Desde adolescente Ana María Riguero siempre tuvo una fascinación por los productos naturales. Jabones, cremas y lociones, todo estaba elaborado sin una gota de químicos ni preservantes. Ese gusto se transformó en pasión y pronto, después de haber estudiado Marketing y Diseño Gráfico, decidió investigar, leer y experimentar, creando sus propios exfoliantes y maquillaje.
En medio de sus investigaciones y largas horas de lectura, Ana María descubrió que las cremas que usaba antes, estaban cargadas de contaminantes. Incluso llegó a desechar las candelas de parafina elaboradas a base de petróleo y que contaminan el medio natural.
“Soy una mujer que ama su libertad. Por eso decidí tener este estilo de vida. Trabajé durante 16 años en Diseño y ya estaba cansada de estar todo el día detrás de una computadora. Era tedioso. Cuando comienzas a hacer conciencia te das cuenta que es necesario tener una vida saludable y cuidar el medioambiente”, confiesa Ana María.
Un día de tantos, luego de lidiar con la rutina del trabajo de oficina, decidió que quería compartir su estilo de vida con otras mujeres. Eso sí, antes de regalar muestras a sus amigos y familiares, todo producto que ideaba lo aplicaba en su piel. “Al principio mis cremas eran mantecosas, pero poco a poco fui cambiando hasta tener un producto idóneo”, expresa.
Makia Natural
A medida que Ana María compartía sus productos, notó que sus familiares y amigos quedaban fascinados con sus creaciones. Ante la creciente aceptación, decidió que vendería sus jabones, cremas y exfoliantes, y luego entendió que debía constituir un negocio, que tuviera todo en regla y que le permitiera tener más presencia.
Entonces nació «Makia Natural» en 2016. Un nombre que es uno de los siete principios de una tribu en la Polinesia y que significa “energía que fluye hacia adonde va tu atención”. “Es el principio de la focalización y me pareció interesante, porque muchas veces nos concentramos en muchas cosas y al final no hacemos mucho. Yo decidí que esto, era lo que realmente quería hacer y en lo que me iba a enfocar”, agrega.
Durante los primeros seis meses «Makia Natural» caminó, pero el trampolín que ayudó a esta empresa y a Ana María a llegar a otro tipo de mercados, fue Nicaragua Diseña. En el mismo año de su creación, muchas personas conocieron sus productos.
“Nicaragua Diseña es la plataforma que impulsa a Makia Natural. Y me permitió compartir más ese estilo de vida que he tenido desde que comencé esta aventura”, destaca Ana María.
El desafío y la alianza
En «Makia Natural» trabajan solamente tres personas. Ana María se encarga de la elaboración de los productos junto a otra compañera y una mujer más se dedica al área de mercadeo.
El principal desafío que tuvo esta microempresa para posicionarse con fuerza a nivel local, fue la tradición de los nicaragüenses de usar productos importados y no los naturales y locales.
“No fue fácil hacer que las personas probaran un producto nacional que estaba elaborado de forma natural. Pero lo que hice yo fue dar a probar las cremas o lociones. Y es lo que continúo haciendo en las tiendas en las que se ofrece el producto. De esa forma se han dado cuenta y se percatan que es bueno y beneficioso para el medioambiente”, explica Ana María.
Ana María considera que el éxito de su emprendimiento ha sido la calidad que mantiene en sus jabones o maquillajes.
“Ahorita en marzo lanzamos líneas de jabones de barras con arcilla volcánica. Siempre dentro del cuidado de la piel. Vamos buscando alternativas con productos locales para hacer cosas interesantes”, expresa.
Esta emprendedora recomienda a las mujeres que desean emprender, pero no lo han hecho, que abandonen el miedo, crean en su potencial y elaboren alianzas con otras personas que estén en la misma sintonía.