Aunque el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, «ahogue con sangre» las protestas cívicas que el país vive desde hace semanas, la «insurrección» es «cada vez más irreversible», opinó en una entrevista con Efe el rector de la Universidad Americana (UAM), Ernesto Medina.
Medina, uno de los rostros visibles de la sociedad civil, consideró que los nicaragüenses ya no están dispuestos a volver a la situación en la que estaban antes del 18 de abril, cuando comenzaron las manifestaciones.
«Siempre el panorama es muy incierto, pero en la medida que el Gobierno sigue pretendiendo resolver la crisis a través de la represión, creo que este proceso de insurrección cívica popular se vuelve más irreversible, y deja ya como única salida lo que desde hace rato la mayoría de la población viene exigiendo: un cambio de Gobierno», insistió Medina.
Medina fue una de las personas propuestas por la Conferencia Episcopal para formar parte de la mesa de diálogo con Daniel Ortega, sin embargo, fue vetado por el Gobierno, que no quiso que participara de las conversaciones.
El rector de la UAM, quien viajó estos días a Washington con un grupo de estudiantes, sigue creyendo que el diálogo es la «única solución posible» a la crisis que atraviesa el país, donde ya se han confirmado al menos 127 muertos y más de 1.200 heridos, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Mientras la ONG Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos cifra en 130 las muertes.
«Nicaragua no va a aceptar ninguna solución que huela a componendas debajo de la mesa que lleven a la permanencia del régimen por mucho tiempo más», aseguró el rector, quien insiste en que es necesario continuar trabajando en «mecanismos» que permitan el cambio gubernamental dentro del marco constitucional.
De pasado sandinista y creyente en la construcción de un sistema de justicia social en Nicaragua, Medina cree que Ortega aún tiene «la oportunidad» de no pasar a la historia como un «gobernante nefasto» si accede a establecer un camino para la construcción democrática.
«Si uno lee el programa histórico del Frente Sandinista, el programa que presentó la Junta de Gobierno después de la revolución del 79, son exactamente los mismos puntos que ahora estamos pidiendo: una democracia funcional, un régimen de justicia social y de mayor equidad», insistió Medina.
Así que «si Ortega sale ahora sobre una pila de cadáveres, y un mar de sangre con un país que era una caricatura de democracia, va a pasar a la historia como un gobernante nefasto. Creo que aún le queda la oportunidad de reivindicarse y de reivindicar también el sandinismo», consideró.
Al abordar la comparación de lo sucedido en Nicaragua con la crisis que atraviesa Venezuela, Medina ve diferencias fundamentales que juegan a favor de su país.
«La gran fortaleza y la diferencia con Venezuela es que en Venezuela al final la situación se complicó en parte por los intereses de los partidos que estaban en la contienda: las divisiones, los errores que se cometieron en el plano internacional», apuntó.
A su juicio, «la gran ventaja» de Nicaragua «es que no hay una dirigencia muy clara, sino un grupo de ciudadanos y ciudadanas» convocados para dialogar y a los que «ahora la gente ve como los posibles dirigentes del proceso de transición».
«No sé si eso va a ser así, pero ahora nadie puede acusar a este grupo y a sus miembros de que tienen intereses ocultos, de que tienen una agenda -aseguró-. Y eso nos diferencia, en mucho, de Venezuela».