En una sociedad distópica en la que la religión lo controla todo, las mujeres sufren la peor parte. Son tratadas como animales, cuyo fin único es la reproducción de la especie humana. Valen en la medida en que sirven para procrear, para el sexo o para definir la masculinidad de los hombres. Esta es la premisa de The Handmaid’s Tale (El cuento de la criada), un libro de la escritora canadiense Margaret Atwood y adaptado ahora en una serie de TV digital por la empresa Hulu.
En la república de Gilead (nombre ficticio del sitio donde se desarrolla la trama), un grupo de hombres denominados “Los hijos de Jacob” se tomó el gobierno de Estados Unidos, declaró inválida la constitución y creó un Estado manejado por ellos, en base a sus leyes religiosas. Una de las más severas es que ante la falta de niños (la contaminación creo una epidemia de infertilidad), las mujeres que ya han podido tener hijos, servirán como criadas de los hombres de poder del país, y una vez al mes cuando estén más fértiles, el esposo y la esposa participarán en una ceremonia para “fertilizar” a la criada. El hombre la fecundará, en un acto de violación.
En está situación vive Offred (en la serie es protagonizada por Elisabeth Moss), llamada así porque su nombre impuesto significa literalmente De Fred, –nombre de su patrón–. Antes de la toma del Estado tenía otro nombre, otra vida, una familia, un trabajo y derechos fundamentales para desarrollarse en la sociedad.
¿Te imaginás si algún día te sucediera esto?
La escritora Atwood publicó por primera vez el libro en 1984, y pese a que han pasado ya 35 años, en la introducción de la última edición la escritora reflexiona tres décadas después sobre el peligro inminente de que algo parecido le suceda a la sociedad moderna, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos:
“A raíz de las recientes elecciones estadounidenses, los temores y las ansiedades proliferan. Las libertades civiles básicas se consideran en peligro de extinción, junto con muchos de los derechos de las mujeres ganados en las últimas décadas, y ciertamente los siglos pasados. En este clima de división, en el que el odio de muchos grupos parece estar en alza y el desprecio por las instituciones democráticas está siendo expresado por extremistas de todas las bandas, es una certeza que alguien, en muchos lugares, supongo, está escribiendo lo que está sucediendo y cómo lo están experimentando ellos mismos. O recordarán, y registrarán más adelante, si pueden ¿Sus mensajes serán suprimidos y ocultos? ¿Se encontrarán, siglos más tarde, en una vieja casa, detrás de una pared? Esperemos que no llegue a eso. Confío en que no lo hará”.
La misma escritora habla de los miedos que existen sobre el peligro que la sociedad involucione a regímenes teocráticos que restrinjan a los grupos más vulnerables. Mientras más nos acerquemos a los extremismos de cualquier tipo, más cerca estaremos de Gilead.
La serie y el libro: Dos joyas en su propio género
La reflexión evidente de la historia no opaca su carpintería. El libro publicado en 1984 y reeditado recientemente por el boom mediático de la serie, es recomendado por cientos de expertos y periódicos alrededor del mundo, el Washington Post lo cataloga como «una brillante novela que ilumina algunas de las conexiones más oscuras entre la política y el sexo” y luego anuncia “así como el mundo de 1984 de Orwell se quedó en nuestro imaginario, también se quedará el mundo creado por Atwood”.
El texto narrado como una especie de testimonio de la protagonista, logra cautivar por la cercanía con la que la mujer le habla al lector. Es casi como si te estuviera susurrando al oído la historia de terror de su vida.
La adaptación de televisión estrenada este año, sin embargo, tiene sus propios matices. Aunque su fundamento central está basado en el libro, anexan una serie de historias que alimentan de una manera increíble a la sociedad en Gilead. En el libro Offred es la principal y desde sus ojos vemos el surgimiento de una dictadura escudada en la palabra de Dios.
A pesar de la adversidad, la fuerza y coraje de las mujeres en estatus de «criadas», te hace sentir esperanza. Realmente las mujeres reflejan cuán tenaces pueden ser. «No deberían habernos dado uniformes si no querían que fuéramos un ejército», dice Offred en una de las escenas de la serie.
En la serie, vemos la vida de otras de las “criadas”, la vida de las esposas y la de los comandantes del gobierno. Observamos en primera fila su conflictos más ocultos, las batallas internas entre lo que creen, y lo que están realmente obligados a hacer.
La dirección de fotografía y la música de la serie producen una vibra exorbitante, construyen una narrativa visual y auditiva que te hace sentir en carne propia las vejaciones, la nostalgia por la vida pasada y sobre todo el miedo constante a las torturas.
La actriz que interpreta a Offred, Elizabeth Moss (también conocida por su papel de Peggy en Mad Men), interpreta de manera brillante a la criada, y sin hablar mucho transmite de manera acertada la mezcla de rabia, resignación y rebelión hacia la vida que le tocó llevar.
Moss dijo en abril pasado al diario El País que “el libro siempre ha tenido una gran relevancia, pero en los últimos seis meses la obra ha cobrado un nuevo sentido despertándonos en una pesadilla que se asemeja a la ficción escrita hace 35 años”, expresó la actriz, en referencia a la presidencia de Trump.
Por su parte, el actor británico Joseph Fiennes, quien encarna a Fred Waterfront, el comandante, “dueño de Offred”, aseguró al mismo diario que la historia es ahora más pertinente que nunca y compara a su personaje con líderes políticos como el sirio Bashar Al-Assad.
“La obra es una advertencia para defender la democracia. Viendo a Asad, puedes pensar que es un agradable profesor universitario. Nunca imaginarías que podría estar relacionado con gasear a niños, porque no es la icónica imagen de un gobernante decrépito. El rostro de la autoridad no siempre es Hannibal Lecter. Puede ser un hombre noble y elegante”, manifestó Fiennes.
Para el actor, en el mundo todavía existen miles de personas que viven en sociedades muy parecidas a las del cuento de la criada. Así ese mundo deja de ser distopía y se convierte en una realidad.
“Ocurre con la comunidad gay en Chechenia: palizas, torturas, encarcelamientos… Y también con Boko Haram, responsable de secuestrar y abusar de 400 niñas. Allí la cultura de la violación sigue imperando, aunque no queramos verlo. Margaret Atwood dice que escribe ficción especulativa, como una realidad paralela. Podemos hablar de Trump, pero la epidemia del fundamentalismo, los estados totalitarios o las teocracias viven con nosotros”, dijo el actor al diario español.