Hace un par de días miré con tristeza y asombro, como un prestigioso resort compartía un video de la liberación de tortugas recién nacidas. Las imágenes eran lindas, tiernas, la gente que aparece vestía ropa pulcra, la puesta del sol, la luz, todo leeeeeeeeendo, salvo porque promueven un turismo invasivo, desinformado y nada respetuoso con el reino animal.
¡Chocho! Pensé, esta gente con tanta plata y hacen semejante brutalidad sin más ni más, estamos mal. Ahora les explico, resulta que las tortugas son bien delicadas, no se deben tocar, ni manipular sin guantes de látex, mucho menos agarrarlas y meterlas al mar porque eso es tan jodido como haberse comido los huevos de tortuga con chile y tostones. Por amor de Dios, la Pachamama y quien usted más crea, no lo haga.
Solo como referencia, de acuerdo a Protección Animal Mundial (WAP por sus siglas en inglés) de 34 millones de imágenes posteadas en Instagram, decenas de miles eran selfies con animales silvestres, como las tortugas recién nacidas, por ejemplo.
Una vida complicada
Veamos el problema en números. En la naturaleza, una tortuga puede poner entre 80 y 100 huevos, si un ave carroñera, un zorro cola pelada, hormigas o un humano irresponsable no llegan hasta el nido, nacerán en promedio unas 30 y algo, de esas solo tres o cinco podrán llegar a la vida adulta. Generalmente los tortuguillos nacen de noche o de madrugada, porque la madre naturaleza es sabia y a esa hora hay menos depredadores y por tanto más probabilidades que lleguen a altamar.
Desde que rompen el cascarón, las pequeñas comienzan una lucha titánica, tomando en cuenta que son débiles y apenas miden ocho centímetros. A las tortuguitas les toca salir de la arena, estamos hablando de escalar 45 centímetros hasta la superficie, ¡¡¡ufff!!! Una vez fuera comienzan la travesía hasta el mar, pero en ese trecho las pequeñas van tomando nutrientes de la arena que requieren para sobrevivir, y van reconociendo el lugar que las vio nacer.
Por si no lo sabías, las tortugas que logran llegar a adultas regresan a poner sus huevos en el mismo sitio donde nacieron y eso es porque de recién nacida hacen eso: caminar solas del nido al mar. ¡¡¡¿Guau verdad?!!!
Una vez que tocan agua, ya bastante agotadas, las crías quedan expuestas a depredadores marinos. Las que pueden, buscan un banco de algas donde permanecen el primer año de vida, y luego emprenden rumbo a mar abierto.
¿Y la selfie?
En los últimos años varios hoteles y resorts, ofrecen dentro de sus paquetes turísticos el privilegio de liberar tortuguillos y se venden como “defensores del ecosistema”. Lamentablemente, sus buenas intenciones quedan hasta ahí, desde el momento que no invierten en contratar a un biólogo que los asesore sobre las buenas prácticas de manejo y les enseñe cómo hacer turismo sostenible.
Un manejo adecuado de un vivero incluye, liberar a las crías al momento que nacen –que como dijimos suele ser noche o madrugada-, tener a las crías aleteando por gusto esperando que el turista despierte y se haga su selfie con luz del amanecer, es gastar la energía que requieren para sobrevivir el primer año.
Permitir que las personas las tomen con las manos, sin usar guantes de látex es exponer a los animalitos a que todas las bacterias se introduzcan en, lo que vendría siendo, el equivalente de su ombligo. Así que señores, están ustedes liberando tortugas casi que enfermas, no está contribuyendo a preservar la especie. Nada, ni nadie garantiza que un humano no las enfermó ya.
Introducirlas directamente al agua, las priva de reconocer la playa donde nacieron y que puedan regresar cuando sean adultas. Además, las priva de nutrientes para sobrevivir. Y si encima usted las libera de noche pero antes las ‘flashea’ con cámaras para hacerse su selfie, las desorienta y en vez de buscar el mar agarran para cualquier sitio, debilitándose y convirtiéndose en presa fácil para los depredadores.
Hágalo, pero hágalo bien
OJO, no estoy diciendo que no puedan ofrecer el espectáculo del nacimiento y liberación, porque usted puede y debe, pero hágalo adecuadamente:
- Informe que la hora de liberación será noche o madrugada.
- No permita uso de cámaras con flash.
- Si la liberación será realizada por los huéspedes, ofrezca guantes de látex y de un máximo de un minuto para alguna imagen que quieran tomar, sin flash.
- Establezca un periodo, marcado por conos y/o mecate, para que los demás espectadores no crucen la línea y no vayan a pisar a las crías. Muchas son arrastradas por la corriente de nuevo a la costa, y un pisotón las mataría.
- Contrate un biólogo para que los asesore, presuma de ser conservacionista informado, presuma de ofrecer un turismo responsable y sostenible, eduque a las nuevas generaciones.