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The Little Things, o por qué quizá no vale la pena volver al cine
The Little Things

El guion de “The Little Things”, escrito por el también director John Lee Hancock, estuvo engavetado desde los 90. ¡Y se nota! No te perdás esta crítica de Juan Carlos Ampié

Joe Deacon (Denzel Washington) es un detective veterano, venido a menos, sirviendo bajo exilio ignominioso en un pequeño pueblo de California. Una gestión burocrática lo lleva de regreso a su vieja jefatura en Los Ángeles. Las reacciones de sus antiguos compañeros van de la pesadumbre al desdén. Casi accidentalmente, se involucra en una nueva investigación liderada por Jim Baxter (Rami Malek). El detective, joven y mediático, sigue los pasos de un criminal que bien puede ser el hechor detrás del caso que contribuyó a la caída en desgracia de Deacon.

Se ha reportado ampliamente que el guion de “The Little Things”, escrito por el también director John Lee Hancock, estuvo engavetado desde los 90. ¡Y se nota! En aquel entonces, la popularidad de “The Silence of the Lambs” (1990) y “Seven” (David Fincher, 1995) abrió las compuertas a una verdadera ola de películas sobre policías atormentados y asesinos en serie —el mismo Washington figuró en “Fallen” (Gregory Hoblit, 1998) y “The Bone Collector” (Phillip Noyce, 1999)—. Las seguidoras nunca llegaron al nivel de sus inspiraciones. Ni en aquel entonces, ni ahora.

Hay algo esquemático en la manera en que Hancock anticipa los giros de su trama con piezas de información que los actores dispensan en diálogos elípticos. Esto, aunado a la banalidad de la puesta en escena, infunde una cualidad genérica en el filme. Washington es el tipo de actor que acarrea consigo un aura de seriedad, y eso ayuda a mantener el interés del espectador. Sin embargo, su carisma natural se ve anulado en la relación con su coestrella. El personaje de Baxter es concebido como joven, audaz y un poco inmaduro. Es el opuesto perfecto al veterano de sienes platinadas, cargando una vida de arrepentimientos —la dinámica es similar a la sostenida entre Morgan Freeman y Brad Pitt en “Seven”—. Malek, aupado por el Óscar que se llevó con su imitación de Freddie Mercury en “Bohemian Rhapsody” (Brian Singer, 2018), sobreactúa con abandono.

Al menos, hasta que Jared Leto llega para hacerle sombra. El galán que gusta de transformaciones dramáticas y personajes estrambóticos interpreta a Albert Sparma, un técnico reparador de electrodomésticos con panza cervecera y apariencia de no haberse bañado en años —el afeamiento, como las prótesis y la pérdida o ganancia de peso, son sus atajos favoritos—. En sus escenas juntos, Washington virtualmente desaparece, porque es el único que se comporta como una persona medianamente normal. Un interrogatorio particular, que tiene lugar en la jefatura de Policía, está editado de manera tan abrupta que llama la atención a su artificialidad.

Al final, los trucos del guion traicionan cualquier potencial. Sin personajes que funcionan como elementos humanos convincentes, quedan desnudas las maquinaciones dramáticas. El gran secreto de Deacon podría haberse compartido desde un inicio. El ‘flashback’ que cierra la banda narrativa de su pasado es anticlimático. El final abierto que cierra el misterio del “presente”, simplemente no se gana su ambigüedad. Después de 26 años, el trágico desenlace de “Seven” todavía da escalofríos. Esta pálida imitación se olvida cuando corren los créditos finales.

De alguna manera, la película llega a su punto más alto prematuramente. En un tenso prólogo, vemos como Tina (Sofia Vassilieva) conduce sola por un camino rural, cantando a gritos con “Roam” de los B-52’s. Su despreocupación se convierte en pánico, cuando un vehículo conducido por un desconocido empieza a acosarla. La secuencia es tensa, y prueba que Hancock podría trabajar bien con material de este tipo.

Por lo menos, la decisión de mantener la acción en 1990 da carta blanca a una evocación cálida de la época. Enternece ver rótulos de carretera de “The Bonfire of the Vanities” (Brian de Palma, 1990) —que Warner Bros no se avergüence de fracasos históricos habla bien de ellos—. La película tiene lugar en suburbios banales de Los Ángeles, retratados con ojo de pintor por John Schwartzman —tome nota de sus hermosas estampas nocturnas—. Hay una toma de Leto esperando un bus en las afueras de un club de estríperes que ayudó a que la noche no fuera pérdida total. El protagonismo de tres ganadores del Óscar puede hacerle creer que esta es una película por la cual vale la pena volver a los teatros, pero no vale la pena arriesgarse por esto. Espere a verla en video, si acaso.

“The Little Things”
(Pequeños Secretos)
Dirección: John Lee Hancock
Duración: 2 horas, 8 minutos aprox.
Clasificación: ** (Regular)