Presos políticos

#PresosPolíticos: La tragedia de Yubrank Suazo, el bailarín de Masaya
Yubrank Suazo, de 28 años, miembro del Movimiento 19 de Abril de Masaya. Cortesía | Niú
Yubrank Suazo, de 28 años, miembro del Movimiento 19 de Abril de Masaya. Cortesía | Niú

Antes de ser arrestado, Yubrank y su familia, fueron perseguidos en Masaya. Los amenazaron de muerte y les quemaron la casa. Su delito fue abandonar su vida en el folklore para unirse a las protestas.

     

Cuando Yubrank Suazo traspasó el umbral de la puerta de su casa, a eso de las diez de la noche del 18 de abril pasado, su papá, Wilfredo Suazo, supo que nada de lo que le dijera a su hijo lo haría cambiar de opinión. Para entonces, las turbas sandinistas ya habían golpeado a los universitarios que protestaron esa noche en Managua, y horas antes vapulearon a unos ancianos que salieron a marchar en León.

―Vengo a pedirte permiso para ir a las protestas, ― le dijo Yubrank a secas.

Su papá, de 75 años, se sorprendió al confirmar su temor y, sin éxito, le advirtió lo peligroso que podría ser manifestarse en contra del Gobierno. Yubrank ya conocía el riesgo, pues hace varios años se salvó de ser herido por las turbas de una contramarcha organizada por el Frente Sandinista que lo persiguieron.

― Perdóname porque no te obedezco en esta oportunidad. Échame la bendición y que Dios quiera que volvamos a estar bien― le respondió y después se fue.

Esas palabras fueron como una sentencia, pues desde entonces la familia Suazo se desintegró. Dejaron de producir las populares hamacas que desde hace décadas los han caracterizado y tuvieron que esconderse en casas de seguridad porque les quemaron su casa. Hasta que el diez de septiembre, la Policía Nacional arrestó a Yubrank en Chichigalpa por el supuesto delito de “terrorismo”.

El amor a la marimba

Yubrank Suazo, de 28 años, miembro del Movimiento 19 de Abril de Masaya. Cortesía | Niú
La pasión de Yubrank por la marimba le nació cuando era niño. Reproducción de Carlos Herrera | Niú

Hay dos frases que definen a Masaya. La primera es “la cuna del folklore” y la segunda “la ciudad de las flores”. Yubrank, de 28 años, es un poco de ambas. Su pasión por la marimba la descubrió desde que era niño y su amor por los arreglos florales cuando fue adolescente.

Según recuerda su mamá, la primera vez que lo vio bailando fue el día de su bautismo. Él apenas tenía un año de edad y cuando oyó que una camioneta que hacía perifoneo puso una canción de marimbas instintivamente se puso a bailar. Años después, cuando tenía seis años, junto a compañeros de clases organizó su primera presentación en público y ya no paró de bailar.

“Recuerdo que el ensayo fue donde una tía de nosotros y fue un desastre el pobrecito. Al día siguiente le dije: ′Ay pipito, vos no sabes bailar mejor salite‛ y él me dijo ′no, yo voy aprender a bailar‛. Y él solito con esa edad buscó como aprender a bailar y no se me olvida que para el segundo ensayo fue una transformación de 360 grados”, cuenta su hermana, Fátima Suazo.

El día de su comunión Yubrank organizó el arreglo. Desde entonces, dice su mamá, mostró interes por los arreglos florales. Reproducción Carlos Herrera | Niú

Desde ese día Yubrank no dejó de bailar. Veía con atención los pasos que hacían los otros bailarines en Masaya y durante horas imitaba los pasos frente a un espejo en su casa. No se daba por vencido hasta que el paso le salía bien. Al ver su interés genuino por la danza, sus papás consiguieron para él dos maestros de baile.

Su amor era por la marimba. No le gustaban las bandas rítmicas de los colegios y tampoco le gustaba el deporte. “A él le gusta ser muy estético, andar elegante como cuando baila”, explica su papá.

Casi todo lo que Yubrank Suazo sabe sobre el baile lo aprendió solo. Reproducción Carlos Herrera | Niú
Casi todo lo que Yubrank Suazo sabe sobre el baile lo aprendió solo. Reproducción Carlos Herrera | Niú

En la adolescencia descubrió su segunda pasión: los arreglos flores. El día de su comunión, por ejemplo, organizó toda la decoración de su festejo. Escogió el tipo de flores, los manteles, los centros de mesa, el orden de las sillas. Todo. Después comenzó hacer arreglos de altares en las iglesias, pues siempre fue muy religioso.

En la parroquia a la que su familia va, Yubrank es quien se encarga de hacer las decoraciones en Semana Santa. También, hace los arreglos para las fiestas de San Jerónimo. En esas fechas, además, se prepara para el Baile de Negras, una tradicional danza que hacen en honor al patrono de Masaya en noviembre. Antes que iniciaran las protestas estaba entusiasmado porque llegaran esas fechas, pues el año pasado se enfermó y no pudo bailarle al santo. Este año tan poco pudo porque está en prisión.

Protestas en Masaya

Yubrank Suazo se integró a la protestas cívica desde el 18 de abril del 2018. Carlos Herrera | Niú
Yubrank Suazo se integró a la protestas cívica desde el 18 de abril del 2018. Carlos Herrera | Niú

Antes de abril, Yubrank Suazo quería retomar su carrera de psicología que temporalmente había pausado y estaba entusiasmado en su negocio de arreglos florales que bautizó como “Pétalos y Ramos”. Pero las horas que siguieron después que los ancianos de León fueron golpeados por las turbas por protestar en contra de las fallidas reformas al Seguro Social, fueron clave para él y para cientos de nicaragüenses que se sublevaron ante el régimen.

“Él siempre estuvo en contra de las injusticias. Le gustaba una Nicaragua libre. Le gustaba una Nicaragua donde hubiera justicia social y a pesar de que él era de un perfil humano, muy pacífico, muy tranquilo, la voluntad de Dios y el amor a su patria lo hace meterse a esto”, afirma su padre, Wilfredo Suazo.

Pronto las protestas se volvieron masivas y varias ciudades del país comenzaron a atrincherarse. Masaya fue la que más barricadas levantó, hubo un momento en que habían más de trecientas. Esta también fue una de las ciudades que más ataques de policías y paramilitares recibió.

“Yo le decía ′Yubrank salite, no me hagas sufrir. Me vas a matar‛. Y él me decía ′No, yo sé que no te vas a morir mamá. Analizá cuando estés solita que lo hago por mi patria, por mis sobrinos, por la juventud. Yo no ambiciono ningún puesto. Yo quiero que todos mis sobrinos tengan otra vida, que no pasen lo que yo estoy pasando‛”, cuenta su mamá, Ana Julia Urbina.

Yubrank Suazo tenía planeado retomar sus estudios en psicología. Tomada de Facebook | Niú
Yubrank Suazo tenía planeado retomar sus estudios en psicología. Tomada de Facebook | Niú

Sin embargo, la preocupación por su hijo era tanta que su salud comenzó a deteriorarse. Cada vez que oía de algún ataque lloraba al pensar que el próximo muerto podría ser Yubrank. Eso se convirtió en su calvario. En una ocasión que él la visitó la vio tan mal que le dijo “No quiero verte así. Sos una mujer que le baja la cabeza a cualquiera y no tenés porque bajarla porque yo no he matado. Mis manos están limpias”, recuerda entre lágrimas.

En el Movimiento 19 de Abril de Masaya, Yubrank destacó con facilidad. Tenía una habilidad nata de hablar en público y hacía que la gente lo escuchara. Esto lo volvió en un blanco del Gobierno de Daniel Ortega, que desde junio inició casería contra los líderes universitarios. Muchas veces lo amenazaron de muerte en las redes sociales. Le decían que le iban a quemar la casa si seguían en las protestas, hasta que la madrugada del cuatro de julio esa amenaza se materializó.

El incendio

Así quedó la fachada de la casa de Yubrank. Cortesía | Niú
Así quedó la fachada de la casa de Yubrank. Cortesía | Niú

Dos días antes de que quemaran la casa de Yubrank, Wilfredo Suazo y su esposa Ana Julia, decidieron irse a una casa de seguridad porque les advirtieron que querían asesinarlos. Sin embargo, el tres de julio regresaron a su hogar con intención de quedarse, pero al anochecer su hijo mayor les dijo que mejor se fueran.

Sin ser consciente, Ana Julia, se despidió de los objetos de su casa. Le echó una última mirada a su habitación y a la de Yubrank, recorrió en silencio su casa y en el camino agarró la Virgen que los ha acompañado desde hace años y, cuando estaba a punto de irse, oyó decir: “Mama no te vayas”. Sus ojos se inundaron de lágrimas al pensar que esa voz era la de Yubrank, pero segundos después volvió a escuchar: “Mama no te vayas”. Ella se volteó y vio que quien le hablaba era su guacamaya Rosita. Consternada le dijo: “Mi amor, yo me voy, pero vos te quedás cuidando. Cualquier cosa gritá”. La guacamaya repitió: “No te vayás”. Ana Julia no pudo más y se fue llorando.

Cuatro horas después les avisaron que un grupo de paramilitares llegó esa noche a su casa, cercó el perímetro y le prendieron fuego. También, les dijeron que se quedaron hasta que la vivienda ardió en llamas, pero después que se fueron los vecinos rescataron algunas cosas personales y a Rosita. Sin embargo, dos semanas después la guacamaya se murió de un infarto cuando vio el humo de una quema de basura.

“Hoy como familia fuimos víctimas de la persecución del orteguismo por mi trabajo, por mi apoyo a la causa del pueblo, por demandar libertad, demandar democracia, paz para todos y cada una de las familias nicaragüenses. Hoy es un día triste para mí, pero le digo a esos personeros del orteguismo que si pensaron que me iban a callar, no lo lograron”, dijo Yubrank Suazo en un vídeo que hizo horas después.

Aunque en ese vídeo Yubrank lucía seguro y fuerte, días después que vio cómo quedó su casa no pudo más y se quebró junto a centenares de personas que se manifestaron junto a él ese día.

Desde entonces, las veces que vio a su familia se redujeron bastante. Todos tuvieron que huir a casas de seguridad y algunos se fueron del país. “Nuestra vida cambió totalmente. Ya hemos tenido casi cuatro hogares. Y esto no es vida. Nuestra vida ha sido totalmente truncada”, se lamenta Wilfredo Suazo.

«Si mi familia me fallara sería mi derrota»

Del incendio lo único que la familia de Yubrank Suazo pudo rescatar fueron algunas fotos, las máscaras y sombreros que él usaba en los bailes. Carlos Herrera | Niú
Del incendio lo único que la familia de Yubrank Suazo pudo rescatar fueron algunas fotos, las máscaras y sombreros que él usaba en los bailes. Carlos Herrera | Niú

En la clandestinidad había un pensamiento que siempre preocupaba a Yubrank: sus padres. Él es el menor de sus tres hermanos y es quien vive con ellos. Él solía decirles que sería la compañía de su vejez, pero ahora ya no los veía. Después que les quemaron la casa la última vez que los vio fue el día que llegaron los obispos a Masaya para impedir una masacre que se rumoraba.

Su mamá, Ana Julia Urbina, llora al recordar a su hijo en casa. Piensa en las veces que bromeando le dijo “te voy a ir a dejar al asilo” para que ella se molestara. Piensa en el beso y abrazo de buenas noches que le daba cuando iba a dormir. Y piensa en las veces que le dijo que se fuera del país y él no quiso.

“Nunca se quiso ir porque no quería separarse de nosotros. También por la Patria y sus amigos. Pero nos dice a nosotros que si le falláramos sería su derrota”, dice su mamá.

Durante los meses que se mantuvieron escondidos, ni su familia sabía donde estaba Yubrank, ni él sabía donde estaban sus papás. Con quien se comunicaba era con su hermana y a ella le preguntaba por ellos.

El baile era la pasión de Yubrank Suazo. Reproducción Carlos Herrera | Niú

“Ahorita en La Modelo le dije ‘yo sé que la Virgen te va a sacar. Yo estoy segura de eso porque te voy a entregar a tus dos (padres). Ellos te pertenecen y tenés que ir a recibirlos ‘”, dice su hermana Fátima Suazo.

La Fiscalía acusa a Yubrank de terrorismo, asesinato frustrado, amenazas con armas y entorpecimiento de servicios públicos. Su juicio fue reprogramado para el 31 de enero de 2019. Su familia no confía en el sistema judicial.

“Es difícil creer que una persona de repente se convierta en una cara opuesta a lo que ha sido toda su vida. Si tuviéramos en igualdad de posiciones se nos haría muy fácil demostrar que eso es falso. (…) pues su única arma era la bandera y un rosario en la mano y yo invito a todos los masayas que si estoy mintiendo que me desmientan públicamente”, dice su padre.

Una de las tradiciones de Yubrank Suazo es participar en los bailes de negras que se realizan durante la fiestas de San Jerónimo. Reproducción Carlos Herrea | Niú
Una de las tradiciones de Yubrank Suazo es participar en los bailes de negras que se realizan durante la fiestas de San Jerónimo. Reproducción Carlos Herrera | Niú