El 15 de abril de 2013, Adam Davis vio cómo el pie de su esposa, la bailarina Adrianne Haslet-Davis, se desprendió después del estallido de una bomba que desoló el maratón de Boston. Adrianne, fue una de las casi 300 personas que resultaron heridas ese día por la explosión de dos artefactos caseros.
«Recuerdo que lo vi levantar mi pie, lo miró y simplemente gritó. Un grito que no deseás escuchar de un ser querido», recordó ella en entrevista con CNN. A esta galardonada bailarina de salón le amputaron el pie izquierdo desde abajo de la rodilla. «Cuando baila, veo su resplandor. La veo iluminarse … y luego, de repente, que lo retiren en una fracción de segundo es devastador», dijo su esposo quien admitió a la cadena de noticias, que él sabía que existía la posibilidad de que ella no volviera a bailar.
Adrianne no se rindió. Se puso en contacto con Hugh Herr, líder mundial en el diseño y desarrollo de las prótesis más avanzadas. Él, que también es amputado, le prometió llevarla de vuelta una pista de baile. Se propuso crearle la primera pierna biónica completamente diseñada para bailar.
Y lo logró.
Ella volvió a ponerse sus zapatillas y además compitió este 2016 en el maratón en el que resultó herida.
Hugh Herr, el genio detrás de la pierna de esta bailarina, está convencido que «en este mismo siglo llegará el momento en el que no tengamos que tolerar nunca más las limitaciones de nuestro cuerpo, de forma que podamos eliminar los fallos del mismo» a través de los avances que ofrezca la biónica, señaló Herr.
Este ingeniero mecánico y biofísico estadounidense, conocido como el hombre biónico, perdió las dos piernas a los 17 años al quedar atrapado durante tres días en una tormenta de nieve. Herr escala y hace lo que le viene en gana con su par de piernas biónicas, pero ha reconocido que por sus costos, sólo el 15 por ciento de las personas que necesitan este tipo de prótesis puede acceder a ellas en Estados Unidos.
Este innovador está convencido que así como los celulares con el tiempo han bajado su precio y son usados ahora por millones de personas en todo el mundo, lo mismo ocurrirá con las prótesis inteligentes que imitan a extremidades amputadas.
En un plazo de 50 años, según las previsiones del investigador que ha desarrollado las primeras piernas biónicas que imitan perfectamente el movimiento humano, «el cuerpo sintético va a ser dominante en cuanto a extremidades» y será completamente normal ver extremidades artificiales fusionadas con el cuerpo humano.
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Una foto publicada por MIT Media Lab (@hughherr) el
«En el futuro será algo normal y no importará de qué estemos hechos, sino lo que hagamos y cómo nos expresemos», afirmó.
De hecho, se imagina un futuro en el que una persona que al levantarse sufra dolores articulares o rigidez en las piernas pueda sustituirlas por extremidades artificiales sin problema alguno.
«Gran parte de mi cuerpo es sintético. Nada de lo que roza el suelo es biológico, y todos los meses y años la sofisticación de mis extremidades mejora, mientras mi cuerpo biológico va hacia abajo», precisó Herr antes de mostrar y quitarse ante los periodistas una de las dos prótesis que le permiten caminar con total normalidad.
Bajo el pantalón, tres ordenadores, doce sensores y las baterías que aportan energía mueven cada una de las prótesis que lleva y que se quitan fácilmente con un sencillo movimiento de mano.
Director del grupo de biomecatrónica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Herr señaló que actualmente está trabajando en un dispositivo de titanio que entra en el hueso y permite el control neuronal de una extremidad a través de sensores sintéticos.
Se trata de una fusión eléctrica y mecánica que se comercializará en breve y que, según relató Herr, él mismo utilizará.
«El año que viene voy a someterme a una cirugía donde me pondrán implantes en el cuerpo que van a permitir comunicar mi sistema nervioso y las prótesis para poder moverme, sentir las extremidades biónicas, la fuerza y el tacto», precisó.
Según Herr, la biónica avanza rápidamente hacia accionadores de los músculos que permitirán en un futuro que los brazos y piernas biónicas tengan capacidades muy superiores a los biológicos, logros que permitirán que en un futuro no se perciba la discapacidad como algo inherente al ser humano.
«Una persona discapacitada no debe aceptar su cuerpo como algo roto y no aceptar la discapacidad», señaló este investigador que prefiere hablar de personas condicionadas, un término más neutro.
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Una foto publicada por MIT Media Lab (@hughherr) el
Con información de la Agencia EFE.