Los jóvenes lideran las protestas en Hong Kong que este lunes llegaron a un punto de inflexión, después de tomarse el Parlamento. Utilizan camisas negras y máscaras del mismo color. Convocan las marchas a través de mensajería cifrada y en vez de evadir las bombas de gas lacrimógeno, corren a desactivarlas con agua. ¿Quiénes son estos estudiantes que han convocado a millones y han volteado al país como nunca antes en su historia, desde su separación de Gran Bretaña?
En junio, el territorio autónomo de Hong Kong entró a una crisis política tras una propuesta de ley de extradición, que le daría el poder a China de juzgar a “criminales” fuera del territorio hongkonés. Algunos activistas creen que esta nueva legislación puede ser usada para encarcelar a líderes opositores. Quienes están al frente de estas manifestaciones son, en su mayoría, universitarios que nacieron después que Gran Bretaña entregara el territorio a China.
El 16 de junio fue un día histórico para los hongkoneses. Se registró el mitin más grande que ha tenido Hong Kong recientemente. Se calcula la participación de dos millones de habitantes, de los siete millones que pueblan el territorio. ¿El objetivo? Exigirle al Gobierno que dé un paso atrás al proyecto de ley.
Los estudiantes que encabezan las protestas creen que el asunto va más allá. Ellos aseguran que el Gobierno chino desea obtener cierto control en la autonomía legislativa de Hong Kong. Esto eleva las alarmas en un amplio sector de la sociedad, cuyo temor es acercarse demasiado a China. El sistema político de Hong Kong es diferente al del gigante asiático, pues cuenta con separación de poderes, tiene una economía basada en el libre comercio y enfocada ampliamente en el sector de servicios.
— Nathan VanderKlippe (@nvanderklippe) 12 de junio de 2019
“Cuando se apruebe (la ley de extradición), nuestro Estado de derecho quedará dañado de manera irreparable”, dijo Zack Ho, un líder estudiantil, a The New York Times. Hasta el momento, no hay un rostro visible que encabece las manifestaciones. De hecho, los organizadores permanecen ocultos y las convocatorias se difunden a través de redes sociales y mensajería encriptada como Telegram, por el temor a ser encarcelados y extraditados, en caso que la ley vuelva a retomarse.
Desde el 16 de junio hasta este lunes las protestas elevaron de tono. Los manifestantes entraron al Parlamento y dibujaron grafitis en las paredes. Esto ha marcado un punto inflexión, ante una década de temores, el temor de que la influencia china aplaque el estatuto especial de Hong Kong, vigente desde hace 25 años.
Lo cierto es que el malestar ya venía gestándose desde hace varias décadas. En 2014 miles salieron a las calles en lo que fue el Movimiento Paraguas, que exigía reformas democráticas. En aquel momento, Beijing anunció que los candidatos a elecciones presidencial en Hong Kong tendrían que ser previamente examinados por el régimen chino. Esto hizo que gran parte de la ciudad permaneciera paralizada por 79 días.
“La reacción violenta al movimiento marcó el ascenso de una nueva generación de jóvenes manifestantes en Hong Kong que tomaron el lenguaje del movimiento Ocupa y agregaron sus propios toques, como usar el paraguas como un símbolo”, cuenta The Washington Post.
En 2017, cuando el líder chino Xi Jinping visitó la ciudad para juramentar a Carrie Lam, la nueva dirigente de Hong Kong, hubo protestas que intentaron enviar un mensaje a China. Xi, por su parte, enfatizó en que la soberanía de China era primordial. Lam fue elegida bajo los mandatos chinos y amparada por un fuerte respaldo de la élite política y empresarial a favor de Jinping.
El Gobierno hongkonés ha condenado las reacciones de violencia del pasado lunes. Lam desaprobó la “extrema violencia y el vandalismo” que marcó la jornada, después de los altercados en el Parlamento. Pese a que el Parlamento dio un paso atrás al parar la legislación, los ciudadanos temen que vuelva a la palestra pública.
“El imperio de la ley es de una importancia capital”, dijo Lam quien aseguró que “no es verdad” que su Gobierno no haya atendido las demandas que desde hace semanas le plantean los manifestantes. Además, reiteró que ha dejado en suspenso el polémico proyecto de extradición a China, entre otros países, “sin ningún plan para retomarlo”.
El jefe de la Policía, Stephen Lo, señaló que antes de la entrada al Parlamento “había muchos manifestantes utilizando tácticas violentas” y justificó que la Policía no interviniera durante las más de cuatro horas que los manifestantes emplearon en derribar las puertas de la institución. “No podíamos usar la fuerza que habitualmente empleamos al aire libre”, afirmó.