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Carlos Aguilar, director de la organización Glasswing Nicaragua, habla en todo momento de “nosotros” y evita el “yo”. Esta cualidad, que en muchos casos puede ser imperceptible, denota una actitud de liderazgo.
Entre un “jefe” y un “líder” hay un gran trecho. El primero ahoga a sus empleados con asignaciones, mientras que el segundo delega responsabilidades justas entre sus colaboradores.
Otra cualidad que brinda garantía de que estás en frente de un verdadero líder es la amplia visión que estas personas tienen. Al contrario, el jefe suele basarse en esquemas que impiden ver más allá de su horizonte. Para los líderes, los colaboradores son seres humanos que además de sus horas laborales tienen sueños, familias y pasiones.
“Yo lo único que hago es tratar a los demás como a mí me gustaría que me trataran, como me gustaría que lo hicieran cuando no esté en un puesto de dirección”, señala Aguilar. “Cuando vos tratás a las personas y a tu equipo y a los voluntarios como a vos te gusta que te tratasen, el desempeño será muchísimo mejor”, agrega.
Desde hace dos años, Carlos Aguilar es el director de Glasswing Nicaragua. A sus 27 años dirige a 10 personas y en algunos casos hasta 50 voluntarios. La política en esta oficina consiste en tener las “puertas abiertas”. Aguilar solo cierra su despacho cuando sostiene una reunión por Skype o cuando hay una visita. Por esta razón, en un día de trabajo, es normal que sus colegas pasen saludándolo o preguntándole cómo está.
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Para Carlos Aguilar es importante conocer las metas de sus colaboradores, de dónde vienen y cuáles son sus aprendizajes. Él cree que el liderazgo radica en la confianza que se le brinda al personal de una empresa.
“Si la persona siente que no confiás en ella, no va a querer venir a trabajar y uno no quiere eso. Uno no quiere una persona que se levante por las mañanas y piense: ‘tengo que ir de nuevo al trabajo’”, comenta.
Otra actitud que todo director de área debe evitar es el hostigamiento, las llamadas a altas horas de la noche o después de las horas laborales. Ese “control” hacia el trabajo de los colaboradores desencadena desgaste, falta de interés y mal desempeño en las tareas asignadas.
Pero también está el otro extremo: el nulo acompañamiento o acercamiento de un superior, que también es perjudicial para el clima laboral.
Un líder, según Carlos Aguilar, debe ganarse el respeto no a través de una tiranía, sino mostrándose tolerante hacia los diferentes estilos de vida, siendo respetuoso con los demás y acompañar a su equipo en el proceso de sus asignaciones.
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De “jefes tiránicos” Aguilar ha aprendido a nunca ser como ellos. Afirma que es la experiencia “más horrible”. “Uno se crea la imagen y la idea de que esa persona tal vez va a cambiar y te empezás a preguntar si estás haciendo mal tu trabajo, pero es mentira”.
¿Qué hace a un líder?
Para Carmen Hilleprandt, gerente de asuntos corporativos de SINSA y docente de la Universidad Americana (UAM), el éxito de un liderazgo empresarial se basa en la comunicación efectiva con todo el equipo de trabajo. La estrategia de esta líder consiste en “empoderar” a sus colaboradores con estímulos, retos y competencias.
“El empoderamiento consiste en que ellos sienten que ellos son los que están tomando las decisiones”, comenta Hilleprandt. Su papel como líder consiste en brindar guías, pautas, ideas y tomar las decisiones delicadas del área.
Otro aspecto importante que un jefe no toma en cuenta pero que los líderes aprovechan, es aprender a escuchar a sus colaboradores. Cuando esto no pasa, el equipo empieza a desmotivarse porque sienten que sus ideas o sus propuestas no cuentan.
El liderazgo para Carmen Hilleprandt está en gestos tan sencillos como saludar, decir buenos días y preguntar “cómo estás”. Para ella, este trato cambia totalmente el clima laboral de una empresa.
De igual manera, es importante que el liderazgo se proyecte desde las altas esferas de las empresas y llegue hasta todos los colaboradores y ellos también puedan ser líderes desde sus áreas.
La felicidad de los trabajadores depende mucho de sus jefes
El estudio «World Happiness Report 2017», que calcula los índices de felicidad en el mundo, publicó para este año un capítulo exclusivo donde se reafirma cómo el clima laboral puede incidir en la felicidad –o la infelicidad— de las personas.
Los ambientes positivos donde el liderazgo es evidente y se otorga reconocimientos verbales –no solo económicos— a los colaboradores influyen en gran medida en la felicidad de ellos.
Carmen Hilleprandt también coincide con esto: “No hay nada mejor que salir del trabajo después de ocho horas al día y llegar contento a casa”, concluye. Por eso, ella y su área se toman la libertad de celebrar sus logros y compartir sus inquietudes.