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Temporada 2, Episodio 07
Los "recaps" de Narcos llegan a Niú. Esto es lo más parecido a platicar con tus amigos sobre tevé en la era del "streaming"
NARCOS
Temporada 2, Episodio 07
“Deutschland 93”
Duración: 53 minutos.
El prólogo muestra a una familia común – un hombre, una mujer, dos niños- cuyo desayuno es interrumpido por un bombazo. Es la campaña de terror que Escobar ha desatado contra los Rodríguez, poniendo bombas en las sucursales de su cadena de farmacias. Los Pepes responden masacrando a la gente de Escobar, montando los cadáveres en siniestros retablos.
En casa Escobar, Tata y Hermilda discuten sobre la muerte de Carlos. Por fin, Tata le está dejando ir sus verdades a la pesada de su suegra. Y sí, sí es su culpa, vieja beata. Escobar se ve abatido.
Judy interrumpe a los Castaño en uno de sus antiguos laboratorios. Los psicópatas arreglan con primor partes de cadáveres sobre unas mesas, montando una de las grotescas estampas que le mandan a Escobar. La cocaína recuperada será despachada para Cali, para asfixiar el mercado del narco. Pero eso implica que los Rodríguez se quedan con la coca de Judy. Otro punto de tensión en la frágil alianza de los Pepes.
Fernando Duque sobrevive de milagro a un atentado en una calle de Cali. Peña está en shock por la muerte de Carmelita y su familia y trata de zafarse de la colaboración con Don Berna, quien defiende el modus operandi. “Los métodos de los Castaños son los que tienen a la gente de Pablo escondiéndose como ratas”.
Berna toma responsabilidad del atentado contra Duque, y le pide a Peña ayuda para rastrearlo. Matarlo cortaría la comunicación de Pablo con el gobierno, quizás la única tabla de salvación que le queda. Mientras tanto, Duque trata de convencer a su exesposa de salir del país con él y su hijo. Tras una discusión estéril, él se roba el carro de ella y va a secuestrar al hijo a su colegio
Martínez Jr. se reporta ante su padre, quien los traslada de la Carlos Holguín a una unidad de inteligencia donde no podrá hacer mucho daño…ni exponerse demasiado.
Escobar tiene un momento de ternura con su hijo. Queda claro que, finalmente, da su brazo a torcer y mandará a su familia fuera de Colombia. La despedida entre Pablo y Tata es intensa. Saben que es posible no volver a verse. Pero no será tan fácil.
Avianca detesta a Escobar por su autoría en el terrible atentado que derribó un avión en 1989, y notifica al gobierno cuando detectan tickets a nombre de los Escobar en ocho vuelos distintos que salen el mismo día – una maniobra para que nadie sepa su destino real-.
Gaviria, Crosby y Messina debaten cómo proceder. El Embajador quiere que los retengan en Colombia, pues son el talón de Aquiles de Escobar. Pero Gaviria no tiene mecanismos legales para hacerlo, y sabe que son vulnerables ante los Pepes. Tampoco quiere usarlos como carnada.
Crosby le ordena a Messina que uno de sus hombres siga a los Escobar en su viaje. ¡Es un trabajo para Murph! El cowboy se va sin revelarle su misión a Peña. En el aeropuerto, Murph detecta a la familia y se va detrás de ella, abordando un vuelo de Lufthansa rumbo a Frankfurt.
Martínez Jr. se reporta ante el sargento Morales, único miembro de una desvencijada unidad de vigilancia electrónica. El estoico Morales remarca su parentesco con el jefe, humillándolo con sequedad por la desarmada de los Castaño. Pobre Junior, no se la verá fácil.
En un barrio marginal de Cali, Blackie azuza a sus tropas, que arman bombas para continuar su campaña de terror. Vía telefónica, Escobar le ordena mantenerse en su puesto, e inmediatamente después, se desmaya. Centra Spectre rastrea a Fernando Duque.
La pregunta del millón es si Peña se lo entregará a don Berna. Pero en lugar de filtrar la información al narco, llama a Messina. Sospecha que Duque tenga motivación suficiente para salvar su vida, entregándose a las autoridades. Trujillo se encuentra a Peña en la salida, pero el gringo no le dice nada.
Duque se ha encuartelado en un hotel de mala muerte con su hijo. El muchacho increpa al padre por trabajar para un narco. Duque, a su vez, le echa en cara como él disfruta de todas las comodidades que el dinero sucio le trae.
Además de asesino, Ricardo Prisco es médico. Esto es muy conveniente para Escobar, quien se recupera del desmayo. No ha sufrido un infarto, como él cree, pero si un ataque de ansiedad. Prisco le receta unas gotitas calmantes homeopáticas para el estrés. ¡Los narcos son gente también!
El vuelo de Lufthansa llega a Frankfurt. En la cabina de primera clase, Murph no le quita los ojos de encima a Tata. Ya en tierra, recibe orden de impedir que las Escobar salgan del aeropuerto. Impulsivamente, las acusa ante un agente de cargar dinero ilícito en su cartera. Se la juega. No está seguro, pero sabe que los narcos y su familia suelen viajar con grandes cantidades de efectivo. La apuesta rinde frutos, y las mujeres son detenidas.
Peña encuentra a Duque y lo reprende por sus pésimas maniobras de escondite. El agente ni siquiera tiene que hacerle una oferta. “¡Sáqueme de aquí!”. Peña lo quiere llevar a la Carlos Holguín, pero él tiene miedo de los infiltrados. Quiere irse del país.
Escobar amenaza a la Embajada de Alemania en Bogotá, prometiendo matar a todos los alemanes de Colombia; llama a Lufthansa para anunciar bombas en todos sus aviones; y a falta de Gaviria, llama al fiscal de Greiff. Se queja del asedio de Los Pepes, y como los intentos del gobierno por impedir el ingreso de su familia a Alemania los pone en peligro.
Martínez Jr. y Morales instalan su vehículo en una loma. No captan ninguna señal, pero el junior tiene una idea. Quizás no sea tan inútil como su padre cree.
A pesar de las precauciones de Peña, los Castaño ya saben dónde está Duque, y que no pueden seguir confiando en el agente. Surge la idea de matarlo. Don Berna lo defiende. Los Castaño le piden organizar una reunión con Peña. Ahora, la pregunta del millón es si Don Berna entregará al agente.
Cuando Peña llega al punto de reunión, el que está esperándolo es Bill Stechner. El agente de la CIA le revela que fue suya la idea de reclutarlo en la alianza. No es nada personal: “Defiendo los intereses de nuestra nación a largo plazo. Debo asegurarme que al caer Escobar, la gente adecuada quede de pié”.
El agente se despide recordándole que los narcos son emocionales, y pueden tomar decisiones tontas, como matar a un agente norteamericano. Le anuncia que Duque ya fue encontrado por los narcos, sin su ayuda. Peña se apresura al hotel. En la cajuela del Volvo azul, encuentra los cuerpos del abogado y su hijo, con el ya clásico mensaje de Los Pepes.
En la Carlos Hoguín, Peña confronta a Trujillo. Fue él quien delató a Duque ante los Castaño. El soldado colombiano se planta en sus treces. No le importa que hayan matado también al hijo. Muchos más colombianos han muerto a manos del jefe de Duque, y no le toca a un gringo decidir cómo dispensar justicia.
De Greiff confronta a Gaviria sobre la situación de las Escobar, varadas en el aeropuerto de Frankfurt. Gaviria no cede. Los agentes alemanes le notifican a Tata que la entrada les ha sido oficialmente denegada. Les decomisan el dinero y las montan de vuelta en un avión hacia Colombia. Murph va detrás de ellas. En la cabina, Tata le hace saber que ha notado su presencia. Está clarísima de que es el autor de su deportación.
Afuera del aeropuerto, Murph vive un momento de pánico cuando dos camionetas se parquean abruptamente al lado de la familia Escobar. Desenfunda el arma presto a defenderlas. Pero son los agentes de la Policía Nacional.
Murph termina tirado en el suelo, y las mujeres bajo custodia. Blackie recibe una llamada de su patrón. Quiere mandarle un mensaje a Gaviria y los Pepes. “Yo, lo que quiero ver, es sangre, Quiero que el cielo arda con pólvora. Quiero que ponga la bomba más grande que pueda, lo más cerca de la Casa de Nariño”. Y es eso lo que Blackie hace.
A la mañana siguiente, un coche bomba estalla en una calle del centro comercial de la ciudad, repleta de gente haciendo compras en los días previos al inicio del año escolar. Entre ellos, vemos a la familia del prólogo de este episodio. El padre busca entre los escombros los restos de su hija.
OBSERVACIONES VARIAS
- Las relaciones entre padres e hijos están fraguadas de tensión: Escobar despidiendo a los suyos, Martínez Jr. buscando su lugar a la sombra del padre, Duque y Simón, en su tenso estado de sitio en el hotel.
- El prólogo sobre la familia anónima desconcierta un poco. ¿Son personajes nuevos? ¿O gente que apareció en la primera temporada, que quizás no recordamos? Para lo que aporta, la escena es un poco larga, considerando que su razón de ser se explica hasta casi una hora más tarde.
- Duque recoge a su hijo en el colegio, aunque en el episodio se hace hincapié en que faltan dos semanas para el inicio del año escolar. La inconsistencia se explica porque Simón acude a un colegio bilingüe de calendario norteamericano. La niña víctima de la bomba seguro va a una escuela pública colombiana.
- En efecto, Escobar puso una bomba en un avión de Avianca, el 27 de noviembre de 1989, creyendo que abordo de él viajaría César Gaviria. En aquel entonces, Gaviria era candidato a la presidencia del país. Estos dos sí que tienen antecedentes borrascosos.
- Trujillo finalmente verbaliza un tema latente a lo largo de toda la serie: la tensión que existe en colombianos y norteamericanos sobre quien manda en la cacería contra Escobar.
- No hay tema musical en el cierre del capítulo, sin duda para no diluir el impacto del terrible atentado que marcó el fin del romance popular con Pablo Escobar.
