Claire Ponçon recuerda el día que su esposo Clément buscó en un viejo atlas dónde estaba ubicado Nicaragua. Lo vieron tan pequeño y solamente pudieron recordar que habían leído poco tiempo antes que ese país acababa de ser destruido por el terremoto.
Una noche de abril de 1974, cuando Managua apenas empezaba a recuperarse del terremoto que la destruyó por completo dos años antes, llegaron Claire, su esposo y su pequeño hijo Eric. Cargaban sus maletas, una pequeña bicicleta y un recetario para aprender a cocinar.
Esta francesa, casada con un agrónomo, llegó al país “para cumplir el Servicio Militar Obligatorio de Francia” de su marido, que gracias a sus estudios fue enviado como cooperante al Banco Central de Nicaragua.
Mucho que contar
“Son muchos años que contar, más de cuarenta años”, dice sonriente esta señora que se ha convertido en referente para las mujeres empresarias del país.
La versión resumida, explica, es que la belleza natural del país los conquistó y desde entonces trabajan incansablemente para preservar las riquezas naturales de Nicaragua a través de todos sus proyectos. “A nosotros nos encanta la idea de que aquí siempre hay algo por hacer”, insiste.
Claire se ha involucrado en varias iniciativas agropecuarias. La siembra de limones que fracasó tras el paso del huracán Mitch los llevó a cultivar madera para reforestación. Así llegaron a Rivas, donde establecieron la «Hacienda Ecolodge Morgan’s Rock», un hotel que ha sido recomendado por importantes publicaciones como el diario británico The Guardian, Condé Nast Traveler, The New York Times, National Geographic, entre otras.
“Fundamos el 12 de octubre de 2004”, recuerda. Cuenta que el hotel nació por la idea de su hijo mayor, que pidió consejo a su profesor de la Universidad de Cornell. Aunque al inicio lo manejó una empresa tica, fue hasta que Claire decidió ponerse al mando que empezaron a verse cambios.
Para ella las mujeres pueden tener mayor éxito como empresarias.
El hotel era un reto. Cada día había algo distinto. “Era un trabajo muy pesado para mí y no seguí administrándolo porque lo que a mí me mueve es la educación”, sentencia.
Su proyecto de vida
Cuando vivieron en Costa Rica, siempre tuvieron claro que querían volver a Nicaragua “porque permanecer allá era estar en un lugar donde haces algo que en cualquier otro lugar podíamos desarrollar”.
“No teníamos ese sentimiento de hacer una diferencia, que es lo que sentimos en este país”, agrega.
Durante estos años los Ponçon han adquirido tierras y se aventuraron en el negocio cafetalero y cacaotero, también trabajan en la fabricación de muebles. Pero el mayor sueño fue fundar “La Cumplida”, su finca en Matagalpa.
Con una extensión de más de mil hectáreas, la finca se centra en el cultivo de café y helechos, pero también se dedica a los programas de reforestación de árboles. “Cuando compramos el lugar mi esposo insistía que era su proyecto de vida”, recuerda.
Para Claire también ha sido la oportunidad de cumplir su sueño: ayudar a las comunidades con un proyecto educativo. Así nació la Fundación NicaFrance, una organización que en la actualidad apoya a más de mil niños de los alrededores de “La Cumplida”.
Asegura que le gustaría dejar todos los negocios familiares a sus dos hijos para poder viajar más, pero su mayor legado quisiera que fuera “ayudar a hacer de Nicaragua una sociedad más justa”.
“Uno se va de este mundo y no se lleva ni finca, ni nada, yo me quiero ir con una sociedad más desarrollada pero en valores”, insiste.