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Primeros auxilios psicológicos

La Organización Mundial de la Salud escogió los «Primeros Auxilios Psicológicos» como la temática de Salud Mental para este año. La lista de las acciones prioritarias propuesta por la OMS para momentos de crisis, es la siguiente:

En ‘papel’ se ven muy bien, pero ¿qué pasa cuando las personas se encuentran frente a alguien que está en un estado de completa disociación y agitación psicomotora por primera vez, y nunca han estado expuestas a los PAP?

Basada en mi Experiencia Emocional Extrema (EEE), les puedo decir con bastante seguridad que se asustan, ¡y mucho! Por eso es tan importante educarnos como sociedad en este aspecto, porque si la persona que está supuesta a apoyar está muy asustada, una situación que de por sí es difícil se puede convertir en traumática para todos los involucrados. Si no, pregúntenle a mi esposo porque él también pasó por un infierno al verse confrontado con la incertidumbre de no saber si la persona con quien eligió compartir su vida alguna vez regresaría a la ‘normalidad’.

Me he dado a la tarea de identificar qué es lo que yo necesito de la gente a mi alrededor, en caso de volver a pasar por una EEE. Por lo tanto, compartiré con ustedes los puntos más importantes de mi «Manual de Emergencias”:

1. No te asustés: Estos estados de conciencia alterada son transitorios. La persona entra y sale de ellos. Si te asustás, no vas a estar en una posición para brindarme el apoyo que sí ayudará.

2. Buscá apoyo: Para vos. Llamá a alguien que te pueda ayudar a cubrir cualquier necesidad tuya, mientras estás conmigo.

3. Anulá los juicios: No intentés razonar conmigo; al final de cuentas lo único que es real para cada ser humano es su percepción, la entendás o no. ¡Que me digás que lo que estoy sintiendo o experimentando no es real, dispara mis niveles de terror!

La comprensión intelectual bloquea la empatía.

4. Escuchá empáticamente: Es decir, está presente. Escuchá lo que tengo que decir sin ofrecer soluciones, sin consolar, sin aconsejar, sin educar, sin mandar a callar, sin compadecerte. Muchas veces ayuda:

Preguntar: «¿Cómo puedo ayudarte?».

5. Hablá en primera persona: Un ejemplo sencillo sería decirme «Yo no me siento segurx con esa idea», en vez de «No hablés así».

6. No me sujetés: Si no estoy haciendo nada que constituya un peligro real para mí o para vos, dejame moverme. Mi sistema esté purgando algo, y el movimiento de mi cuerpo me ayuda a procesar la emoción.

Si llega el momento en que me tenés que sujetar, avísame que lo vas a hacer y tratá de no hacer movimientos bruscos que yo pueda interpretar como un ataque.

7. Ayudame a regresar a mi cuerpo: En estos estados se pierde la sensación corporal y las barreras físicas se disuelven, por lo que todo lo que pueda ayudar a ‘aterrizarme’ es bienvenido. Masajes en las manos o los pies, una ducha, comidas con alto valor proteínico, etc.

Por favor recordá pedir permiso si me vas a tocar, o dejame saber antes de hacerlo.

8. Ofrecé opciones para ayudarme a dormir: El sueño es el remedio principal para recuperar el balance en mi sistema. Compartí conmigo las opciones y dejame elegir, si es posible. Si no estoy en una posición para elegir por mi misma, mi preferencia es usar solo los fármacos necesarios para lograr dormir. Cualquier otro fármaco adicional me hace sentir como que no soy yo misma, me roba mi agilidad mental y me hace más confuso y difícil el proceso de integración de la experiencia.

Una amiga que es mamá y que está muy informada sobre temas de Crianza Respetuosa (CR), me dijo el otro día que conversábamos, que estos puntos resuenan mucho con el enfoque de CR respecto a lo berrinches de los bebés, y coincido con ella. Estar desconectada con la realidad es un estado de pura emoción y sería genial recibir apoyo que venga desde el corazón y no tanto de la razón.

En un mundo ideal yo podría recibir exactamente lo que necesito, pero tengo que ser honesta conmigo misma… ¡Es muy difícil que esto suceda! Vos y yo somos seres humanos con nuestras propias dificultades, vivimos en un mundo donde estamos sujetos a la presión de producir y desempeñarnos para poder mantenernos en ‘la carrera’; cargamos con nuestros propios traumas y situaciones emocionales irresolutas y muchas veces, simplemente no podemos dar lo que no tenemos dentro de nosotros. Por eso lo único que te pido, es que como la última vez, hagás tu mejor esfuerzo, pero esta vez, tomá en cuenta mi voz.


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