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El “Silencio” de Dios: nuevo clásico de Scorsese

Martin Scorsese

Silence | Fotograma

«Silencio»
(Silence)
Dirección: Martin Scorsese
Duración: 2 horas, 41 minutos
Clasificación: * * * * * (Excelente)

Martin Scorsese pasó más de dos décadas tratando de llevar a la pantalla esta adaptación de la novela de Shusaku Endo. El viacrucis que experimentó en el proceso es conceptualmente apropiado para esta profunda exploración sobre los dilemas de la evangelización. Que solo haya sido nominada a un Óscar – en la categoría de Mejor Fotografía – pasará a la historia como una de las omisiones más brutales de la Academia. “Silencio” es un clásico instantáneo. Cierra con broche de oro la accidental trilogía de fe del más católico de los directores de cine contemporáneo, que incluye a “La Última Tentación de Cristo” (1987) y “Kundun” (1997).

En 1641, las autoridades jesuíticas basadas en Portugal se estremecen ante las noticias que llegan de Japón. Las políticas nacionalistas del período Edo se han traducido en una implacable persecución contra los misioneros que pretenden llevar la doctrina cristiana a este territorio budista. Una carta denuncia que el padre Ferreira (Liam Neeson), líder influyente en la orden, se ha convertido en un apóstata. Con muchos resquemores, el padre Valigliano (Ciaran Hinds) aprueba la petición de dos de sus discípulos. Los piadosos Rodrigues (Andrew Garfield) y Garupe (Adam Driver) dudan que su maestro le haya dado la espalda a Cristo. Están dispuestos a cruzar el mundo y arriesgar sus vidas para reinvindicarlo. Nada ni nadie puede prepararlos para lo que les espera. Pequeños grupos de cristianos profesan la fe clandestinamente, mientras las autoridades los cazan despiadadamente. Un padre es una presa mayor. Olvídese de encontrar a Ferreira. Sobrevivir es suficiente desafío.

https://youtu.be/z3N-X9GJ5wc

La puesta en escena es tan rica y expresiva, que uno casi agradece que el director haya tardado tanto en poder filmar su película. La cuidadosa composición de cada encuadre, bellamente iluminado por el mexicano Rodrigo Prieto (El Lobo de Wall Street), sugiere que todo este tiempo le permitió al cineasta considerar con cuidado cada momento. La recreación de la época es persuasiva, y minimiza los elementos extemporáneos. La naturaleza, implacable, se convierte en otro personaje amenazante. Su indiferencia alimenta la sospecha que poco a poco nace en el corazón de Rodrigues: la aparente indiferencia de Dios ante el sufrimiento de sus siervos. El silencio que lo asedia es tan aterrador como la persecución oficial.

Las convicciones espirituales de Scorsese no impiden considerar los aspectos más problemáticos de la dinámica de dispersión de las religiones. El eventual encuentro con el inquisidor Inoue (Issei Ogata) y su traductor (Tadanobu Asano) abre la puerta a un punto de vista que trasciende la animosidad de un simple antagonista. La obra de los misioneros es una manifestación de colonialismo europeo, que desplaza la cultura japonesa. Más que villanos, las autoridades son nacionalistas, resistiendo el avance de una ideología foránea e invasiva. El descubrimiento del destino de Ferreira conduce el discurso de Scorsese hacia el plano interno.

Silence | Fotograma

No es una casualidad que en lugar de “Silencio”, la Academia y la taquilla hayan favorecido el drama bélico “Hacksaw Ridge” (Mel Gibson, 2016), también protagonizado por Garfield. Es simplista en su celebración del cristianismo, y jubiloso a la hora de retratar la violencia del campo de batalla. En “Silencio”, Scorsese contempla la duda. Cuando la muerte cae sobre sus personajes, el horror del momento no tiene el afán sádico de una mala película de acción. La vida – y la espiritualidad – son demasiado preciosas como para banalizarlas.

Quizás el problema de Scorsese es su resistencia a asumir una fe ciega e incuestionable. Contemplar la duda fortalece sus creencias. La deficiencia de pensamiento crítico y la adopción literal de los textos y los símbolos condenó a “La Última Tentación de Cristo” a una controversia vana – los cristianos fundamentalistas no podían aceptar que el personaje de Jesús (Willem Dafoe) tuviera una alucinación agónica en la cual fundaba una familia con María Magdalena (Barbara Hershey)–. El cine confesional contemporáneo está comprometido con el pensamiento mágico. Scorsese sabe que la fe solo puede florecer en la debilidad de los hombres. Creyente o no, no cometa el error de dejar pasar esta sublime película. Me da un poco de pena escribir sobre ella después de verla una única vez. “Silencio” es extraordinaria. Será muy difícil que vea algo mejor este año.