Desde que tiene recuerdos, Ana Cecilia Hooker, realizaba bisuterías para regalar, para decorar su casa o para vender. «Cualquier cosa que miraba, con la que podía hacer algo, la utilizaba. Siempre fue un pasatiempo para mí», dice. Sin embargo, esta docente universitaria no pensó que esta sería su única forma de ganarse la vida.
Tras ser liberada, después permanecer 112 días secuestrada por el régimen de Daniel Ortega, empezó a reunirse con otros presos políticos excarcelados para buscar una nueva forma de sustento. Así idearon, crear ferias azul y blanco donde venden productos que elaboran ellos mismos: pulseras, cadenas, camisetas, tazas, aretes, bolsos, adornos, entre otros.
«Desde que estábamos secuestrados en la cárcel nos dimos cuenta que las pulseras, principalmente, eran demandadas por la población porque es una forma de protesta y por eso ideamos estas ferias que también son una forma de mantener viva la manifestación», explica
La feria de artesanías «básicamente es para nosotros una medida económica que tomamos por la situación del desempleo y la falta de oportunidades que tenemos nosotros», agrega.
Aprendieron en la cárcel
Hooker dice que lo que ya sabía de hacer bisuterías lo ha ido perfeccionando tras ser excarcelada de El Chipote, donde permaneció arrestada ilegalmente pues nunca le abrieron un juicio tras ser arrestada la noche del 19 de noviembre del 2018 tras participar en un plantón en Somoto.
«Salí a protestar para pedir una navidad sin presos políticos y me terminaron encerrando a mí en la navidad, año nuevo y hasta junio», dice con tono jocoso. «Así de ilegal fue mi secuestro, tanto que me escondieron cuando llegaron los eurodiputados y siempre me decían que me sacarían pronto», explica.
Ahora con la ayuda de otros excarcelados aprendió a realizar pulseras de macramé y con hilos hechos de plástico. Pero también está «experimentando» hacer piezas de porcelana fría.
«Entre todos nos ayudamos y vamos aprendiendo a hacer nuevos productos, porque muchos antes de ser secuestrados ya teníamos ciertas habilidades, pero también nos coordinamos en conocer sobre cómo comercializar nuestros productos», dice Hooker.
Ventas son un éxito
El 23 de junio realizaron la primera feria en las afueras de la Catedral Metropolitana de Managua para ofrecer artesanías alusivas a la rebelión. En esa ocasión participaron unos seis de los más de 20 presos políticos excarcelados que forman parte de esta iniciativa.
El domingo pasado fueron catorce los que decidieron realizar la segunda feria, esta vez en Masaya.»Ambas ferias han sido exitosas, mucha gente llega a comprar», explica Yolanda Moraga, otra de las excarceladas por el régimen orteguista.
En el atrio de la iglesia San Miguel y a pesar del asedio policial en las cercanías de las calles de Masaya, vendieron productos azul y blanco, los colores de la bandera de Nicaragua y símbolos de la protesta.
Los productos «vandálicos»
Las pulseras tejidas en hilo y otros materiales fueron los productos más predominantes de la feria. «Es el producto que casi todos los que estuvimos encarcelados aprendimos a hacer», detalla Moraga. En un par de días aprendió algo que nunca había hecho en su vida.
Sin embargo, en la feria también se ofrecieron llaveros en forma de lanza morteros, similares a los que utilizaron los manifestantes para disparar bombas artesanales a las fuerzas represivas de la dictadura de Ortega. También vendieron plantas decoradas con los colores azul y blanco, camisetas con figuras alusivas a la protesta y muñecos hechos de papel foamy con la figura de Álvaro Conrado, el adolescente asesinado por policías mientras repartía agua en una manifestación del 20 de abril del año pasado.
Una ayuda para vivir
Los excarcelados pretenden seguir realizando ferias en varias ciudades de Nicaragua.»Vamos poco a poco, porque se requiere inversión viajar a ciertos lugares y también tenemos que ver la seguridad. Pero ya nos están invitando a muchas ciudades», explica Edwin Juárez.
“Esta es una feria de nosotros los reos políticos para ayudarnos a subsistir. La dictadura criminalizó nuestra lucha y ahora no podemos encontrar trabajo, porque muchos aún tenemos el récord manchado, porque la gente tiene miedo de emplearnos y después sufrir represalias del régimen», insiste.
Pese al fuerte despliegue de la policía orteguista, la unión de presos políticos de Nicaragua, está celebrando la feria artesanal en las afueras de dela iglesia San Miguel de Masaya. #Artículo66 #DerechoAInformar
Fotos: Noel Miranda/Artículo 66 pic.twitter.com/jW9fgKEr39— Artículo 66 (@Articulo66Nica) 30 de junio de 2019
Este joven de 25 años fue de los primeros presos que aprendió a realizar pulseras. «Desde la cárcel empezamos a vender nuestras pulseras y hoy seguimos vendiendo porque es nuestro único ingreso», cuenta.