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Temporada 2, Episodio 08
Los "recaps" de Narcos llegan a Niú. Esto es lo más parecido a platicar con tus amigos sobre tevé en la era del "streaming"
NARCOS
Temporada 2, Episodio 08
“Exit El Patrón”
Duración: 53 minutos.
La bomba de 220 libras de dinamita ha volcado a Colombia en contra de Escobar. El Robin Hood paisa ya no existe. De Greiff está furioso. Le exige a Escobar rendirse incondicionalmente. Él insiste en que saquen a su familia de Colombia, pero el fiscal le aclara que no puede convencer a ningún país extranjero de recibirlos. Furioso, Escobar le pone el teléfono.
Los Rodríguez interpretan el bombazo como un signo de desesperación y le ordenan a Pacho viajar a Miami para hacer efectiva la toma de operaciones por parte del Cartel de Cali. Las Escobar están recluidas en un hotel de lujo, el Tequendama, rodeadas de policías, incomunicadas. Tata quiere hacer algo. No sabe qué.
Martínez y los gringos analizan el asunto de los Pepes, pero el militar sigue la línea e insiste en concentrarse en Escobar. Y también, en que el hombre que le quite la vida a Escobar debe ser un colombiano. Murph y Peña reconstruyen su relación de confianza. Peña le anuncia que está en un posición vulnerable y que debe tener cuidado.
En las afueras del Tequendama, en pleno día, Blackie trata de ver a Tata con Escobar al otro lado de la línea en su teléfono satelital. El sicario le dice una mentira piadosa. Asegura que puede verla, a ella y a los niños. Si no fueran unos psicópatas sanguinarios, sería conmovedor. Pero mientras eso sucede, la policía detecta al facineroso y lo arrestan.
Los Pepes inician una campaña de reclutamiento dirigida a los hombres de Escobar. Judy Moncada y Don Berna visitan en persona a la pandilla de los Gallón. Los convoca a una reunión en Montecasino, el viernes en la noche. Pero un oreja de Pablo está cerca de ellos y le reporta la conversación a La Quica.
Para Escobar esto es grave. Manda a La Quica y Limón a espiar Montecasino y encomienda a Prisco la tarea de reclutar la mayor cantidad de hombres armados para asaltar la mansión. Un contador le llama la atención sobre la falta de efectivo. Necesitan con urgencia que Miami mande plata. Pero esa plata nunca llegará. En Miami, Pacho toma posesión de la operación de Miami con la ayuda entusiasta de León.
Valeria Vélez recibe una llamada de Tata Escobar. Las comadres llegan a un entendimiento. Pronto, la periodista visita la casa de Escobar y recibe de él un maletín con un radio y fajos de dinero. “Es muy peligroso ser amigo mío en estos días”, le dice. Trata de pagarle con un bolsón de dinero, pero ella no acepta: “Esto lo hago por usted”. Escobar está visiblemente conmovido.
Los cowboys interrogan a Blackie, quien se porta bastante altanero. Se siente protegido por las ofertas de amnistía del fiscal. Su actitud cambia cuando le dicen que encontraron residuos de explosivos en sus manos y ropa. Le pueden echar la culpa por el último bombazo. Blackie sabe lo que eso significa. Pero no quiere, o no puede, darles a Pablo. Les entrega a La Quica.
La Quica y Limón espían en las afueras de Montecasino. Limón está acalambrado ante la cantidad de guardias armados. El sicario estrella lo reprende con una siniestra charla motivacional. Hay que estar dispuesto a morir por el patrón. Algo me dice que pronto se comerá sus palabras.
La cumbre entre Valeria y Tata tiene lugar en el cuarto de hotel. Hermilda se pone moralista, pero Tata la parquea. Ya a solas, Valeria le entrega el maletín que contiene el radio satelital, la información necesaria para conectarse, y el dinero. Los ha traído disimulados entre sus equipos de grabación. La cita ha sido posible bajo el pretexto de hacer una entrevista para el programa de TV de Valeria. Tata se ve agradecida, pero cortante. Finalmente, Pablo y Tata logran conectarse. Promete sacarlos de ahí, apoyado por el fiscal.
Gaviria y de Greiff conversan. El fiscal asume que Gaviria está matriculado en el plan de darle salvoconducto a la familia de Escobar. Pero pronto lo pone en su lugar. Le aclara que no buscará asilo y que se opone a que cualquier persona lo busque. Y lo acusa de que sus promesas y negociaciones son las que han traído más violencia. “Esto acaba con su muerte”, le dice. Supongo que hasta aquí llegan los planes de una rendición.
En Miami, con el traspaso de operaciones completo, Pacho manda ejecutar a León. Mal le paga el diablo a quien bien le sirve.
A la mañana siguiente, Tata escucha sirenas y desde su ventana, ve una conmoción en la entrada del hotel. De alguna manera logra bajar. Frente al lobby, está parqueada la unidad móvil del programa de Valeria. Ella, y todo su equipo técnico han sido asesinados, dispuestos en el vehículo en uno de los horripilantes retablos de los Castaño. Sobre la puerta han pintado “La Puta de Pablo”. Tata entra en shock.
Escobar platica con el único contador que queda. No consigue comunicarse con nadie en Miami, y León está desaparecido. Tata le reporta a Pablo el destino de Valeria. Escobar trata de consolarla. Le pide que sea fuerte. Es cada vez más difícil.
“Esta noche vamos a pelear como nunca hemos peleado”, le dice Escobar a los sicarios que le quedan. Nadie se ve muy convencido. El contador queda encomendado de buscar todo el dinero efectivo que les queda y los demás, a reclutar la mayor cantidad de hombres posibles. La Quica pide ir con Rojas, el contador. Escobar les asigna la compañía de Prisco.
Los militares salen de la Carlos Holguín, con los cowboys y la camioneta de telecomunicaciones. Van a cazar a La Quica. Cazarlo depende de llamarlo con el teléfono satelital de Blackie y que se mantenga en línea suficiente tiempo como para que rastreen su señal.
Los sicarios conversan sobre sus posibilidades de sobrevivencia. Para Prisco, son buenas: “50-50”. La Quica se ve preocupada. Los cowboys llaman desde el teléfono de Blackie. Peña esta tan nervioso que no sabe cómo mantener a la Quica en la línea. Las llamadas se repiten mientras los narcos van de escondite en escondite, recogiendo bolsas de dinero. Al escuchar finalmente la voz de Peña, Quica entiende lo que está pasando. Martínez Jr. lo ubica, y las tropas corren a su encuentro.
El hijo del general ha encontrado su verdadera vocación. Nervioso, Quica responde cada llamado. Es lo peor que puede hacer. En el último escondite, ejecuta al contador y a Prisco. Ya está en modo “sálvese quien pueda”. Recoge el dinero, y trata de huir. Pero los cowboys lo detectan a tiempo. Después de una tensa persecución vehicular, logran atraparlo.
Murph nos pone al día con la historia de La Quica: es el asesino más prolífico y letal del ejército de Escobar, señalado por haber puesto la bomba en el avión de Avianca en 1989. Limón le reporta a Escobar que La Quica no contesta sus llamadas. Lacónicamente, Escobar asume lo peor y manda a Limón preparar a los hombres que tienen. El golpe a Montecasino va, a como dé lugar. Antes de irse, Escobar libera al conejito que le dejó su hija. Sabe que el viaje a Montecasino le puede costar la vida. No quiere que el animal se muera de hambre en su jaula.
La Quica trata de negociar para conseguir una vida nueva en EE.UU. Murph se la promete, si él entrega a Escobar. Peña lo pone a competir con Blackie, y le recuerda que no duraría mucho en una cárcel local. “Los narcos siempre hablan de lealtad, hasta que es su propio trasero el que está en juego”.
No sabemos exactamente que les dice La Quica, pero en la siguiente escena, vemos a un pequeño ejército de sicarios apertrechándose en lo que parece ser un taller en las afueras de la ciudad. Escobar va un jeep con Limón, cuando recibe una llamada de La Quica. Los cowboys escuchan. La Quica le dice que ya casi van llegando al punto. Escobar pregunta por Ricardo Prisco y él justifica su ausencia diciendo que anda recogiendo la última caleta de dinero.
Escobar le ordena a Limón detenerse. Llama a Tata para decirle que la quiere. Está claro que además de los riesgos de atacar a Montecasino, la Quica ha sido capturada. Sabe que lo están rastreando. Vuelven a emprender el camino.
Los militares, acompañados de los cowboys, están posicionados para emboscar a cualquier vehículo que llegue al taller. Después de una falsa alarma –“¡Negativo, son putas!” -, Peña cae en cuenta que Escobar no pasará por ahí. Es demasiado tarde. Los militares abren fuego, exterminando al improvisado ejército. Escobar y Limón van con rumbo desconocido. “Que va a pasar con La Quica, patrón?” – “Quica se fue, Limón. Ya todos se fueron”.
OBERVACIONES VARIAS
- La canción que suena cuando matan a León, es “A Little Respect”, de Erasure, disponible en el álbum “Always – The Very Best of Erasure”. Pueden escucharla aquí…
- ¡Pobre Valeria! Su muerte cierra el arco de los temibles retablos temáticos de Los Castaño. Hay algo de justicia poética en que la hayan matado justo por ayudarle a la esposa devota que había ofendido. Me pareció demasiada licencia dramática que Tata saliera del cuarto y bajara sola hasta el lobby para descubrir el macabro espectáculo. ¿Sus guardias la dejaron salir? Poco probable.
- Considerando el carisma de Ricardo Prisco, su salida es totalmente anti-climática.
- La escena entre Gaviria y de Greiff tenía un tono final. Creo que ya le dieron la estocada final a la subtrama del fiscal menoscabando al presidente.
- Limón no sabía que se estaba montando en un barco a punto de hundirse. Con La Quica presa, es el único hombre de confianza que le queda a Escobar. Prueba de que el capo se está quedando irremediablemente solo.
- Si ya no va a Montecasino, y no tiene recursos para montar un golpe al Cartel de Cali, ¿qué demonios hará Escobar? Aún quedan dos capítulos. Eso es demasiado, si ahora solo vamos a enfrascarnos en una larga persecución.
- La canción de cierre es “Cuando Voy por La Calle”, del Trío América. Disponible en el álbum “Lo Mejor del Trío América”. Puede escucharla aquí:
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