? – Así de diversas son las preguntas que le hacemos a Google sobre nuestra sexualidad.
El economista Seth Stephens-Davidowitz, especialista en datos, acaba de publicarlas en su libro «Everybody Lies. Big data, new data and what the internet can tell us about who we really are» (Todo el mundo miente. Big data, new data y todo lo que Internet puede contarnos sobre lo que realmente somos).
Su texto descubre que muchas de nuestras inseguridades sexuales son injustificadas y revela los verdaderos comportamientos que la gente esconde sobre temas tabúes. Racismo, aborto clandestino, depresión, ansiedad, abuso infantil y sexo, del que hablaremos.
¿Qué buscan los matrimonios en Google?
Los hombres casados menores de 65 años dicen a las encuestas que tienen sexo al menos una vez por semana. Solo el 1 por ciento de los encuestados confiesa haber pasado hasta un año sin tener relaciones sexuales.
En Google, el término “matrimonio sin sexo” es tres veces y medio más popular que “matrimonio feliz” y ocho veces más común que “matrimonio sin amor”. Incluso las parejas no casadas lo sufren.
El término “relación sin sexo” está en segundo lugar de búsqueda, solo abajo de “relación abusiva”. En Google, hay cinco veces y media más quejas por la falta de sexo en un noviazgo. El término “mi novio no quiere tener sexo”, es mayor que “mi novia no quiere tener sexo”. Con los matrimonios el resultado es el mismo.
De acuerdo a los datos, las personas logran tener relaciones sexuales unas 30 veces al año, o aproximadamente, una vez cada 12 días. Contrario a lo que hombres y mujeres dicen en las encuestas:
El autor analizó datos de General Social Survey, una entidad estadounidense de prestigio y los resultados revelan que los hombres de 18 años a más tienen un promedio de 63 actos sexuales por año, pero solo usan condón en el 23 por ciento de sus relaciones. En cambio las mujeres, de la misma edad, rondan las 55 relaciones por año, 16 por ciento de ellas con condón.
«¿Quién dice la verdad, hombres o mujeres? Ninguno», asegura Seth.
El pene reina las búsquedas
La ansiedad y la neurosis en los hombres forma parte de sus búsquedas. El pene es el órgano más buscado, por encima del corazón, el hígado u otra parte del cuerpo. No se puede conocer con exactitud el género de los usuarios que googlean, pero se puede suponer que la mayoría de hombres busca algo relacionado a su miembro, con términos como “mi pene…”.
Y su pregunta favorita es cómo hacerlo más grande. La preocupación de si el pene se encoge al consumir esteroides es más popular que el término “cómo cambiar una llanta”, o saber si el pene pierde tamaño al envejecer, está más arriba de “cómo afinar una guitarra”.
En cambio, más del 40 por ciento de las quejas de las mujeres sobre el tamaño del pene de su pareja se basan en que es demasiado grande.
“Irritación”, “sangrado”, “dolor durante el sexo” son consultas frecuentes relacionadas con la talla excesiva del pene. Solo 1 por ciento de las búsquedas, la mayoría hombres, es sobre “cómo hacer pequeño el pene”. Un chiste con humor bien negro.
Grandes inseguridades en los hombres
Los datos analizados por Seth, muestran que los hombres lidian con inseguridades sobre su miembro y su desempeño sexual. En Google, 9 de los 10 términos más populares es sobre el tamaño, cada mes se generan estas preguntas: ¿Cómo hacer más grande mi pene?, ¿Cómo hacer más largo mi pene?, ¿Qué tan grande es mi pene?, ¿Por qué mi pene es pequeño?, ¿Podría tener el pene más grande?.
Su otra duda es cómo hacer que sus encuentros sexuales sean más duraderos. «Una vez más, las inseguridades de los hombres no parecen coincidir con las preocupaciones de las mujeres», señala el investigador. La preocupación más común de ellas acerca del orgasmo de ellos, no es si sucedió muy rápido, sino por qué no está sucediendo del todo.
En Google las mujeres consultan sobre la salud e higiene de sus vaginas, el 30 por ciento de los resultados es sobre la depilación, olor o reducción de la vulva. El aroma de sus genitales les preocupa y los términos “olor” y “vagina” aparecen acompañados con los calificativos “pescado”, “vinagre”, “cebolla”, “ajo”, “queso” y hasta “carne podrida”.
“Cómo mejorar el olor y sabor de la vulva” es el término universal dentro de las búsquedas; los hombres por su parte le preguntan a Google “cómo decir que la vagina huele mal sin herir los sentimientos”. Bastante complicado para las relaciones que inician.
La belleza y estética preocupa a ambos
Cómo lucir mejor, no es solo asunto de mujeres. El 42 por ciento de los hombres empiezan a realizar preguntas sobre belleza y ejercicios físicos, el 33 por ciento consultan métodos para perder peso y un 39 por ciento sobre cirugías estéticas, según datos analizados en Google AdWords.
El 20 por ciento de las búsquedas son bajo el término “cómo reducir el volumen de los pechos masculinos”. Por el otro lado, las mujeres quieren agrandarse los pechos y los resultados registran siete millones de búsquedas anuales sobre implantes.
Aunque el trasero está ganando terreno. Por cada cinco preguntas sobre “cómo agrandar los pechos”, le sigue otra interrogante a Google, “cómo hacer el trasero más grande”.
Alrededor del 12 por ciento de las búsquedas pornográficas, muestran preferencias por los pechos grandes, pero naturales. Esto es 20 por ciento más que el término “pechos pequeños”, aunque esto no significa que las mujeres decidan obtener implantes de pechos.
Hombres y mujeres tienen muchas preguntas sobre sus genitales. Aunque con gran diferencia por los términos de búsqueda. Ellas se preocupan por su salud e higiene; ellos por el tamaño, grosor y largo de sus penes.
Los datos de Google son una pequeña muestra de lo que piensan las personas sobre su sexualidad. Existe mucha inseguridad oculta en hombres y mujeres, esto hace que el tiempo se invierta en juzgar a nuestros cuerpos, pero “tal vez si nos preocupamos menos por el sexo, tendríamos más de eso”, finaliza el autor.