Presos políticos
Un joven hiperactivo que practicaba ballet, jugaba fútbol, escribía poemas y estudiaba derecho decidió dejar su casa para protestar contra la dictadura en León. Hoy es acusado por varios delitos, pero él continúa sonriente y pidiendo que “la lucha siga”.
“Este Gobierno está más feo que mi letra”, se burlaba el estudiante leonés Nahiroby Olivas en un video que subió a Facebook el 29 de junio. El cartel amarillo tenía escrita a mano la frase: “El que no quiere a su patria, no quiere a su madre”.
Con esa frase terminaban precisamente las discusiones que tenía con su madre desde que iniciaron las protestas el 18 de abril de este año. Cuando ella intentaba convencerlo de lo peligroso que era participar en las protestas en León. Él siempre zanjaba la conversación repitiendo: “el que no quiere a su patria, no quiere a su madre”.
Una de las últimas veces que hablaron, su madre le dijo que si seguía participando en un plantón o en una marcha más lo tendría que correr de la casa. “¿Qué voy a hacer madre? Si esa es su voluntad…”, le respondió. “Ni modo, me tendré que ir”, agregó. Segundos después le volvió a soltar la frase que Jackeline Valdivia tenía grabada en su cabeza.
El activismo político de este joven despertó la mañana del 18 de abril, cuando varios dirigentes estudiantiles de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León) llegaron a sacarlo de clases para participar “en una marcha”. Minutos después supo que los habían convocado para “golpear” a unos viejitos que protestaban contra la reforma a la Seguridad Social que intentó imponer el régimen de Daniel Ortega.
“Mi hijo nunca ha peleado en su vida, ese día regresó horrorizado de ver cómo jóvenes apaleaban a ese grupo de ancianos, él me insistía que en ese momento se imaginó que le hacían eso a su papá que es un jubilado”, explica Jackeline.
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La voz de los estudiantes
“Un golpista”, un “terrorista”. Así han descrito los medios oficialistas del régimen a Nahiroby, el desgarbado muchacho de 18 años que lideró, junto a otros estudiantes, las protestas en la ciudad universitaria y que hoy está en la cárcel.
“Nos quieren expulsar de nuestra universidad por luchar por la autonomía universitaria”, gritó en una improvisada marcha cuando les comunicaron que las autoridades los dejaban fuera de la casa de estudios por ejercer su derecho a manifestarse.
Cuando tomaba el micrófono en las calles o sobre una tarima, frente a cientos de manifestantes, su voz nasal se encendía para arengarlos. Ellos le respondían.
Al principio no le hacían mucho caso y no lo querían aceptar en las protestas porque lo miraban como un niño, cuenta su padre, Claudio Olivas. “Pero después vieron que era un chavalo con buenas ideas y que estaba dispuesto a luchar por lo que es justo”, explica.
El líder cumplió 18 años
El 19 de abril, un día después del inicio de las protestas, Nahiroby cumplió 18 años y tuvo que posponer su celebración para el día siguiente. Estaba en su fiesta, cuando en el centro de León comenzó a arder el Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN). El cuerpo del estudiante Cristhian Emilio Cadena fue encontrado calcinado en ese local. Sin embargo, la Policía lo acusa de ambos delitos.
Sus padres afirman que ese día estaba celebrando con ellos y con sus amigos en la casa. Claudio Olivas, que por más de 30 años fue docente de derecho de la UNAN-León, asegura que tienen pruebas que demuestran la inocencia de su hijo.
“Nahiroby se dio cuenta por Facebook de la quema del CUUN, incluso me llegó a enseñar indignado el video de lo que estaba pasando”, recuerda su madre.
Además, lo acusan del delito de secuestro extorsivo, obstrucción de servicios públicos, robo con intimidación agravado y robo con violencia.
“Tenemos pruebas que demuestran su inocencia de todo lo que lo intentan culpar, sé que él es incapaz de haber hecho todo eso, y estas acusaciones son una novela mal hecha y quienes lo acusan saben que están mintiendo y no tendrán sus conciencias tranquilas”, insiste Jackeline.
Hiperactivo y hablantín
“Nahiroby siempre ha sido un chavalo recto y es falso todo lo que dicen de él. Fue mi primer amigo cuando vine al barrio. Me acuerdo que estaban haciendo la casa todavía cuando llegó y me dijo: chavalito, vamos a jugar beisbol”, dice uno de sus mejores amigos.
Lo describe como un chavalo de carácter fuerte pero centrado en lo que quiere. “La última vez que lo vi traté de hablarle de futbol para distraerlo, pero él me decía convencido que esta era una lucha justa porque nos merecíamos un mejor país”, explica.
Su mamá asegura que Nahiroby siempre ha sido un “niño hiperactivo”. De pequeño lloraba porque quería ir a la escuela y lo tuvieron que inscribir un par de años antes de que tuviera que asistir formalmente a clases.
Le gustaba jugar futbol en la escuela, iba al estadio con su papá a ver jugar beisbol, también le apasionaba escribir poesía y desde los 15 años formaba parte de un grupo de ballet.
“El sandinismo murió”
Para Claudio Olivas lo que más le duele es ver a su hijo encarcelado. Se describe a él mismo como “un sandinista duro” que los apoyaba “a ojos cerrados”.
“Él me decía: usted apoya lo que no es bueno. Con el tiempo me di cuenta que lo que hacia mi hijo es justo, porque no es justo lo que está haciendo el Gobierno de reprimir sin razón”, explica.
“Desde que capturaron a mi hijo, juré apoyar a mi hijo y para mí el sandinismo no tiene más cabida. No es justo lo que me están haciendo, me traicionaron. Mi hijo es un estudiante, no es ningún delincuente”, insiste.
Un joven decidido
Los padres de Nahiroby aseguran que se sorprendieron cuando les anunció que estudiaría derecho. Ambos trataron de convencerlo que no era una carrera fácil, porque ambos son abogados. Pero fue inútil.
“Me sorprendió porque el siempre desde pequeño quería ser doctor, después mas grandecito me decía que sería doctor de los animales; pero después dijo que quería ser abogado y que sería diferente porque lucharía por lo justo”, explica.
El universitario leonés compartió varios videos en los que declaraba que estaba luchando por la autonomía universitaria. “Alguno me va a decir que soy terrorista cibernético por tratar de educar, porque educar les parece una agresión”, declaró.
En un Facebook Live que grabó el 20 de agosto retaba a Walter Mata, uno de los dirigentes estudiantiles cercanos al régimen de Ortega, a un debate para hablar de autonomía universitaria.
“Como estudiantes tenemos derecho a la libre manifestación”, le decía.
La última marcha
Jackeline Valdivia dice que tenía miedo de participar en las marchas en León, pero cuando dejó de ver a su hijo tuvo que ir a varias solo para poder abrazarlo.
El 25 agosto, ella junto a su hija menor, dos sobrinas gemelas y doña Evangelina, la abuelita de Nahiroby, decidieron participar en una manifestación.
“Cuando llegamos al Parque Guadalupe, a eso de las cinco y media de la tarde, la marcha terminó. Me abrazó, también a su mama Lina y a su hermanita y me dijo que me cuidara”, recuerda.
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Diez minutos después se dio cuenta que lo habían detenido junto a otros seis estudiantes universitarios. “Me da tanto dolor, aunque me conforta haberlo visto ese día al menos”, dice.
Desde esa fecha lo ha visto pocas veces, pero su hijo siempre está optimista de que el país va cambiar. “Me dice que si me preguntan por él les diga que no hay que dejar que esa semilla del cambio que ya está sembrada se seque, que el momento del cambio es ahora”, cuenta.
“¡Fuerza Nicaragua! ¡Fuerza Nicaragua”, fueron las palabras del universitario que levantaba el puño en alto, un mes después de su arresto durante la audiencia inicial de su juicio. El video de inmediato se viralizó.
Su papá dice que cada vez que lo ha podido ver le dice la misma frase, pero además les pide que sean fuertes “le dice a Nicaragua que no los olvidemos, pero que además sigan con la esperanza de que el pueblo va a triunfar”.