Siria, a pesar de ser apoyada por Rusia, aún no controla todo su territorio y no pudo impedir el desarrollo de un régimen autónomo kurdo (2011) en el nordeste, el cual ha resistido los ataques del régimen y las viejas presiones de Turquía, conformando sus propias milicias de autodefensa, más bien un Ejército casi formal, al mismo tiempo que había logrado hasta esta nueva guerra, grandes avances organizativos, ejemplificados en el ya ícono político de la zona de Rojava, al norte de Siria próximo a Turquía (recientemente bautizada como “Federación Democrática del Norte de Siria“). Allí, de hecho, se ha realizado una genuina revolución democrática de nuevo tipo, que incluye una revolución de las mujeres, avanzada no solamente para la región, sino para el mundo actual.
Como introducción al tema
Mazloum Abdi, comandante en jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias lo trata de explicar en breve: “En medio de la ilegalidad de la guerra, siempre nos quedamos con nuestra ética y disciplina, a diferencia de muchos otros actores no estatales. Derrotamos a Al Qaeda, erradicamos el Estado Islámico y, al mismo tiempo, construimos un sistema de buen gobierno basado en el gobierno pequeño, el pluralismo y la diversidad. Brindamos servicios a través de las autoridades gubernamentales locales para árabes, kurdos y cristianos siríacos. Llamamos a una identidad nacional siria pluralista que sea inclusiva para todos. Esta es nuestra visión para el futuro político de Siria: federalismo descentralizado, con libertad religiosa y respeto por las diferencias mutuas”.
Revolución, pero de las mujeres
Precisamente, en este resumen, a Abdi se le pasaron dos líneas definitivamente diferenciadoras en la iniciativa autonómica kurda: el sentido ecologista de su experimento y la genuina revolución de las mujeres, ejemplificado en el hecho que una mujer, Ilham Ahmed, es la presidenta del comité ejecutivo del Consejo Democrático Sirio que administra toda la región autónoma.
O uno de los casos más emblemáticos del feminismo empoderado en Rojava, en el caso de la fundación de la aldea de mujeres Jinwar, donde los hombres pueden llegar y colaborar, pero no vivir y ni siquiera dormir una noche: “Queremos que nuestra aldea se convierta en una fuente de paz, amor y convivencia sin el dominio del hombre. Jinwar es un pueblo sin precedente en la región”, afirmó en 2018, Nujin, una de las líderes integrante del Comité de la Creación de Jinwar. Esta es una realidad que sobrepasó a la utopía feminista, por ejemplo, de Gioconda Belli en su libro “El país de las mujeres”.
El pueblo: construyendo una nueva sociedad
Organizando las comunas, con decisiva influencia y autoridad de las mujeres, en la nueva Federación Democrática del Norte de Siria, se logró construir una sociedad que apuesta a la igualdad entre géneros y entre pueblos (kurdos, árabes, sirios, turcomanos, arameos, armenios, yazidís), así como una economía comunal, cooperativa y ecologista, aunque mediáticamente lo más publicitado han sido las acciones militares del YPJ (Batallones de Mujeres), terror a su vez de los terroristas del Estado Islámico, que declaró que morir a manos de una mujer del YPJ, segun el Corán, era viaje seguro al infierno. Ellos preferirían morir a manos de hombres y solo así, viajar al paraíso.
Las potencias militares, destruyendo
Pero, el impredecible presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump, luego de hablar con el presidente turco, Tayyip Erdogan, anunció el seis de octubre (2019) que el aparato militar estadounidense, “habiendo derrotado al califato territorial del ISIS ya no estará presente en el área”, ordenando el retiro de sus tropas en la frontera nordeste turco-siria. Con ello, dejaba las puertas abiertas de Siria para la invasión del Ejército turco contra las fuerzas kurdas en esa zona, las que habían actuado como aliados de Estados Unidos en la guerra contra la tenebrosa fuerza terrorista del Estado Islámico (ISIS). Contradictoriamente, semanas antes, Trump había anunciado contactos y negociaciones con ISIS.
La guerra sucia contra un modelo de nuevo tipo
El nueve de octubre (2019) el ejército de Turquía, potencia que considera a los kurdos, a su nuevo sistema y especialmente al protagonismo de las mujeres, un peligro territorial, social y político, inició el ataque y avance en territorio kurdo en Siria.
Su objetivo, anunciado por el presidente turco Erdogan, es conquistar una zona de unos 15 000 kilómetros cuadrados en el nordeste de Siria y desplazar allí a unos dos millones de refugiados sirios que en la actualidad se encuentran en Turquía. Los kurdos, amenazados por los turcos, huían del régimen enemigo de Bashar al-Assad de Siria, lo que los pone en un grave riesgo humanitario. Con la traición de Estados Unidos, la guerra de invasión de Turquía, la indiferencia de Europa ante la OTAN (Turquía es parte de esa alianza militar europea), con el apoyo de Rusia y de Siria a estas estrategias, los kurdos y otros pueblos aliados de la zona, han quedado totalmente expuestos a una posibilidad de exterminio y nueva esclavitud. El experimento político innovador de Rojava, está bajo ataque militar.
Por generaciones, el pueblo kurdo ha recibido un trato hostil en Turquía https://t.co/PLBFoe5F3D
— BBC News Mundo (@bbcmundo) October 13, 2019
El régimen de Siria aplaudió el retiro de Estados Unidos, igual que Rusia e incluso los casi 12 000 prisioneros combatientes del Estado Islámico y sus familias (incluye terroristas provenientes de Europa) retenidos en Rojava y que incluso ya han iniciado sus escapes.
Políticos y medios de Estados Unidos han calificado de traición la decisión de Trump de sacrificar de hecho tantas vidas kurdas, aun cuando fueron sus aliados firmes y exitosos en la lucha contra el terrorismo islámico. Según reporte de CNN, el general retirado John Allen dijo el pasado domingo: “Hay sangre en las manos de Trump por abandonar a nuestros aliados kurdos”. Igualmente, Joe Biden, el ex vicepresidente de Estados Unidos y demócrata aspirante a competir en las próximas elecciones presidenciales, declaró enfáticamente que “Donald Trump ha vendido al mejor postor a las fuerzas democráticas sirias, los valientes kurdos y árabes que lucharon con nosotros para aplastar al califato del Estado Islámico“.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) que operan en el área, están dirigidas por las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG/YPJ), que Turquía considera una organización terrorista afiliada al Partido de los Trabajadores del Kurdistán separatista (PKK). Estas fuerzas son plurinacionales, pluriétnicas y cuentan con el YPJ de mujeres guerrilleras.
El también temible régimen sirio (detrás del cual está la animada Rusia ante el retiro de Estados Unidos), ha decidido aprovechar el debilitamiento kurdo ante la agresión de Turquía y avanzar hacia sus fronteras con ese país, con el pretexto de rechazar la invasión territorial turca. Los kurdos y su ejercicio de autonomía política y territorial se miran así entre dos tenazas, ante dos poderosos Ejércitos avanzando para exterminarlos. Imposible resistir semejante ataque.
“Estamos ante los cuchillos turcos“
Esta situación tenía que obligar a los kurdos a lograr un tácito, aunque inestable, acuerdo de no agresión con el régimen de al-Assad, no resistiendo su avance en los territorios autónomos, a fin de protegerse y rechazar la guerra sucia de Turquía. Ambos ahora defienden la integridad territorial siria: “Después de que los americanos abandonaran la región y dieran luz verde para el ataque turco, nos hemos visto obligados a buscar otras opciones“, declaró Badran Jia Kurd, un alto cargo kurdo, a Reuters, reconociendo que se trata de solamente detalles “militares” con Damasco y que la discusión política se abordará con posterioridad.
Sin embargo, eso es ser muy optimista: el avance territorial sirio es una destrucción de hecho, del experimento político autonomista de los kurdos. Incluso, en esa “unidad de acción” no es imposible que luego de usarlos como carne de cañón, Siria reanude su exterminio y represión contra los que también considera un peligro de soberanía y de organización embrionaria de otro estado. De hecho, las potencias militares anti kurdas, incluyendo a Estados Unidos, el traidor, han creado así, las condiciones para un espantoso nuevo genocidio en la región, del cual ya son responsables.
“Sabemos que tendremos que hacer un compromiso doloroso, pero entre ese compromiso y el genocidio de nuestro pueblo elegimos la vida“, declara el jefe militar de las Fuerzas Sirias Democráticas, controladas por los kurdos, Mazloum Abdi, a Foreign Policy (…) “Ahora estamos parados con nuestros pechos desnudos para enfrentar los cuchillos turcos“, añadió.
Las comunas: resistir, vencer, seguir avanzando
La modelación kurda del autogobierno en Rojava se vino cristalizando a través de las ideas de Abdullah Öcalan, líder del proscrito por Turquía, Partido de los Trabajadores (PKK), que desde 1970 se vino acercando y delineando las ideas de autonomía zapatista, del municipalismo libertario, ecologismo, feminismo y por la construccion de un poder directo desde abajo, con comunas autoorganizadas más allá del Estado, el confederalismo democrático. Öcalan fue condenado en 1999 por Turquía a cadena perpetua y permanece confinado en solitario desde 2011 en la isla de İmralı, en el mar de Mármara, Turquía.
El PKK está haciendo llamados vehementes a la defensa del pueblo kurdo, y aunque la tarea va a exigir desgraciadamente vidas, midiendo el efecto de la traición de Estados Unidos y el fascismo de Turquía o las cálculos de otras potencias, no hay duda que el pueblo kurdo y sus aliados, saldrán adelante y podrán conquistar de nuevo, la paz y todos los derechos que como nación y pueblo, le corresponde.
Las comunas de Rojava fueron una respuesta revolucionaria en medio de la guerra. Se creó un poder político autónomo, laico, respetuoso de las creencias religiosas de todos, pluralista, plurinacional, pluriétnico, feminista y ecologista, federalista y de auto gobierno. Creadas en medio de los combates contra tantas fuerzas hostiles, parece que la historia pondrá a prueba de nuevo, el temple democrático-revolucionario del pueblo kurdo.
Hay demasiadas botas militares sobre este intento histórico y muy humano. Y todas las fuerzas culturales y políticas que miran con muy mal ojo toda lucha contra el patriarcado y teocracia que domina desde su origen, al Oriente Próximo y Medio Oriente.
Y la indiferencia, que es otra manera de tomar partido ante una violencia como la desatada de nuevo en la región.