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“Rápidos y Furiosos 9”: Más rápidos que nunca, dando vueltas en círculo
“Rápidos y Furiosos 9”

La trama de "F9: The Fast Saga" no amerita casi dos horas y media de duración, pero la economía narrativa no existe en la caja de herramientas de este taller.

Parece mentira que han pasado dos décadas desde que “The Fast and the Furious” 2001 apareció como de la nada, para convertirse en un modesto éxito de taquilla, que eventualmente floreció en una franquicia de éxito arrollador.
“Rápidos y Furiosos 9” pertenece a la camada de filmes taquilleros, cuyos estrenos programados para el verano de 2020 fueron aplazados por la pandemia de la covid-19. La gratificación retardada, la euforia de regresar a las salas de cine, y la simpatía del público por el producto, han coincidido en una tormenta perfecta de buena voluntad. No puede fallar. Y no falla, aunque nunca sale de su circuito particular. La gente ama “Rápido y Furioso”, aunque sea un modelo grande y aparatoso, como un SUV difícil de parquear.

También quema trama como si fuera gasolina. Un logo antiguo de los estudios Universal anticipa un ‘flashback’: En 1989, el joven Dom Toretto (J.D. Pardo) y su hermano Jakob (Finn Cole) asisten a su padre durante una carrera, y son testigos de cómo perece en un aparatoso accidente. Dom culpa a Jakob, y un abismo infranqueable se abre entre ellos. Saltamos a la actualidad, cuando el adulto Dom (Vin Diesel) y Letty (Michelle Rodríguez) son sacudidos fuera de su retiro por la visita de Teo (Ludacris) y Román(Tyrese Gibson): Mr. Nobody (Kurt Russell) ha capturado a la “jáquer de lujo” Cypher (Charlize Theron), pero el avión en que viajaban fue derribado en algún lugar de Centroamérica —el gráfico dice entre Honduras y El Salvador, pero los realizadores inventan un lugar llamado “Montecito”, como si fuera un país—. Hasta allá van nuestros héroes, descubriendo eventualmente que Jakob adulto (John Cena), convertido en mercenario, está involucrado.

No basta con Mr. Nobody como excusa detonante de la trama, el guion acreditado al director Lin y Daniel Casey nos tira un segundo McGuffin: un dispositivo llamado Ares que sirve para invadir el código satelital de las armas de guerra del mundo entero. O algo así. El camino hacia la salvación de la humanidad —y la reconciliación familiar— está plagado de secuencias de acción automotriz que desafían la incredulidad del espectador más devoto. En una entrega anterior, hice el chiste de que después de enfrentar sus carros contra un submarino nuclear, el próximo límite que los “Furiosos” conquistarían sería el espacio exterior. ¿Adivinen a dónde van en el clímax de la película?


Quejarse de esos caprichos creativos, así como de la relación casual de los vehículos con las leyes de la física sería un ejercicio de futilidad. Ya aceptamos que un mecánico/ladrón de carros se porta como el agente 007 con valores familiares. Por lo menos, es posible apreciar la claridad de la puesta en escena de Lin, y la precisión de la edición. Comparado con el promedio de los productos taquilleros, la acción es relativamente clara y discernible en su coreografía, aunque en términos prácticos supere estándares de fantasía. De hecho, hubiera apreciado que fueran a fondo con la ridiculez. Cuando unos imanes gigantes se relevan como accesorios en un golpe, me decepcionó que no los presentaran en forma de herradura, pintados de rojo y blanco, con un rótulo que los delatara como marca Acme. En sus mejores momentos, “F9” está más cerca de ser un episodio de “Looney Tunes” con actores de carne y hueso, que del drama que pretende ser.

A estas alturas del partido, ese es el talón de Aquiles de la franquicia. Se toma muy en serio. Su sentido de importancia se ha inflado tanto, que necesita justificar su extenso metraje con demasiados eventos y personajes. La trama no amerita casi dos horas y media de duración, pero la economía narrativa no existe en la caja de herramientas de este taller. ¿Necesitamos el desvío que justifica la aparición de Hellen Mirren? Y ya que estamos en eso, la resurrección de Han (Sung Kang) es igual de gratuita. Es el afán de complacer a la audiencia, sacrificando la lógica narrativa.

Pero claro, nada de eso molesta a los verdaderos fans, para quienes está hecha la película. No seré yo quien les eche a perder su diversión. Excesiva cómo es, igual van a tener más. La serie culminará con una décima entrega, dividida en dos largometrajes. Si de algo podemos acusarlos, es de que entre dos puntos, siempre toman el camino más largo.

“Rápidos y Furiosos 9”
(F9: The Fast Saga)
Dirección: Justin Lin
Duración: 2 horas, 23 minutos
Clasificación: * * (Regular)