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Shoplifters: La familia que roba unida, permanece unida
Shoplifters

Una niña maltratada encuentra una cálida familia de repuesto en Shoplifters, la ganadora de la Palma de Oro, en el Festival de Cannes 2018, llega a Nicaragua vía Netflix

Una niña maltratada encuentra una cálida familia de repuesto en Shoplifters, la magnífica película del gran director japonés Hirokazu Kore-eda. La ganadora de la Palma de Oro, en el Festival de Cannes 2018, llega a Nicaragua vía Netflix, y es de visión obligatoria para los amantes del buen cine.

La película introduce a un hombre y un niño merodeando en un supermercado. Shibata (Lily Frank) llena un carro de compras en la periferia del pequeño Shota (Jyo Kairi), bloqueando la vista de los dependientes, para que el muchacho pueda llenar su mochila de mercancía. Al final, abandona el carro en un pasillo y salen con el mal habido botín a cuestas. La secuencia se filma como una estampa picaresca, que también sirve para desorientar al espectador. Shoplifters establece desde temprano un tono elusivo, que cambia de escena en escena.

Shibata y Shota viven con la Abuela (Kirin Kiki), en una desvencijada casa rodeada de apartamentos nuevos. No en balde, un agente de bienes raíces la visita ocasionalmente, para ver si está dispuesta a vender —o si ya murió, lo que pase primero—. La ratería es un complemento a sus ingresos legítimos, pero modestos.

La maternal Nobuyo (Sakura Ando) trabaja en una lavandería industrial. La adolescente Aki (Mayu Matsuoka) es estríper en un establecimiento del centro. Una noche, Shibata encuentra a la pequeña Yuri en el balcón de su casa, hambrienta y tiritando de frío. Se la lleva a casa para darle de comer, pero a la hora de regresarla a su hogar, escucha a la madre discutiendo violentamente con un hombre. Las marcas en el brazo de la niña denuncian una vida breve en tiempo, pero abundante en abuso. ¿Qué daño habría en quedarse con ella?

En más de dos décadas de trabajo, el director Hirokazu Kore-eda se ha convertido en un gran cronista del Japón contemporáneo. Su obra es criminalmente desconocida en Nicaragua, pero al menos Shoplifters supone un amable puerto de entrada. La película opera en tantos niveles de significado, con tantos registros dramáticos, que tiene la densidad de una gran novela. También es un vívido retrato de la pobreza en los países desarrollados. En ese sentido, puede operar como alternativa a la reciente “Parásito” (Bong Joon Ho, 2019). Sin embargo, la sensacional comedia negra coreana funciona como una alegoría embebida en humor negro. Kore-eda es más realista y humanista que sensacionalista.

El guion es un trabajo ejemplar en su manera de controlar la información que revela, y presentarla de manera natural. Esta no es una película que quiere halarle la alfombra de debajo de los pies con una gran revelación. Los secretos y las medias verdades se descubren gradualmente, arrojando luz sobre la verdadera naturaleza de las relaciones entre los personajes.

De alguna manera, Kore-eda nos impone el punto de vista de los niños, aprendiendo poco a poco cómo funciona el mundo a nuestro alrededor, sin más guía que la provista por las palabras y el ejemplo de los adultos que nos rodean. La sensibilidad hacia los niños no es nueva. Véase Nobody Knows (2004), su lacerante adaptación de una historia de la vida real, sobre cuatro niños abandonados por su madre en un apartamento de Tokyo.

Shoplifters también brilla gracias al soberbio trabajo de todo el reparto. Los actores construyen las bases de sus personajes en escenas que observan su comportamiento en la vida cotidiana, pero mantiene la naturaleza de su registro en el tercio final, cuando la trama los conduce a una serie de conversaciones en ambientes controlados, que funcionan como monólogos que los planta de frente a la cámara.

Es como si interpelaran directamente a la audiencia, y las opiniones que nos formamos de ellos. ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlos, realmente? Franky y Ando, las cabezas —¿o cabecillas?— de esta inusual familia, le dan cerebro, alma y corazón a un filme que culmina como una especie de «thriller» ético. Es el tipo de actuación trascendental, que convierte a los premios es una mera trivialidad.

Si de algo puede uno quejarse, es de no poder pasar más tiempo en el mundo de Kore-eda. Por lo menos, Shoplifters es el tipo de película que recompensa al espectador en futuras visitas.

“Shoplifters”
Dirección: Hirokazu Kore-eda
Duración: 2 horas, 1 minuto aprox.
Clasificación: ⭐ ⭐⭐⭐ ⭐ (Excelente)
*Disponible en Netflix